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Cantos de guerra

Encuentro regional de mujeres en territorio mam

Fuentes: Mirada Sur

Fue convocado por la parroquia de Chicomuselo, Chiapas y el Comité para la Promoción y Defensa de la Vida «Samuel Ruiz García», cuyo trabajo fue celebrado con la entrega del reconocimiento jCanan Lum, el pasado 25 de enero, por su labor organizativa y su trabajo con los pueblos encaminado a la transformación social pacífica. En […]

Fue convocado por la parroquia de Chicomuselo, Chiapas y el Comité para la Promoción y Defensa de la Vida «Samuel Ruiz García», cuyo trabajo fue celebrado con la entrega del reconocimiento jCanan Lum, el pasado 25 de enero, por su labor organizativa y su trabajo con los pueblos encaminado a la transformación social pacífica.

En la tierra caliente cercana a la Sierra Madre de Chiapas, más allá del polvo, está el ejido Pablo L. Sidar; allí se reunieron este 24 de marzo alrededor de un millar de mujeres que venían de las comunidades de la zona Sierra, comunidades de la zona Chico, zona Planada y zona Cofre. El trabajo paciente y constante de las comunidades eclesiales de base inspiradas en la experiencia y el trabajo que desde la década de los 70 del siglo XX iniciara el obispo de Chiapas Samuel Ruiz García, ha dado como resultado una sólida organización comunitaria que ha frenado los trabajos a cielo abierto de las empresas mineras para la extracción, transporte y venta de barita, además de enfrentarse a la proliferación del alcoholismo, la delincuencia políticamente organizada y, desde hace un año la instalación a quince minutos de la cabecera municipal de Chicomuselo de un cuartel con todo y unidades habitacionales para un batallón del Ejército federal, o sea, alrededor de 600 soldados en una zona que enlaza los municipios de Frontera Comalapa, Chicomuselo y la Concordia y que es transitada por los inmigrantes provenientes de CentroAmérica. Las autoridades estatales aseguran que el establecimiento militar permitirá mejorar la coordinación interinstitucional (¿gobierno, ejército, narco?).

INTIMIDACIÓN Y AMENAZAS

Desde el año 2008 el párroco de Chicomuselo, Eleazar Juárez Flores, ha recibido amenazas de muerte por oponerse a la actividad minera que la empresa canadiense Black Fire comenzó a realizar en la zona. Las amenazas de muerte se cumplieron en noviembre del 2009 cuando un sicario disparó contra el activista y defensor del territorio Mariano Abarca Roblero, en pleno centro de Chicomuselo. Esta acción acabó con la vida de Mariano Abarca, pero detonó la resistencia popular. Desde entonces el trabajo organizativo se ha ampliado hasta alcanzar las cuatro zonas que conforman el municipio. El 2 de octubre del 2017 marcó el punto álgido de la resistencia antiminera cuando comunidades de las regiones Centro, Altos, Frontera, Norte, Selva, Costa y Sierra de Chiapas realizaron una gran marcha. Más de 5,000 personas caminaron hacia la cabecera municipal de Chicomuselo, en defensa de la Madre Tierra, contra la represión, las amenazas y la división comunitaria que provocan las empresas mineras.

VIDAS EN PELIGRO

Sus expedientes están en la Fiscalía Especializada, dependiente de la Procuraduría estatal, ubicada en Frontera Comalapa, a 23 kilómetros de Chicomuselo, a la espera de ser activados con órdenes de aprehensión o ejecución extrajudicial. El ejército está en el entorno y actúa con patrullajes, retenes carreteros.. y también vigila de cerca. Vestidos de civil, se relacionan con la población, obtienen información, ubican a las y los promotores de derechos humanos del Comité «Samuel Ruiz García», conocen sus movimientos y les siguen en carro cuando los activistas viajan a Comitán o a San Cristóbal de las Casas… se acercan y relacionan con amistades de los promotores y así es como se sabe que han traído militares desde el lejano Tamaulipas, en el noreste de México, en labores de espionaje en ese cuartel militar construido a la salida de Chicomuselo. Ya sabemos por los frentes de guerra de Michoacán y Guerrero, que el ejército actúa con una cara de día y otra por la noche, que están al frente de las acciones que contempla el plan DN-III-E de auxilio a la población civil en casos de desastre y al frente en acciones nocturnas fuera de servicio, en acciones de servicio a la población y acciones al servicio de la impunidad amparados ahora con la protección de la Ley de Seguridad Interior. La dictadura vigila para contener las disidencias y conservar la paz de los cementerios. Es por esto que las y los activistas de la Frontera Sur ya están preocupados por el destino de las tres erres: destierro, encierro, entierro.

El sonido de las caracolas y las mil mujeres que llegaron en marcha caminando hasta el domo con nidos de la comunidad Pablo L. Sidar fueron este 24 de marzo otra demostración de organización popular en la región. Alrededor del altar maya situado al centro de la cancha de basquet, las mujeres miran hacia el oriente y recuerdan a las 123 trabajadoras de la fábrica textil de Nueva York muertas en el incendio del edificio el 25 de marzo de 1911 cuando mantenían una huelga por la mejora de sus condiciones de trabajo. Hacia el Poniente recuerdan a Berta Cáceres, activista hondureña asesinada el 3 de marzo de 2016 por defender el territorio lenka de las explotaciones mineras.

En el giro hacia el Norte se recuerda a las 41 niñas que murieron asesinadas el 8 de marzo del 2017 en el autodenominado «Hogar Seguro» de Guatemala, un modelo de abusos sexuales y castigos que, en Chiapas y en México todo sigue aplicándose en los internados femeninos. En el Sur se recuerda a las dos mujeres vejadas y asesinadas en Pablo L. Sidar en enero de este 2018. Virgilia y Esperanza, de más de 70 años, asesinadas en un contexto de desprecio hacia la mujer, violencia cotidiana, marginación y alcoholismo, que generan en esta localidad violencia y destrucción desde hace décadas. Las mujeres en esta región fronteriza apenas alcanzan a estudiar hasta 1° de Primaria; relegadas por la cultura machista, no tienen la posibilidad de ejercer cargos públicos, con la excepción que la regla confirma del ejido San Francisco las Palmas, donde figura una mujer en la Asamblea ejidal. A los 16, 17 años quedan atrapadas en el matrimonio donde el hombre ya no las permitirá salir fuera de casa si desean terminar su formación académica. Los Juzgados y Tribunales de Justicia no dan seguimiento a las denuncias por maltrato o agresiones sexuales. En la atención obstétrica los médicos han decidido en varios casos esterilizar a la mujer sin su consentimiento, lo que ha provocado posteriormente suicidios. Tampoco hay registro oficial del aumento de casos de cáncer en la zona, en hombres y mujeres de entre 30 y 45 años de edad, pero el padre Eleazar cada vez oficia más misas de difunto y la voz popular lleva la cuenta.

Rodeados del sol y las montañas de esta tierra caliente, hacia el mediodía la puerta cerrada de la paletería la Michoacana, se siente como el agua que se escapa en el espejismo de un desierto.

La música de marimba acompaña a los grupos de baile y las bombas yucatecas desatan la risa y la alegría en el domo con nidos. Un tiempo para el pozol, participación de mujeres defensoras de derechos humanos con más información y la misa campesina en las tierras del Chiquihuite, en la frontera que divide a un mismo pueblo, el que se organiza y defiende para alzarse como un sol sobre el sembrado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.