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En vista al referendum de agosto, arrecian los ataques de la derecha boliviana al gobierno popular del presidente Morales.

Fuentes: Rebelión

No es nada extraño que siguiendo con el guión dictado por la embajada de los EE.UU. sus lacayos nacionales aglutinados en sus diferentes partidos políticos y sobre todo el de reciente creación el Consejo Nacional de la Democracia (CONALDE) conformado por los prefectos de la «media luna» y los Comités Cívicos de los respectivos departamentos, […]

No es nada extraño que siguiendo con el guión dictado por la embajada de los EE.UU. sus lacayos nacionales aglutinados en sus diferentes partidos políticos y sobre todo el de reciente creación el Consejo Nacional de la Democracia (CONALDE) conformado por los prefectos de la «media luna» y los Comités Cívicos de los respectivos departamentos, arrecien con sus ataques desesperados contra el gobierno del Presidente Morales. Hasta hoy utilizaron diferentes acciones de hecho tratando de desestabilizar al gobierno, desde paros, huelgas de hambre, referéndums ilegales, ataques racistas a campesinos en diferentes partes del País, acusaciones de todo tipo, tratando de confundir al pueblo en su desesperada actitud por revertir la derrota que vienen sufriendo de parte del pueblo boliviano.

Actúan como si el pueblo no recordara que hasta ayer nomás eran los dueños de este País y que sus fortunas no sólo la hicieron succionando al Estado centralista a quien hoy por conveniencias lo despotrican, beneficiándose además de las migajas que les daban las transnacionales en pago de sus servicios, sino que también muchos de esa burguesía agro industrial amasó fortuna lavando dinero sucio del narcotráfico y esto lo conocen mejor los de la embajada norteamericana, pues por eso y mas, estos lacayos son sus sirvientes incondicionales de la política del norte.

De aquí al 10 de agosto harán lo imposible por evitar que se realice el indicado referéndum, ya hay una sarta de amenazas y por si fuera poco el día 20 de este mes, la Empresa privada dueños de los medios de comunicación, como otro apéndice importante de la derecha boliviana se desenmascara en parte del complot general, a través de un documento público utilizando su organización gremial llamada Asociación Nacional de la Prensa donde haciendo coro con sus pares los Prefectos y Comités Cívicos expresan que la realización de ese «referéndum es de altísimo poder explosivo y por lo tanto destructor de la nacionalidad» y que el gobierno debe «agotar los recursos para evitar un descalabro total».

Todo el aparato de desestabilización de la embajada norteamericana esta en pleno funcionamiento, de seguro que han tocado las puertas de los cuarteles, donde tienen sus infiltrados, eso no es un secreto para nadie, pues siempre infiltraron con todo su poder las instituciones del estado y organizaciones que ellos necesitaban controlar, para así someter a los gobiernos de turno, pero eso comenzó a cambiar y todo esto tiene muy incómodos a los norteamericanos.

Pese a los pataleos de la derecha, lo que si es seguro que el referéndum constitucional se llevará a cabo conforme indica la ley, además con la presencia de observadores internacionales habidos y por haber, pues aquí no hay nada que ocultar, será una nueva ocasión en que nos toque al pueblo decir nuestra palabra, donde seguro será ratificando este proceso de cambios a favor de los desposeídos de este País, rechazando sino en su totalidad, eso sí, gran parte de esa derecha chantajista de la «media luna.»

Para quienes todavía dicen que este referéndum no solucionará nada el conflicto que vive el país, incluidos algunos analistas y comedidos que propugnan una conciliación, seguro que el referéndum no servirá para ninguna solución inmediata sino que más bien servirá para agudizar y esclarecer las contradicciones de clases en nuestro país y de cómo a partir del 11 de agosto, el gobierno debe comprender que es necesario dar un giro de timón y ajustar no solo el discurso sectorial sino, comprender que este proceso compete no sólo a originarios, ni indígenas, sino que también alcanza a las mayorías nacionales excluidas por largo tiempo, y que mediatizar la orientación política del gobierno rebuscando doctrinas sectarias o inventadas de última hora, como ir hacia un «CAPITALISMO ANDINO AMAZONICO» o postular «UN PROYECTO DE PODER EN TORNO A UN TIPO DE COGOBIERNO DE NACIONES Y PUEBLOS», desde un sector del alto gobierno, es querer borrar de un plumazo la larga historia no del indianismo, sino de todo el desarrollo histórico de la sociedad .

Aquí es bueno recordarles a los principales responsables de la orientación política de este proceso de que, no es valedera una política contra el imperialista o contra el colonialismo, sin construir el SOCIALISMO, lo demás es solo tratar de construir un gobierno netamente capitalista, en que se cumplan las reglas del mismo sistema, donde siempre prevalecerá la desigualdad con alguna cosmética mejorada, pero siempre un sistema explotador y creador de desigualdades.

Reorientar la política del gobierno, no solo en el discurso, sino también fundamentalmente el sector donde se maneja el aparato económico del Estado; no es un secreto, tampoco para nadie que gran parte de esa elite fue cómplice de gobiernos neoliberales y que aun hoy día hacen todos los esfuerzos para favorecer a la banca privada y sectores financieros. No es muy saludable insistir que tenemos mas de 6.000 millones de dólares en reservas, mientras no tenemos empleos medianamente sostenibles, donde todavía hay reivindicaciones urgentes por cubrir en los sectores mas desfavorecidos y sobre todo que esa cantidad de dinero no debe estar al servicio del sector bancario que lo utiliza en la especulación, y además mas peligroso aun es que tampoco se hable de la deuda publica que según entendidos en la materia crece cada día más y más. Lo que pone en riesgo el mencionado ahorro.

Todo esto, no significa desconocer lo que se ha hecho hasta el presente, sin duda alguna es un gran avance, pese al acoso de la derecha y algunas actitudes incautas dentro del gobierno, los frutos de la política social ya se van sintiendo así como también una serie de grandes proyectos a mediano plazo. Pero es necesario afinar la brújula hacia dónde queremos ir y con quienes queremos ir, es peligroso el desencuentro histórico que se esta generando con el movimiento obrero organizado, solo por la tozudez de creer que la historia presente, comenzó con la lucha del valeroso sector cocalero, eso es mezquino. Es urgente ampliar las bases para una genuina participación de todos los sectores interesados en que este proceso siga adelante, no estamos hablando de cogobierno, sino de escuchar verdaderamente a sectores que en el momento de la lucha definitiva han demostrado su importancia, no solo en las urnas, sino también en las calles.

Por otro lado es necesario que alguna dirigencia del movimiento obrero y popular en todas sus instancias comprenda este momento histórico y que sin arriar las banderas de las reivindicaciones históricas de la clase obrera y popular sepamos diferenciar en el discurso y en las acciones, nuestras posiciones de las posiciones de la derecha. No hacerlo así es convertirse en tontos útiles a los fines desestabilizadores de la burguesía boliviana contra este proceso que no solo ha costado innumerables marchas, sino que es un resumen de una larga lucha acumulada del movimiento obrero campesino y sectores populares, desde décadas atrás y es una obligación sustentarlo, mientras que en la práctica continúe demostrando la ruta de la liberación nacional de las garras de la burguesía antipatria ligada a los intereses del imperio que tanto daño causa a nuestros pueblos.

Pese a todo el referéndum va y seguro que en esta nueva oportunidad que se tiene, el pueblo debe demostrar que su grado de conciencia, es parte indisoluble de su larga lucha por mejores días de vida. Votará SI por el proceso que es el futuro y votará NO contra los prefectos sediciosos representantes del pasado.

No existe fraude, quienes denuncian ahora fraude son los que siempre defraudaron al pueblo boliviano. La derecha boliviana y sus mandantes del norte.

El autor es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana

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