En esta última semana quedaron evidentes, a la vista de todos, las heridas abiertas de la sociedad argentina. Junto al masivo reclamo popular con movilizaciones y paro nacional; llegaron las vergüenzas, que duelen a la sociedad por parte de un Presidente falto de dignidad, el siniestro rol del sector financiero y la certeza de un doloroso futuro si el Plan del FMI llegara a funcionar.
Son pocas las veces que tantos y tan significativos acontecimientos se dan en tan solo una semana. Pero esta vez pasó. Ya enunciamos algunos de esos títulos y ahora iremos desarrollando esos temas para tener una idea más aproximada del valor de los mismos y su influencia sobre los sucesos que se producirán en los tiempos por venir.
El masivo reclamo popular con movilizaciones y paro nacional
El lunes 24, a partir del mediodía, se inició el paro (por 36 horas) ordenado por algunos sectores sindicales con el acompañamiento de diferentes organizaciones sociales. Ese paro y movilización, se amplificó con el cuarto Paro General ordenado por la Confederación General del Trabajo (CGT) al gobierno de Mauricio Macri. Eso fue por 24 horas, desde las cero hora del día martes 25.
Las motivaciones de estos reclamos tuvieron que ver con la situación económico- social que atraviesan los argentinos, y cada organización le agregó sus propias reivindicaciones. No faltaron las duras críticas al gobierno y a su mandamás, el Fondo Monetyario Internacional (FMI).
Como siempre, el gobierno respondió procurando desprestigiar y minimizar los efectos de las medidas. En varios municipios gobernados por el macrismo, hubo hechos que llamaron la atención y que marcan de qué modo el gobierno quiere cambiar algunas reglas de juego, como utilizar a personal -no municipal- para embolsar la basura para que luego camiones particulares con un carte «al servicio del Municipio de…» la levantaran. Es decir, instituciones estatales haciendo de rompehuelgas y carneros, y obligando a hacerlo a quienes viven de los planes sociales. Si eso no es aprovecharse de la miseria provocada ¿cómo se llama?
Es destacable que las distintas organizaciones sindicales y sociales, más allá de sus diferencias, lograron articular sus luchas preparando el clima para futuras jornadas unitarias que permitan poner fin a las tragedias provocadas por estas políticas.
Actitudes y políticas del Presidente que hieren a y la sociedad
Tal vez los hechos más significativos de esta semana se hayan dado en este tema. Uno de los valores de cualquier autoridad, para ser respetada y creíble, es conservar la dignidad. Cuando se trata del Presidente de un país se supone que esa dignidad personal debe ser acompañada por asegurar que se respete a la sociedad que le toca gobernar. Esta semana se faltó a esa responsabilidad de modos hirientes.
Mientras se iniciaban las jornadas de lucha y se iba el presidente del Banco Central (segundo renunciante en cuatro meses), Macri informó que estaba «listo para competir» en las próximas elecciones nacionales. Ese anuncio lo hizo en un reportaje, hablando en inglés, desde EEUU y a un medio de prensa (Agencia Bloomberg) dirigido al mundo financiero. Mayor simbolismo acerca del destinatario de sus políticas y el cipayismo de las mismas es difícil de encontrar.
Un Macri embobado, procurando halagar a los verdugos de este pueblo, prometió «hacer de celestina entre el pueblo argentino y Christine Lagarde» (titular del FMI), y concluyó diciendo «Espero que esto funcione bien y que todo el país se enamore» de la factótum del FMI.
Tampoco faltó la frivolidad de un baile cuando fuera agasajado, por una entidad del imperio, como «Ciudadano Global 2018». Allí bailó -en el mismo momento que aquí se iniciaba el paro general- con la empresaria estadounidense que le entregaba el premio. En esa fiesta de la indecencia ética tampoco estuvo ausente Christine Lagarde.
Pero si algo le faltaba a esa desdichada gira presidencial fue su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Junto a los tradicionales reclamos a Irán -por el atentado a la organización israelita Amia- y las reivindicaciones sobre las islas del Atlántico Sur, hizo un duro planteo contra el gobierno venezolano.
Siguiendo el libreto de sus mandantes dijo: «Dada su gravedad Argentina llevará a la Corte Penal Internacional la situación relativa a los crímenes de lesa humanidad de la dictadura de Venezuela». Por si esto fuera poco propuso avanzar en la intervención extranjera en Venezuela sosteniendo: «Hago un llamado a Venezuela para que reconozca la crisis humanitaria, para así poder desplegar la colaboración internacional y que atienda la situación alimentaria de los desplazados».
Estos fueron algunos de los rasgos que dejó este reciente periplo presidencial. Cada uno sabrá juzgarlos.
El siniestro rol del sector financiero
Ahora que la economía y la moneda ha quedado totalmente en manos del FMI es bueno acercar algunas ideas acerca de lo que significan los sectores financieros, claves en este sistema mundial, dentro del cual el FMI (claramente hegemonizado por EEUU) actúa como un puente, enlace, entre ese sistema financiero internacional y los diferentes estados nacionales. La frase «robar un banco es un delito , pero es más delito crearlo» parece chocante pero contiene una verdad que difícilmente se pueda ignorar. Esa afirmación sobre un banco se multiplica cuando hablamos del sistema financiero y particularmente con aquellas entidades u organizaciones que controlan la moneda.
Los Rothschild son una dinastía de origen judío que se inició en Alemania en el siglo XVIII, siendo uno de los fundadores del sistema bancario. En la actualidad siguen ocupando un rol central dentro del mismo y de la hegemonía financiera sobre la economía mundial. Uno de los pioneros de esa familia, Mayer Amschel Rothschild sostuvo: «Permítanme emitir y controlar la moneda de una nación y no me preocuparé por quien haga las leyes».
Desde otro ángulo el presidente estadounidense Abraham Lincoln expresó: «El poder del dinero rapiña a la Nación en tiempo de paz y conspira contra ella en tiempos de adversidad. Es más despótico que la monarquía, más insolente que la autocracia, más egoísta que la burocracia. Denuncia como enemigos públicos, a todos aquellos que cuestionan sus métodos o arrojan luz sobre sus crímenes. (…) El poder del dinero del país se esforzará en prolongar su reino trabajando en perjuicio del pueblo hasta que la riqueza sea concentrada en las manos de unos pocos y la república destruida».
Otro presidente estadounidense, James Garfield -asesinado, al igual que Lincoln- dijo que «Quien controle el volumen del dinero en nuestro país es el amo absoluto de toda la industria y comercio… y cuando te das cuenta que el sistema entero es tan fácil de controlar de una u otra manera por unos pocos hombres poderosos en la cima, no necesitarás que te expliquen cómo se originan los períodos de inflación y depresión»
La moneda es uno de los principales signos de soberanía de una nación. Cuando -como ahora lo está haciendo Argentina- el control de la misma queda a cargo de la banca internacional ha entregado gran parte de su soberanía. Para salvarse del default que tienen a la vista, más algunas «ventajitas» personales, han optado por el camino más corto y dejado en manos extranjeras el control de la moneda.
Un doloroso futuro si este Plan FMI funcionara
Los 57.100 millones de dólares comprometidos por el FMI hasta fines del actual mandato de Macri, no garantizan el éxito de este programa. Tampoco lo aseguran, dentro de las actuales políticas del gobierno, los 150 millones de dólares diarios que el Banco Central podrá destinar a «parar» el dólar si sobrepasa los 44 pesos.
De todos modos si el plan llegara a funcionar eso demandará un fuerte torniquete financiero, hay un compromiso del novel presidente del Banco Central de no emitir dinero durante el próximo año. El eje del plan, absolutamente monetarista, es reducir la cantidad de plata en el circulante. Eso hará que las tasas de interés tarden en bajar, haciendo cada vez más difícil tomar un crédito y acelerando la ruptura de la cadena de pagos.
Crecerán desocupación y recesión, profundizándose la baja del salario y la contracción del mercado interno. El consumo que, en centros comerciales y supermercados, perdió un 4% -sólo en el mes de julio- seguirá achicándose. Esas medidas y sus efectos deben ser agregados a la política en marcha de un brutal ajuste del gasto público. En consecuencia el producto caería en el 2019 -al menos y según las previsiones oficiales- otro 2%. Si les va bien, Habrá más pobres e indigentes, pero bajará la inflación… Ah, y también se reducirá la vida de las personas.
La evolución de una economía que no tiene fondo
Se acaban de publicar los datos sobre pobreza e indigencia, correspondientes al primer semestre de este año. La pobreza cerró con un 27,3% y la indigencia alcanzó el 4,9%. Es destacable que ambos datos dan cifras algo peores que las del último semestre del año pasado, cuando todavía no se hacían sentir los efectos más severos del ajuste y la devaluación que hoy acosa a los argentinos.
En cuanto al nivel de actividad, según los datos de fines de julio, ya retrocedió en esos siete meses un 0,8%. El déficit comercial sigue sumando, y agregó 1.127 millones de dólares en agosto, lo que le da un acumulado para 2018 de 6.993 millones de dólares. En cuanto al déficit fiscal el acuerdo con el FMI es que para fin de año debe estar en cero, bajando a esa cifra del 2,6% previsto originalmente.
Otro dato que no acompaña las buenas ondas oficiales es que la soja, principal producto de exportación, bajó su precio por primera vez en ocho años, de los 300 dólares la tonelada.
Para tener presente la credibilidad que merece el nuevo presidente del Banco Central recordemos que en el mes de marzo, en un reportaje televisivo decía que el 2017 fue mejor que el 2016 y que el 2018 sería aún mejor. Se ufanaba que la inflación estaría entre el 15 y el 20%. Claro está que las cosas cambiaron porque ahora tenemos al FMI en el poder.
El «efecto Lula» ayuda a Macri
Cuando el mundo financiero lo estaba desahuciando, Macri logró una cuota de sobrevivencia. Ella le vino del sector político. Fue Donald Trump junto a los principales y poderosos jefes de gobierno europeos quienes lo sostuvieron, y el apoyo del FMI es el instrumento.
Una ayuda impensada, meses atrás, provino del vecino Brasil. Los avances del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), ocupando el lugar dejado por el ex presidente preso Luis Inácio «Lula» da Silva, está conmoviendo al sistema de poder de la región. Si Brasil volviera a ser gobernado por el PT, EEUU y sus aliados necesitarían fortalecerse en la Argentina, para ello tratan de evitar una caída o derrota del gobierno de Macri. Paradojamente esta «ayuda» coyuntural a Macri es, además de una buena forma de atar la Argentina a sus intereses estratégicos. Un buen augurio para los seguidores de Lula en Brasil.
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