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En torno al Pachamamismo

Fuentes: Rebelión

Pablo Stefanoni ‒en una serie de artículos recientemente escritos sobre el ˈPachamamismoˈ‒ ha generado una gran controversia que merece ser analizada atentamente. A este autor le cabe, sin duda, el mérito de haber introducido ‒de manera clara y directa‒ al debate público un tema fundamental al momento de entender la postura que los gobiernos de […]

Pablo Stefanoni ‒en una serie de artículos recientemente escritos sobre el ˈPachamamismoˈ‒ ha generado una gran controversia que merece ser analizada atentamente. A este autor le cabe, sin duda, el mérito de haber introducido ‒de manera clara y directa‒ al debate público un tema fundamental al momento de entender la postura que los gobiernos de izquierda asumirán en relación al candente tema ambiental.

Debe partirse reconociendo que en lo que ha venido a denominarse Occidente, los modelos de desarrollo han asumido una relación exclusivamente instrumental con la naturaleza, pues su modificación (que en muchos casos supone también destrucción) ha sido hasta ahora el parámetro con el cual se ha medido el avance de la civilización humana. Esto ha sido expresado de manera magistral por Hegel, quien decía que:

Para la industria, la naturaleza cesa de ser un poder y es tratada explícitamente como algo sometido, como algo a que el hombre da una forma adecuada a sus fines, como algo a que el hombre imprime el sello de su actividad. [Pero continúa, en una afirmación ya más contundente, sosteniendo que] El respeto a la naturaleza desaparece ante la confianza del hombre en sí mismo, ante la inteligencia que sabe dominar la naturaleza. [1]

Sin embargo, esto no puede esconder la existencia de una también larga conciencia en el pensamiento occidental sobre la compleja relación que el ser humano entabla con la naturaleza (sólo a título de ejemplo puede verse Dialéctica de la naturaleza de Engels).

Entonces, una postura esencialista que sólo quiera hallar la presencia de una conciencia ecológica en los pueblos indígenas, invisibiliza a una importante porción de la población occidental que sin duda estaría dispuesta a revertir la relación desarrollo/equilibrio ecológico, y que en alguna medida ya actúa en ese sentido.

Resalta, por otra parte, la virulencia de algunas de las respuestas, como aquella de acusar a Stefanoni de encontrarse enceguecido por un supuesto «racismo anti-indígena» [2] .

En su descargo, Stefanoni sostiene que no se refiere a ˈlos indígenasˈ, sino a un «discurso vacío y difuso» sobre la Pachamama, que construiría una «cosmovisión andina de salón», «proveniente de algunos, no todos, decoloniales, subalternistas y autonomistas, además de adherentes a otras corrientes postmodernas» [3] . La ambigüedad de la explicitación del objeto de la crítica (se trataría de un discurso, no de sectores concretos; y de algunos miembros de determinados sectores, sin una identificación más o menos clara de quienes serían algunos de sus representantes) no es gratuita, pues halla su explicación en la enorme complejidad del fenómeno tratado. Pues aunque evidentemente existen sectores que se amoldan a la crítica hecha por Stefanoni, y que además muestra intereses diferenciables del resto de la población indígena; no puede perderse de vista que las fronteras entre ambos muestra porosidades que delatan nexos nada desdeñables para el análisis. Así, el discurso ˈpachamámicoˈ se encuentra más o menos internalizado en algunos segmentos indígenas de base; lo cual recomienda tener el máximo cuidado en el análisis a realizar.

Lo anterior no descarta la posibilidad de identificar algunos posturas ecologistas de última hora, como la afirmación de Erika Brockmann de que «el gobierno boliviano lidera un programa de desarrollo extractivista e indolente con la Madre Tierra». [4] Resalta aquí el notable descubrimiento, de esta representante de una corriente política que nunca antes había llegado a interesarse seriamente en estos problemas, de la existencia de la Madre Tierra y sus derechos, y que además éstos hayan reemplazado a los de los transnacionales en su renovado catálogo de preocupaciones.

Tampoco, por otra parte, pueden identificarse fácilmente las grandes demandas históricas de los pueblos indígenas (que abarcan una amplia gama de asuntos, entre los cuales se hallan la participación democrática, los proyectos de desarrollo productivo, la integración con el resto del país, el acceso a tecnología, etc.) con la de ˈalgunosˈ de los emisores de este discurso ubicuo y distractivo. Aquellos que consideran que al levantar el nombre de la Pachamama automáticamente representan a ˈlos indígenasˈ, deben recordar que las grandes movilizaciones realizadas por los pueblos indígenas han tenido objetivos más concretos, como las movilizaciones de noviembre de 1979, o las acaecidas entre 2000 y 2003; donde los indígenas reclamaban por la vigencia de la democracia, el acceso al agua, la nacionalización del gas, o la expulsión de Sánchez de Lozada.

Es de destacar el hecho de que para una importante porción de quienes se muestran hoy como defensores de la Pachamama, los intereses reales y concretos de los indígenas (niveles de pobreza mayores al resto de la población, deficiencias en la provisión de servicios de educación y salud, una estructura social todavía excluyente) parecen diluirse entre los llamados a preservar a la Madre Tierra.

Una postura más seria y sostenible ‒pues es evidente que en amplios sectores indígenas se notan pautas de comportamiento que denotan una búsqueda consiente de algunos de los beneficios de esta tan denostada modernidad, lo cual difícilmente será paliado con llamados a la innata conciencia ecológica indígena‒ debería buscar equilibrar las necesarias medidas destinadas a preservar el equilibrio ecológico con la satisfacción de las históricamente postergadas necesidades de los y las indígenas de carne y hueso que son quienes realmente sufren los defectos de la sociedad vigente.



[1] Lecciones sobre la filosofía de la historia universal 1986 (Madrid: Alianza), pág. 348.

[2] Blanco, Hugo «Reivindicando el espíritu y las luchas indígenas» en www.rebelion.org (12/05/2010).

[3] «Pachamamismo ventrílocuo» en www.rebelion.org (29/05/2010).

[4] 2010 «Bolivia, ni experimental y paraíso» en Le Monde diplomatique (edición boliviana) No 25, pág. 9.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.