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Entrevista con Pablo Stefanoni y Hervé Do Alto, autores de "Evo Morales, de la coca al Palacio"

«En Bolivia, lo que hay es un nacionalismo indio»

Fuentes: Semanario Pulso

¿Qué fuente ideológica ha influido más en el Movimiento Al Socialismo, el nacionalismo revolucionario o el katarismo (indianismo)? Ambas fuentes son centrales y es difícil establecer a nivel ideológico cuál es la predominante. De hecho, en el gabinete se pueden ver ministros que responden a tendencias más nacionalistas, como Andrés Soliz, o que en cambio […]

¿Qué fuente ideológica ha influido más en el Movimiento Al Socialismo, el nacionalismo revolucionario o el katarismo (indianismo)?

Ambas fuentes son centrales y es difícil establecer a nivel ideológico cuál es la predominante. De hecho, en el gabinete se pueden ver ministros que responden a tendencias más nacionalistas, como Andrés Soliz, o que en cambio están cercanos al indianismo, como Félix Patzi o David Choquehuanca.

-¿Y a nivel operativo?

Creemos que prima más el nacionalismo revolucionario en la medida en que las principales medidas gubernamentales, como la nacionalización, tienen esta influencia. En todo caso, es ya un nacionalismo hegemonizado por los movimientos campesinos indígenas y ya no por las clases medias urbanas. Por lo tanto, es un nuevo nacionalismo, un nacionalismo indio.

-¿Ya se ha logrado asimilar al indígena como sujeto histórico del proceso o todavía predomina la imagen de lo campesino?

Ambas visiones también se combinan porque hay fronteras muy difusas entre qué es indígena y qué es campesino. Lo que por el momento hay es una indianización de lo campesino, quizás porque el discurso tiende a ser cada vez más indianizado.

-En el libro se menciona que la del MAS es una izquierda reformista, por lo tanto no está en fase de transición a un Estado socialista sino de profundización de la democracia, sin embargo algunos ideólogos del movimiento, como el propio vicepresidente Álvaro García, parecen no estar del todo seguros de ello y apuestan, en cambio, por fortalecer al Estado en pro de una visión futura más comunitaria…

En primer lugar, decimos que es reformista porque ninguna tendencia del MAS y, en general, de ningún movimiento social boliviano plantea una perspectiva socialista y revolucionaria que transforme de manera radical la estructura capitalista. Lo que existe son reclamos de reformas profundas en el marco del capitalismo. Un capitalismo en el que el Estado recupera un papel protagónico, especialmente en la explotación de los recursos naturales. La posición de García Linera, la del capitalismo andino, todavía no es, como él mismo dijo, una formulación rigurosa. En segundo lugar, la revolución por etapas, que en nuestro caso sería fortalecer el capitalismo andino para luego pensar en el socialismo, no se dio en ningún país…

-¿Es un movimiento caudillista?

Los nuevos nacionalismos emergentes en América Latina, como es el caso de Hugo Chávez o de Evo Morales, están basados en la figura del líder. Por otro lado, la tradición política boliviana es muy caudillista, sin embargo en el caso del MAS es un caudillismo atemperado por los movimientos sociales, ante los cuales el supuesto caudillo, en este caso Evo Morales, debe rendir cuentas de una manera que no es habitual en los caudillos populistas latinoamericanos. Ni Perón ni Velasco Alvarado ni Getulio Vargas lo han hecho. Hay muchas decisiones que están centralizadas en Evo Morales, quien en algún momento debe rendir cuentas. Esto muestra que hay una especie de doble poder entre Estado y movimientos sociales, lo que no es propio de los populismos latinoamericanos.

-En el libro se advierte, sin embargo, la aparición de formas clientelares o prebendalistas producto de esta centralización de decisiones…

Hay una tradición del mundo político popular boliviano basado en el clientelismo y esto se mantiene, pero es menos fuerte. Obviamente, hay sectores que están en el MAS a cambio de algún beneficio particular. Esta lógica prebendal es difícil de resolver en la medida que persistan la pobreza y el desempleo…

Ver: Pablo Stefanoni y Hervé Do Alto, «Evo Morales, de la coca al Palacio», Malatesta, La Paz, 2006