El 15 de octubre pasado, la Presidenta se codeó en la cancha de River con la burocracia sindical y se calzó la visera de la Juventud Sindical. Seis meses más tarde -y con una parte de esa burocracia presa por el asesinato de nuestro compañero Mariano- CFK ha preferido pasar el 1º de Mayo en […]
El 15 de octubre pasado, la Presidenta se codeó en la cancha de River con la burocracia sindical y se calzó la visera de la Juventud Sindical. Seis meses más tarde -y con una parte de esa burocracia presa por el asesinato de nuestro compañero Mariano- CFK ha preferido pasar el 1º de Mayo en Calafate, a pesar de su autoreivindicación como trabajadora. El cambio de conducta no es menor: pone de manifiesto la crisis explosiva del bloque oficial, aunque la Presidenta pilotee las encuestas. Esta crisis explica el recurso del gobierno a las colectoras -un sistema que permite que punteros y burócratas de cualquier especie se cuelguen de la falda oficial (literalmente). Los trabajadores deben observar con atención este desarrollo, porque marchar detrás del oficialismo no depara un futuro de justicia social sino la atadura a una red de tiburones.
CFK, de todos modos, no se separa de la burocracia, como lo acaba de demostrar en la huelga petrolera de Santa Cruz, donde ha hecho lo imposible para que los obreros levanten la huelga sin nada a cambio y con la yapa de un interventor designado por la burocracia de la Federación Petrolera. La Presidenta prefiere tener a Moyano en otro ámbito: en colaboración con las patronales; por eso convoca a la CGT a una reunión con la Unión Industrial Argentina. Avisado de la propuesta, Moyano se coló en la ceremonia de asunción de las nuevas autoridades de la UIA. Esta convocatoria ‘al capital y al trabajo’ es una señal de recule del gobierno frente a Techint, precisamente el pulpo que acaba de designar a las autoridades de la UIA. CFK, al hablar en cadena el miércoles al mediodía, se empeñó precisamente en caracterizar al «conflicto social» como su principal problema de gobierno. Es precisamente cuando deben enfrentar a un movimiento obrero que pelea, que los gobiernos nacionalistas se despojan de sus vestiduras nacionales y dan prioridad al ajuste de cuentas con el enemigo interno. Es para esto que el gobierno convoca a la burocracia sindical -al precio, naturalmente, de cargar con la impopularidad, el desprestigio y la corruptela de esa burocracia sindical. Los trabajadores que son perjudicados por la burocracia -como ocurre, por ejemplo, con la burocracia de la UOM, dispuesta a firmar un convenio colectivo muy por debajo de las necesidades de los metalúrgicos- deben tomar en cuenta seriamente que los K son protectores políticos de la misma burocracia.
En ese mismo discurso en cadena, CFK fue desprolija. Se lamentó por las ganancias que dejaron de percibir los pulpos petroleros como consecuencia de la huelga petrolera. No tuvo, naturalmente, una sola palabra de apoyo para los obreros petroleros, a los que les cobra el impuesto al salario no cubierto por el mínimo no imponible. Pero las ganancias de los pulpos petroleros no se aplican al desarrollo productivo de Argentina, como lo demuestra la última distribución de dividendos, destinados al rescate de los accionistas de Repsol (hundidos por la quiebra hipotecaria en España), entre los que se encuentra el grupo Petersen que ha entrado en YPF con dinero prestado. Después de escuchar a la Presidenta en cadena, queda claro por qué el gobierno hizo todo lo posible por derrotar a los obreros petroleros. Los trabajadores deben reflexionar: el gobierno está del lado del capital contra el trabajo. No es esto precisamente lo que le critica la llamada oposición.
La regulación de las prepagas o el anuncio de que se limitará en el futuro la venta de tierras agrícolas a extranjeros no constituyen un premio consuelo. Los voceros de las prepagas ya han dejado entender que compensarán los mayores costos que atribuyen a las nuevas disposiciones con el encarecimiento de la atención. La prohibición de aumentar la cuota a los mayores de 65 o la anulación de los períodos de carencia serán esquivados económicamente por las patronales de diversas maneras. Los dos puntos fundamentales del sistema de salud privatizado quedan salvados: el primero es el encarecimiento fenomenal de la atención médica y de los medicamentos, como consecuencia del monopolio de sanatorios privados y laboratorios. Este encarecimiento está expulsando a millones de personas del sistema de salud en todo el mundo. La ‘regulación’ es un certificado de mantenimiento de este sistema que no admite ninguna clase de control, como lo prueba el abuso de la medicina patentada y el fracaso de los genéricos. El otro punto es igualmente ignominioso: las propias prepagas, que son cajas de recaudación de los aportistas para aplicar los excedentes a la especulación financiera. Como ocurre con el gas, la luz y el transporte, que reciben subsidios para compensar tarifas semi-congeladas, la ‘regulación’ es el recurso último para conservar el régimen de privatización de la ‘era’ menemista.
Con la extranjerización de tierras ocurre lo mismo: legitima lo que ya ha sido extranjerizado. Pero acá hay algo más, porque la injerencia extranjera en el negocio agrícola no pasa necesariamente por la apropiación de las tierras, sino por su arriendo por grandes fondos financieros internacionales -lo cual les permite deshacerse de la explotación cuando los precios caen. Finalmente, que la Presidenta se preocupe por la compra-venta de tierras entre terratenientes nacionales y capitales extranjeros -cuando las tierras fiscales son usurpadas por los primeros y miles de campesinos y aborígenes son expulsados de ellas- es por lo menos una hipocresía. A pocos metros de la palestra oficial, los campesinos Qom estaban cortando la avenida 9 de Julio para reivindicar sus tierras y el castigo a los asesinos de su gente. Los Qom están haciendo la experiencia del ‘auxilio’ que les dio el oficialismo cuando se produjeron esos crímenes, mientras nosotros estábamos en la calle denunciando la complicidad del gobierno con la burocracia sindical en el crimen de Mariano Ferreyra. De nuevo, atención trabajadores: los nuevos proyectos de tierras y de prepagas van a ser votados por la oposición, porque son inocuos y porque consolidan la destrucción de la salud pública en Argentina.
El último ‘aporte’ a este arranque de la campaña electoral lo dio el prototipo del tiro al aire, Macri, cuando confesó que se vería obligado a bajarse de la postulación para Presidente porque no conseguía reunir los cien millones de pesos que requiere esa campaña. Como se ve, las elecciones son una disputa entre oligarcas, cuyo piso de aceptación son cien ‘palos’. Esta es la democracia capitalista.
En estas condiciones, el Frente de Izquierda -que debutará el 1º de Mayo, la jornada de combate de los trabajadores- va por el desarrollo de la conciencia y la organización de los explotados. El capital es una circunstancia histórica, que será superada por la lucha revolucionaria de los trabajadores.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.