Fa.Sin.Pat. [Fábrica sin patrón) constituye para la derecha político-económica demasiado buen ejemplo como para dejarlo pasar sin dar pelea. A las amenazas judiciales de desalojo y vaciamiento, se suman ahora las amenazas de muerte. Es hora de que los movimientos sociales se movilicen y apoyen a los trabajadores en el momento más crítico de la […]
Fa.Sin.Pat. [Fábrica sin patrón) constituye para la derecha político-económica demasiado buen ejemplo como para dejarlo pasar sin dar pelea. A las amenazas judiciales de desalojo y vaciamiento, se suman ahora las amenazas de muerte. Es hora de que los movimientos sociales se movilicen y apoyen a los trabajadores en el momento más crítico de la lucha
Sobre los obreros de la fábrica de cerámicas Zanón vuelan cada vez más fantasmas y cada vez más oscuros. A la nueva amenaza de desalojo violento, vaciamiento y despidos masivos, ahora se le agrega el fantasma de la muerte por medio de una amenaza telefónica anónima. Los obreros atribuyen esta amenaza a la elevación a juicio de «una parte de la causa de Pepe Alveal contra los policías que lo torturaron y lo privaron ilegítimamente de su libertad»(1) . Con la sutileza que los caracteriza, los muchachos reaccionaron. «Godoy te vamos a matar, sos boleta, a vos y a tu mujer, boludo del PTS. Hijo de puta vos y ese sindicato de mierda. A vos Godoy y a López», decía el mensaje dejado en el contestador del teléfono particular de Raúl Godoy, Secretario General del Sindicato Ceramista. No es difícil descubrir de dónde vienen este tipo de amenazas, cuando repiten el mismo patrón de conducta durante décadas.
Respecto de la situación de la fábrica misma, también hay nuevos ataques, eso sí, por métodos algo más sutiles. Hace unos días, el juez Rafael Barreiro, en vez de decretar la quiebra y reconocer la cooperativa Fa.Sin.Pat, resolvió iniciar el proceso de cramdown. Para la abogada y docente universitaria María Graciela Caro, «este procedimiento especial no garantiza la continuidad de la explotación de la empresa… sino que, más bien, estaría dirigido al traspaso forzoso de su persona jurídica. De este modo, su nuevo dueño podría cerrar la empresa luego de rescatarla o disponer su desguace, ya que nada se lo impide y aún más, muchos sostienen que esta situación podría estar propiciando maniobras de dudosa procedencia e intención, en particular, por parte de capitales extranjeros»(2) . Dicho en las palabras de los propios obreros, el procedimiento «abre las puertas para que algún empresario buitre o capitales especulativos intenten quedarse con la fábrica. Si esto se concreta los d espidos y el desalojo por la fuerza pública serían inminentes»(3) .
Dada la manera en que funciona la fábrica en la actualidad, resulta difícil entender el porqué de esta decisión de la justicia, sin pensar en las complicadas tramas mafiosas que unen a empresarios, jueces, policías y políticos en Argentina. Según se puede corroborar haciendo una simple comparación en base a los últimos tres años de administración obrera y los últimos cinco de la administración del señor Zanón(4) , se puede entender los escalofríos que estos números deben dar a los empresarios, políticos y jueces, que sienten la necesidad de cortar por lo sano con semejante manzana podrida antes de que pudra a las demás.
En las entrevistas de trabajo de los gerentes de recursos humanos, la creatividad nunca fue muy valorada. Invariablemente, cuando una empresa se vende por presentar problemas económico-financieros, los nuevos dueños argumentan que para enfrentar los «nuevos desafíos que presenta un mercado altamente competitivo», y para mejorar la necesaria «competitividad de la empresa» es imprescindible e inevitable «bajar los costos». Se recurre entonces a lo que, de repetido, nos parece casi normal: los despidos masivos. Con los índices de desocupación actuales, se sabe que se conseguirá fácilmente mano de obra más barata, un jefe o jefa de hogar en una situación más desesperante que aceptará cualquier insulto por sueldo.
Sin embargo en lo que va de su gestión, los obreros de la ex Zanón, lejos de reducir el personal, han generado más de 170 puestos de trabajo. En los últimos tres años, los de gestión obrera, la fábrica aumentó su capacidad de producción, no al doble, ni al triple; no la quintuplicó tampoco. Pasó de 20.000 metros cuadrados a 300.000, es decir aumentó la producción unas quince veces.
El señor Zanón, en cambio, recibía astronómicos subsidios del Estado, no pagaba impuestos, ni aportes y aún así parece que el negocio no daba. La empresa se endeudaba cada vez más. El señor Zanón bajaba y bajaba costos. Y lo hacía no sólo en sueldos y cantidad de trabajadores: también en la seguridad de los obreros. Un estudio realizado por los mismos obreros(5) muestra que bajo la gestión del señor Zanón hubo unos 300 accidentes anuales, de los cuales el 50% eran graves, con una persona muerta por año. Después de todo, ¿qué vale la vida de un trabajador? A los muertos y los inválidos se los reemplaza de inmediato. Una buena oportunidad para pagar un salario menor. Esa es la lógica del empresario, ya que la vida que se pone en riesgo no es la de él.
Bajo gestión obrera, en contraste, la cifra es diez veces menor, es decir unos 30 accidentes por año, todos leves. Como resultado de esto, la cantidad de días perdidos se redujo dramáticamente, aumentando la productividad de cada trabajador y por lo tanto mejorando la famosa competitividad que los economistas y empresarios alegan para despedir gente y bajar sueldos. Ni qué hablar de la salud física y mental de los trabajadores y sus familias.
El simple hecho de que quienes decidan sobre la seguridad del trabajador o la trabajadora sean los potenciales perjudicados, cambia completamente la lógica empresarial clásica, tan vertical como cualquier ejército, donde el empresario es el rey de su empresa, dueño y señor de la vida y la muerte de los demás.
Pero el ejemplo de los obreros de Fa.Sin.Pat. no es sólo una cuestión de números. Además de estas cifras, que destacan con claridad que el discurso empresarial es tan malintencionado como equivocado, Fa.Sin.Pat muestra solidaridad y compromiso no sólo entre los mismos trabajadores sino también con la comunidad, realizando muchas veces tareas que corresponden al Estado. Algunos ejemplos: la construcción, en sólo tres meses, de un centro de salud en el barrio Nueva España, algo reclamado al gobierno sin éxito durante veinte años; haber realizado «más de 600 metros cuadrados de donaciones mensuales a hospitales, escuelas, comedores comunitarios, bibliotecas, entre otros»; concretar «Convenios con facultades y Universidades de distintos puntos del país»(6) y recaudar dinero para la operación de un niño en Cuba.
Los lazos solidarios, además, no se limitan a la comunidad neuquina ni a la gran cantidad de artistas, intelectuales, trabajadores, estudiantes, docentes y ciudadanos de todo el país que se han solidarizado con su causa y los han apoyado, como León Gieco, Osvaldo Bayer, Monner Sanz, Teresa Parodi, Attaque 77, Las manos de Filippi, La Bersuit y tantos otros. Tampoco queda restringido a la gran mayoría de los argentinos (que serían muchos más si se informara de esto como corresponde en los medios masivos). También se ha logrado un gran apoyo internacional con la firma de un petitorio en internet, donde en pocos segundos cualquier persona puede mostrar su apoyo a esta causa, dondequiera que esté.
Actualmente, alrededor de 19.500 personas de al menos 50 países de todos los continentes (incluida la Antártida) han firmado y sigue creciendo día a día. Personalidades de todo el mundo, diputados, intelectuales, estudiantes, artistas, universitarios, trabajadores y ciudadanos han expresado su apoyo entusiasta a la gestión obrera de la fábrica Zanón. Es conmovedor leer algunos de los comentarios que los firmantes dejan, indignados ante la indiferencia del gobierno argentino frente una experiencia tan positiva que les resulta enormemente inspiradora, y a la que adhieren fervientemente. (Este petitorio se puede leer y firmar en el siguiente sitio: http://www.PetitionOnline.com/zanon/petition.html). Esto muestra que, después del 19 y 20 de diciembre de 2001, una buena parte del mundo mantiene los ojos puestos sobre la Argentina y sus constantes ejemplos de creatividad y solidaridad, y también sobre la actitud de un presidente que llegó a serlo sólo como consecuencia de los hec hos de esos días y que en un principio parecía haber entendido los reclamos populares de aquellas jornadas.
En la película La Toma, de Avi Lewis y Naomi Klein, el mundo puede ver al señor Zanón, con una corbata que cuesta más que varios sueldos de sus trabajadores, sentado en su cómoda silla, rodeado de madera dorada y lustrosa, sonriendo con ironía al escuchar a la periodista preguntar «¿Qué opina del eslogan ‘Zanon es del pueblo’?». En la escena, Zanón echa la cabeza hacia atrás, sonriendo, algo incómodo. «¿Qué puedo opinar? Que no es verdad que es del pueblo. La inversión la hice yo, el trabajo lo hice yo.», dice (con una extraña acepción de la palabra «trabajar») y lo que quiere decir es «Hago con ella lo que quiero». En otra escena se lo ve junto a su amigo Carlos Menem y el gobernador Sobisch, todos sonrientes, anunciando que la fábrica recibiría dinero del Estado. Como en tantos otros casos, la inversión en Zanón la hizo el pueblo argentino, y no el empresario.
Fa.Sin.Pat. y las demás empresas gestionadas por sus trabajadores están mostrando resultados tan contundentes que tal vez sean demasiado buen ejemplo como para ser tolerados por los empresarios y funcionarios argentinos. Cabe recordar que en la gestión de Fa.Sin.Pat., como en muchas otras empresas recuperadas, no hay jefes ni encargados. Toda la organización está basada en un «sistema de coordinadores elegidos por los compañeros de cada sector y cuyo mandato es revocable»(7) . Esto debe meter miedo en la derecha argentina. Las empresas recuperadas constituyen una prueba de que no se necesita traje y corbata ni palabras pretenciosas y altisonantes para manejar una gran empresa de una manera mucho más eficiente, competitiva y solidaria que cualquier multinacional. Así, toda la lógica empresaria, basada en este «esnobismo de la corbata», queda sin ningún tipo de sustento, como queda sin sustento su estructura piramidal que acumula los altos sueldos, el poder de decisión y las ganancias en la pequeña punta, y el trabajo, la miseria y la dependencia en la enorme base.
Hasta el momento la respuesta del gobierno nacional frente a los reclamos de las empresas recuperadas ha sido permitir los desalojos violentos de la policía, mandados por jueces que sólo escuchan a quienes muestran un papel de propiedad, sin prestar ninguna atención al uso que se hizo de ésta, ni a las responsabilidades incumplidas del propietario. Los jueces y los políticos argentinos suelen mantener relaciones algo más que carnales con los empresarios cromañones que no sienten el más mínimo respeto por la vida de los trabajadores, ni la más mínima responsabilidad al dar o quitar un empleo. ¿Cuál será su actitud frente a las amenazas de muerte?
Yo no estaba ahí, pero parece que mucha, mucha gente oyó decir al Presidente Kirchner que si él fuera gobernador de Neuquén, Cerámicas Zanón ya sería de los trabajadores. Queremos «Un país en serio», repite incansablemente. Claro que aquel no era el Kirchner presidente sino el Kirchner candidato, el que venía con las manos llenas de promesas como se las suelen llenar los candidatos según la localidad que visiten. Dado el modelo ejemplar de administración eficiente, generación de empleo genuino, producción nacional, solidaridad y beneficio a la comunidad que representan los cientos de empresas recuperadas en todo el país, los que escucharon aquel día al desconocido candidato Kirchner prometer promesas muy cumplibles como éstas, se preguntan ahora por qué el Kirchner presidente no mueve una uña para hacerlas realidad.
Si uno pudiera hacerle esta pregunta al Presidente, ¿qué excusas esgrimiría? ¿Hablaría de seguridad jurídica? ¿Qué seguridad jurídica tuvieron los trabajadores que murieron en accidentes evitables bajo la administración Zanón? ¿Qué seguridad jurídica tienen sus hijos y sus parejas? Si uno pudiera preguntarle al Presidente, ¿apelaría a la independencia de poderes, diciendo que no es su tarea, después de que el Congreso aprobó la «ley cerrojo» a pedido del Ejecutivo y en lo que tarda en freírse una milanesa? Es claro que, como dijo Osvaldo Bayer en su charla en la carpa de Zanón frente al Congreso, se trata simplemente de «una cuestión de voluntad»(8) .
Ante tanta evidencia y tanta pasividad política, cabe preguntarse si es el derecho a la propiedad privada del empresario y no el derecho constitucional al trabajo digno a lo que se refiere el Presidente Kirchner cuando habla de los derechos humanos. O si cree que las únicas violaciones a los derechos humanos son los crímenes de lesa humanidad. Mirando ostensiblemente para otro lado, tanto el gobierno nacional como los gobernadores, legisladores, jueces, los medios de comunicación y casi todo el espectro de la clase política sólo hacen pensar que coinciden con los honorables señores camaristas Bonorino Peró y Piombo, ex jueces de la dictadura militar, cuando opinaron que «no hay supremacía de la vida y la integridad física frente a los intereses económicos», lo que ya dio pie a la represión brutal de las trabajadoras de Brukman(9) . ¿Será éste el país «en serio» que imagina el señor Presidente para nuestros hijos?
Con lo logrado hasta ahora por los obreros de Fa.Sin.Pat. y tantas otras empresas recuperadas nos debe bastar para sentirnos en deuda con ellos. Se han organizado de una manera ejemplar. Han demostrado que otra forma de organización del trabajo es posible, aún en medio de la pandemia neoliberal. Han arriesgado sus vidas frente a la brutalidad policial y las mafias. Han luchado por lo que les pertenece y han dado un ejemplo de solidaridad con la comunidad.
La derecha político-empresarial sabe muy bien que Fa.Sin.Pat. es un ejemplo que, por emblemático, es muy importante, y están dispuestos a todo para que fracase. Es sumamente importante que los que estamos del otro lado nos demos cuenta tan bien como ellos de su importancia. Ante la amenaza de muerte, el desalojo, la violencia, el vaciamiento y los despidos, los ciudadanos argentinos y de todo el mundo no podemos quedarnos callados. Tras el largo camino recorrido hasta aquí, los trabajadores nos necesitan hoy más que nunca.
Notas
(1) http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=262
(2) María Graciela Caro, «Cramdown: ¿salvataje o transferencia forzosa?» Revista Fortuna, Edición 0055, http://www.fortuna.uolsinectis.com.ar/edicion_0055/sociedad/nota_01.htm
(3) http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=260
(4) http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=258
(5) Ibid
(6) http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=209
(7) Ibid
(8) http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=215
(9) Laura Vales, «La policía reprimió brutalmente a los trabajadores de Brukman» Página/12, 22/04/2003