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Entrevista a Evo Morales

«En Latinoamérica se profundizan las democracias liberadoras y no sometidas al imperio»

Fuentes: El Mundo / Rebelión

El presidente de Bolivia recibe a elmundo.es en su residencia oficial del barrio de San Jorge, en La Paz. Durante la XVII Cumbre Iberoamericana, que se celebrará del 8 al 10 de noviembre en Santiago de Chile, se reunirá con el presidente Zapatero. Antes de la cita, repasa su mapa de ruta: Pregunta.- La reciente […]

El presidente de Bolivia recibe a elmundo.es en su residencia oficial del barrio de San Jorge, en La Paz. Durante la XVII Cumbre Iberoamericana, que se celebrará del 8 al 10 de noviembre en Santiago de Chile, se reunirá con el presidente Zapatero. Antes de la cita, repasa su mapa de ruta:

Pregunta.- La reciente e insólita visita del presidente de Irán a Bolivia ha causado sorpresa. Jamás un presidente iraní había visitado su país y ni siquiera tenían relaciones diplomáticas. ¿Hasta qué punto ha influido Hugo Chávez en este hecho?

Respuesta.- No es que Chávez nos traiga agarrado del cogote al presidente de Irán. Mi gran deseo como dirigente sindical era fortalecer la lucha antiimperialista, reuniendo en un evento internacional a grandes líderes presidentes como Fidel Castro, Chávez, Lula o Kirchner, con los movimientos sociales. Después, pensé en una alianza entre Sudamérica y Oriente Medio.

Fue iniciativa de Lula reunir a los jefes de estado de África y Sudamérica (Nigeria, noviembre de 2006). El contacto con el presidente iraní viene de entonces. Además, he recibido mensajes por distintos lados: de Cuba, de Venezuela. No puedo negar esos mensajes: que Irán quiere acercarse, que quiere tener relaciones… Estuvimos en reuniones el año pasado, y hubo conversaciones con Irán en Cuba. Nuestro canciller, aprovechando la última reunión de los Países No Alineados en Teherán [en septiembre], acordó propuestas concretas y relaciones diplomáticas. Y sobre todo ese trabajo, llega el presidente iraní.

Nuestro país necesita inversión. Y si hay países como Irán que quieren invertir, ayudar en cooperación y con créditos de manera incondicional, bienvenidos. Si tuviéramos dinero para tener embajadores en todo el mundo, lo haríamos. Pero aquí no vamos a romper relaciones con nadie, por más que vengan a boicotearnos o sabotearnos algunas embajadas. No habrá acuerdos para guerras, no va a haber acuerdos para una carrera armamentista ni para armas nucleares.

P.- Irán ha anunciado una inversión de 1.100 millones de dólares en 5 años, y Estados Unidos advierte que es «asunto de seguridad nacional» la influencia de Irán en América Latina y que podría tomar medidas. ¿No le preocupa?

R.- En Latinoamérica se profundizan las democracias liberadoras y no sometidas al imperio. Seguramente es una preocupación de Estados Unidos el seguir pensando que Latinoamérica es su patio trasero. Eso terminó. No hay por qué temer. Los pueblos tienen derecho a la rebelión y a la revolución frente a la opresión.

P.- Bolivia sufre el grave problema de la falta de inversiones. ¿Cómo valora lo qué está ocurriendo?

R.- Las negociaciones con las multinacionales son durísimas. Hay una corriente dentro de algunas empresas petroleras que tiende al sabotaje y al chantaje. Son acciones políticas. Les pido públicamente que no se venguen con Evo Morales, porque tomamos la decisión de nacionalizar nuestros hidrocarburos y recursos naturales. Es un derecho nuestro. Pero también estamos planteándonos un plan B. Habrá inversiones extranjeras, como los casos de Irán y Venezuela, y no nos vamos a quedar ahí.

P.- Es decir, su próxima gira por los países árabes está en ese contexto de buscar más apoyos.

R.- Sí, veremos ese tema.

P.- El ex presidente boliviano Carlos Mesa ha dicho que la nacionalización es «una gran mentira». A la vez, se ven obligados a importar diésel de Venezuela…

R.- Carlos Mesa no tiene moral ni autoridad para hablar de ese tema. Ni siquiera quería modificar la Ley de Hidrocarburos. ¡Con qué moral y ética puede hablar cuando a quienes apostamos por la modificación de la Ley casi nos hacen colgar! ¡Han pedido al pueblo mi expulsión! Las consecuencias de la falta de gas no vienen de nuestro gobierno, sino de la falta de inversión desde el 96, después de la capitalización y la privatización. Las multinacionales invirtieron sólo para mejorar la producción para la exportación, y no para el mercado interno. Estamos obligados a habilitar nuevas plantas y refinerías, y a elevar la capacidad de producción y exploración.

P.- ¿No cree que el lenguaje agresivo que emplea con las multinacionales perjudica la inversión? Ha acusado a Transredes (filial de la británica Ashmore) de financiar una conspiración contra su gobierno.

R.- Las multinacionales son buenas para comprar dirigentes y políticos. Pese a que hay una fortaleza democrática, tratan de conspirar. En el pasado financiaron golpes de estado y guerras, y todavía quedan restos de este tipo de pensamiento en las petroleras, que además saben que la Cámara Nacional de Hidrocarburos de Bolivia siempre ha sido el mejor instrumento de la derecha. Les pido que abandonen esos intentos de conspiración.

P.- ¿Le incomoda que Chávez hable de intervenir militarmente en Bolivia si se da un golpe de Estado o un intento de magnicidio?

R.- Es verdad que los conservadores están tocando las puertas de algunos regimientos de las Fuerzas Armadas desde el año pasado. Pero sin resultado, porque los comandantes ya tienen otra mentalidad. Son militares de otra generación y participan activamente en temas sociales y en cambios estructurales. Quienes repudian las declaraciones de Chávez son las oligarquías, los conservadores, los proimperialistas. Y con eso me hacen una gran campaña, es una alegría para mí. Yo estaría preocupado si mis compañeros dirigentes campesinos, o indígenas, protestaran. Pero están felices. En Cochabamba he visto escrito: ‘Chávez manda, Evo cumple’. ¿Y sabe qué digo yo? Chávez manda ayuda, Evo cumple con el pueblo. Es una ayuda incondicional y no condicionada como la cooperación de otros países, que en el fondo es una forma de chantaje.

P.- ¿Qué organismo controla el uso de los cheques venezolanos de cientos de miles de dólares que está entregando a los alcaldes?

R.- El mejor control son los movimientos sociales. Los alcaldes nos traen propuestas concretas: necesidades directas del pueblo. Pasa por el presidente y el alcalde controla que se ejecuten las obras. Más transparencia, imposible. Y no ocurre como con los fondos de USAID [Estados Unidos], que financian ocultamente fundaciones que no pasan por el control del presidente, ni el prefecto, ni el alcalde. Fundaciones para asesorar a la oposición, para conspirar contra el gobierno. Esa es la diferencia.

P.- La asamblea que debe aprobar la nueva Constitución, el gran proyecto estrella del gobierno, está paralizada. ¿Dónde está el verdadero obstáculo?

R.- La oposición no quiere que acabe. Porque ellos van a perder los dos tercios de los votos. Les sobran razones para impedir que la Asamblea Constituyente avance: el tema de la tierra [expropiación de los latifundios improductivos]; de los recursos naturales [garantizar que no se privatice el agua, el gas o la minería]; o el tema de la reelección presidencial [la actual constitución no permite un segundo mandato presidencial consecutivo]. Su deseo es que la constituyente fracase.

P.- ¿Y qué parte de autocrítica le corresponde al gobierno?

R.- El pueblo sabe que no es por responsabilidad de Evo Morales, sino por causa de esos grupos enemigos del pueblo y de los pueblos indígenas, que no quieren perder sus privilegios. Apostamos por crear el poder del pueblo y quitar el poder a los grupos oligárquicos, y eso no lo aceptan. Pero estoy casi convencido de que la Asamblea va a seguir adelante, pese a las dificultades.

P.- El día 8 estará en la 17ª Cumbre Iberoamericana, en Santiago de Chile. ¿Con qué objetivos llega?

R.- Lo que valoro son los encuentros bilaterales para abordar ciertos problemas. Aprovecharé para reunirme con los presidentes de España, Brasil, Argentina, Chile y México. Y estaré con los presidentes Hugo Chávez y Rafael Correa, en un encuentro paralelo con los movimientos sociales, porque es nuestra obligación.