El poder adquirido por la violencia es sólo una usurpación, y dura sólo mientras la fuerza del que manda prevalece sobre la de los que obedecen. DENIS DIDEROT
El poder no corrompe a los hombres; los tontos, sin embargo, si llegan a una posición de poder, corrompen al poder. GEORGE BERNARD SHAW
La ambición es el deseo desmesurado de poder. BARUCH SPINOZA
El II Ciclo de Cine Erótico, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, vía Cine-Club Al Filo del Tiempo, se inicia con un clásico del cine erótico, que por interferencia del productor derivó en el filme porno más costoso de la historia del cine: se habla de Calígula (1979), filme dirigido por el italiano Tinto Brass (Milán, 1933) y producido por el fotógrafo gringo Bob Guccione, dueño a su vez de la revista porno Penthouse, que narra los excesos y excentricidades de Calígula como emperador y de su tío abuelo Tiberio, de quien hereda el trono luego de que su mismo sobrino nieto lo vea pasar de la sífilis a la locura y de ahí a los espectáculos sexuales degradantes que involucran a niños y a personas deformes, y lo asesine. Una historia sobre la decadencia de la Roma pagana, se dice, a su vez sobre las traiciones que circulan por los corredores del poder y, por último, la era de tiranía y despotismo que Calígula impone en medio de la desidia del pueblo y los malos augurios…
El propio Brass quiso hacer una epopeya sobre la orgía del poder, no sobre el poder de la orgía, pero muy pronto lo traiciona el citado productor que, en 1984, decide cambiar la edición final por una versión sin cortes que incluía diversas escenas y secuencias porno que había filmado, sin consulta ni aprobación del director, con actores de cine porno en 1979. Incluían coitos, relaciones hetero y homosexuales, lluvia dorada, eyaculaciones, toques de zoofilia y sadomasoquismo (como en Ninfómana Vol. 2, de Trier). Cambio que hizo por efecto de sus fantasías y delirios para así adaptarlo a su propia mirada, enfoque y tratamiento de su búsqueda, razones y proyecto personal, ya no colectivo como se supone que es el de un arte de conjunto por excelencia, así haya un cine personal o de autor. Como se supone que el cine porno se hace con el fin exclusivo del estímulo sexual del espectador basado en cuerpos desnudos y actos sexuales explícitos y que fuera de eso tenga un valor social compensatorio.
Valor social compensatorio, según la decisión del TS de EE.UU. En 1915, determinó que hacer películas era un negocio y, por tanto, no podía ampararse en la I Enmienda, es decir, no habría la tal, v. gr., libertad de expresión. Así, los filmes quedaban sujetos a la censura de todo tipo de agentes. Para acallar la protesta pública ante una serie de escándalos, la industria del cine fundó la Motion Picture Producers and Distributors of America (MPPDA), luego Motion Picture Association of America (MPAA), con el fin de blindarse de la intrusión del Estado y proteger su imagen y sus ingresos en taquilla. Al mando de la entidad, fundada en 1922, estaba Will Hays, razón por la que rápido mutó en Oficina Hays. Al inicio, la MPPDA luchó contra la censura intentando mejorar la imagen de la industria, pero en 1930 creó su primer código respecto al contenido de los filmes. En 1934, Joseph Breen se unió al Código Hays para hacerlo cumplir: la censura determinó el mundo del cine por los 20 años siguientes.
Breen fue aupado por la recién creada Legión Católica de la Decencia, de gran impacto en la MPPDA y en la moral de los filmes. Sólo hasta el 26.may.1952 el TS, en el caso de Burstyn vs Wilson, anunció que el sacrilegio no era causa suficiente para censurar un filme. Además, ante el veto para El milagro del amor (1948), de Rossellini, por la NY State Board of Regents, el TS también dijo que las películas son un importante medio de comunicación de ideas. Para cerrar el ciclo, lo que el TS había hecho no era sino poner al cine al amparo de la I Enmienda. Desde entonces, el TS gringo eliminó al parecer todos los motivos para ejercer la censura: excepto, eso sí, el de la obscenidad; además, dificultó que las juntas locales o de los diversos estados del país prohibieran un filme. Siguiendo a este movimiento, y en réplica a sus propios productores, la MPPA liberalizó el Código Hays y por fin, en 1968, dejó de ejercer por completo la censura. A cambio, la entidad instituyó un sistema de clasificación de películas.
Sistema según el cual se advertía al público sobre su contenido para evitar que los menores vieran cierto tipo de filmes. La definición de obscenidad aún no se resuelve, y el TS ha vuelto una y otra vez sobre el asunto. En este limbo jurídico estuvo mucho tiempo, en decenas de países, el filme erótico, luego más porno que erótico, Calígula, de Tinto Brass. En 1973, ya para cerrar este episodio de la censura, en el caso de Miller vs California, el TS creó una confusión aún mayor al introducir el vago factor de las costumbres sociales contemporáneas, pero no cabe duda de que los filmes gringos están más a salvo de la censura que nunca: claro, porque es vital para su prurito de imponer el pensamiento único a partir del entretenimiento y no de la cultura, porque a esta la liquida día a día. Apenas la sexualidad parece constituir un problema, pero la mayoría parece conformarse con que c/u se deje llevar por su deseo: pero, nadie parece darse cuenta de la facilidad con la que el Sistema instrumentaliza a todos.
Al respecto, el estreno de Calígula se vio envuelto en problemas legales y controversias desde su contenido basado en brutalidad, violencia y abuso de la sexualidad. La versión sin cortes sobre el declive del Imperio romano sigue prohibida en varios países y, aunque los papeles de McDowell (Una naranja mecánica), como Calígula, y de O’Toole (Lawrence de Arabia), como el vener/e/able Tiberio han sido muy elogiados, la crítica ha sido implacable con ella. Al respecto, Gore Vidal, escritor gringo autor del guion original expresó su furia por las libertades que se tomaron para manipular su trabajo (1) y señaló no querer hacer parte de un filme que bien podría ser acusado de obscenidad: ‘Me han pisoteado. Mi guion original estaba destinado a ser una película rigurosamente histórica, no esta caricatura pornográfica que han hecho a partir de ella. El sexo no me molesta, pero no soporto la suciedad’, declaró a People tras enterarse de que dichas escenas se incluirían en la edición sin cortes del gringo Guccione.
Luego cambiaría su rol de guionista en los créditos del filme más controversial de todos los tiempos, por el de adaptación de un guion de Gore Vidal. (3) El enojo provenía, primero, de la edición sin cortes por parte de Bob Guccione (quien finalizado el rodaje despidió a Brass), y, luego, por parte del productor Thomas Negovan, quien hizo el Corte Final, que prescindía de las secuencias pornográficas añadidas por diktat de Guccione y buscaba seguir más de cerca el guion original de Vidal, y no lo que de él hicieron Brass y Guccione. En 2023, a casi 45 años de su estreno se presentó en el Festival de Cannes: obtuvo el festejo del público y la aprobación de McDowell. Lo que puede relacionarse con la postura de Vidal sobre poner el máximo interés del guion en el rigor histórico, que es la mirada de un artista, y no en el aspecto pornográfico, lo que proyecta el pobre sentir del industrial o su interés por el dinero: que a su vez muestra el desequilibrio entre la orgía del poder y el poder de la orgía material.
De ahí deriva, también, el valor histórico del filme relacionado con la decadencia del Imperio romano y su vigencia hoy (que con su actitud interesada quiso ocultar Guccione) si se mira al Imperio sionazista/gringo (en ese orden). A la luz de Calígula, de Brass, con guion de Vidal, no hay diferencia alguna entre las orgías de Tiberio y Calígula y las orgías de JFK y su hermano Robert, como la que urdieron la noche del 4.ago.1962 cuando asesinaron a Marilyn Monroe. Sépase que por una lesión lumbar, producto de un torpedo que recibió en una lancha durante la II GM, JFK se hizo adicto a la morfina y heroína (hecho que se calló) y por ahí derecho adicto al sexo, o víctima de satiriasis, lo que lo acerca aún más a Calígula, cuando se sabe que éste, en la vida real y en el filme, por un ataque de celos, ultraja y viola a una pareja, al novio y a la novia, el día de su boda. Luego, ordena ejecutar a Gemelo para provocar a Drusila, su hermana y aun así amante de Calígula, que se resistió a casarse con él.
Tras la introducción, vamos al grano, como dicen Stendhal y el dermatólogo. Antes de ir con el filme, un poco de historia sobre el sujeto real Cayo Julio César Augusto Germánico (Anzio, 12 d.n.e. – Roma, 41 d.n.e.), o Calígula, el tercer emperador romano que pertenecía a la dinastía Julio-Claudia y gobernó entre 37 y 41. Hijo de uno de los más grandes generales de la historia de Roma, Germánico, a su vez hijo adoptivo del César Tiberio y nieto de Nerón Claudio Druso, quien murió muy joven y era hermano menor de Tiberio, o tío abuelo del propio Calígula, quien de niño acompañó al padre en sus incursiones militares a Germania (14-16), adonde iba disfrazado de militar y calzaba las caligas de los legionarios, que le apodaron con afecto Calígula, diminutivo de caliga, cuyo plural, calígulas es Botitas, apodo que ya como emperador odiaba, cuentan los historiadores Publio C. Tácito, Gayo Suetonio, Lucio Casio Dion, Filón de Alejandría y Tito F. Josefo, por citar sólo cinco de la Era romana.
Las secuencias iniciales muestran, en lo básico, las charlas entre Tiberio y su sobrino nieto Calígula, los presagios y malos augurios del tío abuelo, dentro de planos rebosantes de sexo y orgías, en las que se ve todo tipo de personas, lisiadas, normales y monstruosas; y de actos de amor y erotismo, lujuria y perversión, sadismo y masoquismo. El César Tiberio le dice a Calígula, sin rodeos: ‘Estoy criando una víbora en el seno de Roma’, es decir, al que será su verdugo. Las palabras son acción, porque incitan a concretarlas, de ahí el cuidado que debe tenerse al decirlas y, más allá, al actuar, parece recordar Tiberio. Más adelante, Calígula le dice a éste: Pero, todos te adoran y él le replica: No, me tienen miedo, lo que es mucho mejor. Los colores fuertes de las escenas de lascivia son prueba fehaciente del potente nexo entre el poder y el uso/abuso del cuerpo y la sexualidad, hecho que implica un fuerte contenido político, si se recuerda al Foucault que en Vigilar y castigar (4) se remite a los mismos temas.
Al respecto se cita a Raoul Vaneigem, uno de los herederos de Wilhelm Reich (1968), con esta sensibilidad vitalista que, en retrospectiva, perturba, y de paso recuerda por qué actúa el Estado como lo hace frente al sujeto que pone al deseo en acción, o se deja en libertad (5): ‘Invadidos por la incoercible pasión de gozar, nadie deja de descubrir en sí mismo un nivel de violencia destinado a satisfacer sus placeres y a romper las riendas que los frenan. La revolución será el desencadenamiento de lo vital hacia la vida. Es dudoso que esta pleamar deje intactos los muros de estuco de la jerarquía, del estado, de la civilización mercantil […]. Sostengo que en esta sociedad mercantil que se apoderó de todos los territorios y de todas las revoluciones intelectuales no resistirá a los guerreros del placer a ultranza, a los creadores de la nueva inocencia, a quienes ni siquiera desean saber si existe una muerte contra la que no estén protegidos por la violencia de la vida’. Cita en La tiranía del placer, de J. C. Guillebaud.
Sin ser filohomosexual, pero tampoco homofóbico, acerca de tantas tomas de homosexuales, en el montaje de Guccione, cabe señalar por quién, cuándo y dónde se ubica la bronca contra los homosexuales, su desmedida represión y quiénes la apoyaron, siendo los mismos protagonistas de sodomía/pedofilia/pederastia. Dice Guillebaud que el emperador Justiniano al reprimir legalmente la homosexualidad en el 533 no lo hizo, por cierto, a petición de la Iglesia y cita el folleto difundido en Europa, con un tiraje de 300 mil ejemplares, y tres ediciones piratas en Francia (6) (lo que nos trae al recién elegido Papa peruano/gringo Robert Francis Prevost, León XIV, por omisión en actos de pedofilia de los que supo): ‘Ningún texto nos indica que los dignatarios eclesiásticos hayan sugerido o apoyado esa medida imperial contra los homosexuales. Por el contrario, las únicas personas citadas con su nombre por haber sido objeto de sanciones por actos homosexuales son obispos eminentes’, concluye…
Un mirlo vuela por el cuarto de Calígula y el aspirante anticipado al trono del Imperio romano lo estima mal augurio. Luego, aparece Macro, jefe de la Guardia Pretoriana, para decirle que Tiberio exige que vaya ya a Capri donde el César vive de modo temporal con su sobrino Claudio (luego emperador) y el hermano menor de Calígula, Gemelo, apodado así por ser el gemelo de Tiberio Claudio César Germánico Gemelo, muerto de niño en el año 23. Por temor a que Tiberio ordene asesinarlo antes de que Calígula actúe igual, se resiste, pero su hermana y a la vez amante, la ya citada Drusila, lo persuade para que vaya. Una vez allí, descubre a Tiberio loco, con señales de venéreas crónicas, y aun así nada en gozo con jóvenes desnudos y observa shows sexuales decadentes con la presencia de niños, seres deformes, mujeres u hombres causantes o víctimas de todo tipo de excesos y aberraciones. Calígula oscila entre la fascinación y el horror: la tensión crece cuando Tiberio busca envenenarlo frente a Gemelo.
A causa de las traiciones e intrigas que vuelan por los corredores del poder, el senador Nerva se suicida (una sensata huida, la llama) frente a Tiberio y Calígula, éste desiste en su afán por estrangular a Tiberio, hasta que Macro, por lealtad a Calígula, asesina a Tiberio, un hecho del que es testigo Gemelo, de quien después se deshará su hermanastro, para ascender al trono a la muerte del tío abuelo. El historiador Suetonio dice que quien mató a Tiberio pudo haber sido Calígula, ahora nuevo emperador. Y proclama a su herman/a/mante Drusila como su par, sin que le importe el fastidio del Senado romano, pero ella ya enterada de lo que es Macro y de su pernicioso influjo, empuja a Calígula a liquidarlo. Éste simula un juicio y ordena ejecutar a Nevio, mientras aquél nombra a Longino, exconsejero de Tiberio, asistente personal, a la vez que designa al obsecuente senador Querea nuevo jefe de la Guardia Pretoriana. Lo que, por el error implícito, recuerda a Allende cuando designa a Pinochet jefe.
Para dirigir al ejército chileno y le cause así su propia caída. O también recuerda a Fidel cuando tras deshacerse de Camilo Cienfuegos, íntimo del Che, envía a éste primero al Congo y luego a Bolivia y antes de caer asesinado por los rangers en la quebrada del Yuro, Castro lo traiciona al leer la carta de despedida del Che, que debía ser leída después de muerto. Y que, en fin, hoy recuerda a Petro, quien también por craso error llamó al Gobierno a uribestias y ultra derechosos o amigos de mafias como Roy Barreras, Luis F. Velasco, Álvaro Leyva, Armando Benedetti y Laura Saravia, y nadie se explica cómo no han logrado tumbarlo aún. Quizás la única razón que lo sostiene sea que su ascenso al poder no entraña usurpación alguna en tanto lo adquirió en su inclaudicable deseo de lograr la paz, así le impidan lograr la paz total que se propuso: su permanencia en el Gobierno se garantiza mientras siga creyendo que quien manda no es él sino el pueblo: 11 millones de votantes que lo respaldaron.
Que no es el caso de Calígula, a quien nadie eligió, sino que obtuvo el poder vía trapisondas, ardides urdidos porque sí, traiciones, asesinatos y relaciones forzadas. Como ocurre cuando Drusila busca una candidata para Calígula entre las sacerdotisas de la diosa Isis y su hermano quiere casarse con ella, pero se niega porque no ignora que es su par. A Drusila le toca tragarse el sapo de que su príncipe incestuoso termine por casarse con Cesonia, sacerdotisa y cortesana notable y por eso sólo en gracia de hipocresía lo respalda. Aun con su ascendencia sobre las masas, el Senado muestra su rechazo ante las muestras de lo que parece ser sólo un aviso de leves trastornos y desafueros: pero, rápido emerge la oscuridad de Calígula, cuando asaltado por los celos, somete y viola a la pareja ya citada el día de su casorio. El acceso de un cretino como Calígula al poder sirve para recordar que, en efecto, son los tontos los que corrompen al Poder y no a la inversa, como se cree o pueda creerse cuando por ahí está Milei.
Calígula es víctima de fiebre severa al descubrir a Milonia en embarazo, carga que Drusila se echa al hombro y ayuda a disiparla; ya repuesta, nace su hija, Julia Drusila, y al festejar el hecho, la madre adquiere el mismo mal que curó a su hermano de jodienda. Otro mal presagio en modo mirlo se ofrece a los ojos de Calígula, quien deposita toda su fe en Isis para que la salve, pero al cabo Drusila cae ante la fiebre. Ante su incapacidad e impotencia para soportar su deceso, Calígula es ahora atacado por los nervios, corre y grita como orate por los pasillos de palacio y, por último, tumba una estatua de la diosa Isis a la par que busca fundirse con el cuerpo de la terrígena Drusila. La ambición de Calígula, también aquí, es metáfora de la ambición no sólo como deseo sin mesura del poder, sino señal sin refutación de que, al darle un gramo de poder, el conquistador deviene juguete de poderes extraños, como creía Marx. Así, la conciencia no determina a la persona, sino que su ser social determina su conciencia.
Lao-Tsé decía que ‘la ambición puede hacerte tocar el cielo’, pero a la mayoría, sobre todo de los que llegan al poder, termina por hacerles tocar el suelo. Como es el caso de Calígula, quien llevado por la depresión ahora deambula por las calles de Roma bajo el atuendo del mendigo. Luego de una trifulca y un fugaz paso por una prisión romana se identifica frente al carcelero y vuelve con renovados ánimos al Senado. Allí, como ya se había insinuado al nombrar a Drusila emperatriz, se autoproclama un dios y a partir de entonces se obstina en acabar con el gremio senatorial como efecto del odio acumulado. Su reino se empeña en humillar y ofender los entes fundacionales de Roma: así, v. gr., las consortes de los senadores laborarán al servicio del Estado como putas, la antigua religión es profanada, se confisca toda propiedad, y el ejército es obligado a simular una invasión a Britania. A fin de prever más desmanes, e intolerantes con sus actos, Longino conspira con Casio para asesinar a Calígula.
Según ciertos historiadores, al final de su vida se vio rodeado por el escándalo: bien sea por incesto con sus hermanas o por obligarlas a ejercer la prostitución. Bajo el liderazgo de su prefecto (praefectus) Casio Querea, una conspiración integrada por pretorianos y senadores decide asesinar a Calígula, el 24.ene.41. El anhelo de restaurar la República, por parte de unos conspiradores, se frustra cuando los pretorianos ungen emperador a Claudio, tío de Calígula, el mismo día que es asesinado. Tan pronto se puso el traje de emperador, ordenó ejecutar a los asesinos de su sobrino, hecho que sólo refrendaba la patente de corso que siempre han tenido los emperadores. A estos, en honor a la verdad, no se les puede describir como gobernantes de iure o de derecho o con reconocimiento jurídico, legalmente: de manera oficial, el cargo se consideraba primus inter pares o el primero entre iguales y muchos no alcanzaron a gobernar de facto o de hecho, sino que con frecuencia fueron simples testaferros.
Testaferros de poderosos dirigentes, burócratas, funcionarios, mujeres y generales. Y hoy, en general, testaferros del sistema financiero, las corporaciones, los plutócratas, sujetos mezcla de emperadorcito, patán fascista, tecnócrata neofeudal o tonto salido de la caja tonta, el alias de la TV, todos al servi(l)cio de la guerra por hambre y agua, alimentación y salud, todos esclavócratas vía uberización de la vida laboral en la que el empleado u obrero no es dueño de nada y su empleador es dueño de todo: a la cabeza de esas miserias humanas, por lo general misántropas y misóginas, sin duda está Trump, seguido de Netanyahu, con la Guardia Pretoriana de Musk, Bezos y Zuckerberg y a regla seguida, no a renglón seguido, E. Macron, F. Merz, P. Sánchez y en la retaguardia aprieto/riana J. Milei, N. Bukele, D. Noboa (quien se robó las elecciones en 2025), los lacayitos de América Latina. El más antiguo alfil de esta casta de descastados es, quién (no) lo diría: Calígula, el de las botitas milicas por excelencia.
Cabe recordar aquí al instaurador del modelo económico, luego fascista y después totalitario: Cayo Julio César, Augusto u Octaviano (Roma, 63 a.n.e. – Nola, 14 d.n.e.), quien fue el fundador del Imperio y primer emperador romano. Gobernó durante cuatro décadas, lo sucedió Tiberio y luego vendría Calígula. Cabe recordar, pese a que al morir Tiberio tenía 77 años, unos historiadores sostienen que cayó asesinado. Tácito, v. gr., anota que el prefecto Macro lo asfixió con una almohada (al estilo del Gran Jefe Bromden con McMurphy, tras enterarse que a éste le hicieron la lobotomía, en Atrapado sin salida) con objeto de garantizar el ascenso de Calígula, de quien, se reitera, Suetonio asegura que fue el auténtico victimario. Con lo que parece decirse que el círculo de matoneo, expoliación, asesinato del poder, nunca se cierra. Por algo, Ayn Rand dice: La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía. Si esta es así hace ruido, pero no hace nada útil.
Sobre Calígula, según Josefo, las razones del prefecto Querea para asesinarlo eran de índole política; Suetonio ubica el motivo en otro asunto: Calígula se apoyaba en motes peyorativos para insultar a Querea: para él era un afeminado y un incompetente recaudador de impuestos. Los apodos a los que más recurría el flaco Calígula para fastidiar a su presunto victimario eran Príapo y Venus, símbolos de la parólisis infantil de adulto y de la belleza griega o en ruinas. Como parece estar Calígula cuando entra a su cuarto, donde lo espera Milonia entre nervios; surge otro mirlo, pero sólo ella se asusta esta vez. Al alba del día siguiente, tras ensayar una obra de teatro egipcia, Calígula y su familia son atacados en un golpe dirigido (quizás con reloj) por Casio. Al dejar el estadio, Milonia y Julia son asesinadas y Casio acuchilla en el vientre a Calígula. Sus restos y los de su prole caen por las escalas y su sangre es lavada en el piso de mármol, mientras se proclama a Claudio nuevo emperador de Roma.
En conclusión, Calígula es un filme clásico del cine erótico, bajo dirección de Tinto Brass y guion de Gore Vidal, y un filme bastardo del cine manipulado por la pornografía y la industria y por la industria de la pornografía, en las versiones de montaje Guccione y Negovan (7). Brass intentó una epopeya sobre la orgía del poder, pero aquéllos voltearon la torta con una triste sátira sobre el poder de la orgía, ya no sólo romana sino planetaria, no sólo del Imperio romano ni del sacro Imperio vaticano, sino del Imperio sionazista/gringo vía Hollywood y hoy vía Netflix, sobre una de las eras más envilecidas por abuso de poder, extravagancia, libertinaje. Al subir al poder y transformar el Imperio en su rayuela personal y pese a urdir complots y matar a políticos, prefectos, senadores, sujetos libres y lacayos por igual, senadores y militares están prestos a castigar sus excesos y aberraciones, delirios de grandeza, afán autoritario y locura por epilepsia: para ello bastará ponerle coto a su volátil dictadura…
La locura como producto de encefalitis, epilepsia o hipertiroidismo: Calígula usaba la voz griega adiatrepsia para describir su propia conducta. Para historiadores como Filón, Josefo, y Séneca, Calígula era un demente, pero alegan que como producto de la experiencia al filo del tiempo. Para Séneca, tras subir al trono el emperadorcito se transformó en un tipo pleno de arrogancia, furia y grosería. Josefo piensa al revés de lo que ya se dijo acerca de los tontos que llegan al poder: que fue este el que volvió a Calígula víctima de la arrogancia y de paso a creer que era el Mesías o un dios. Filón, por su lado, sostiene que su impetuosa personalidad experimentó un cambio radical cuando estuvo a tiro de morir por una enfermedad. En fin, según Juvenal, Calígula alguna vez bebió una poción que le llevó a la locura. Brass, vía Vidal, logra hacer en parte la orgía del poder que se propuso, aunque el filme a la postre pase del erotismo al porno sin remedio: sin más remedio que el dinero y la industria de la pornografía.
Notas, enlaces y bibliografía:
(1) KONIGSBERG, Ira. Diccionario Técnico Akal de Cine. Madrid, 2004, 586 pp.: 78-79-108.
(2) https://archive.org/details/gore-vidals-caligula
(4) FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Siglo XXI, México, 1998, 314 pp.: 11 a 33.
(5) GUILLEBAUD, Jean-Claude. La tiranía del placer. Edit. Andrés Bello, Barcelona, 2000, 427 pp.: 59.
(6) Íbidem, 2000, 427 pp.: 206.
(7) https://www.festival-cannes.com/en/2023/caligula-is-reimagined-with-the-ultimate-cut/
FICHA TÉCNICA: Título original: Calígula. En castellano: Calígula. País: Italia / UK. Año: 1979. Gén.: Erótico / Drama / Porno / Historia /Biografía / Comedia negra. For.: 35 mm; color; 156 min. Dir.: Tinto Brass (crédito de Fotógrafo principal) / Bob Guccione (Metraje adicional, 1984) / Giancarlo Lui (Metraje adicional, 1984). Guion: Gore Vidal (versión original) / Bob Guccione (versión 1984) / Giancarlo Lui y Franco Rossellini (versión 1984). Prod.: Bob Guccione / Franco Rossellini. Mús.: Bruno Nicolai (como Paul Clemente) / Renzo Rossellini (versión 1984). Extractos mus.: Aram Khachaturian / Sergei Prokofiev. Fot.: Silvano Ippoliti. Mon.: Nino Baragli / ‘La Producción’ (Bob Guccione y su equipo de editores) / Russell Lloyd (sin crédito) / Enzo Micarelli (versión 1984). Vest.: Danilo Donati. Int.: Tiberio (Peter O’Toole); Calígula (Malcolm McDowell); Drusila (Teresa Ann Savoy); Cesonia (Helen Mirren); Macro (Guido Mannari); Nerva (sir John Gielgud); Claudio (Giancarlo Badessi); Longino (John Steiner); Casio Querea (Paolo Bonacelli); Caricles (Leopoldo Trieste); Ennia (Adriana Asti); Livia (Mirella Dangelo); Mnéster (Richard Parets); Próculo (Donato Placido); Gigante (Osiride Pevarello); Mesalina (Anneka Di Lorenzo); Agripina (Lori Wagner); Gemelo (Bruno Brive); Cantante de Subura (Paula Mitchell); Caballo blanco de Calígula (Davide). Prod.: Penthouse Films International / Félix Cinematográfica. Dist.: Produzione Atlas Consorziate (P. A. C.) Italia / Analysis Film Releasing (EE.UU).
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y jazz, catedrático, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Fundador y director del Cine-Club Andrés Caicedo, desde 1984. Colaborador de El Magazín EE, 2012; columnista, 2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, se lanzó en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por MLK: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, coautoría con Luís E. Soares, publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, lo lanzó UFES, 20.feb.21. Invitado por Pijao Eds. al Encuentro Nal. de Narrativa vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por la UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, 25.nov.23). El 14.abr.2025 fue publicado en Brasil La Fábrica de Sueños – Ensayos sobre Cine, primero de siete libros por salir en este año. Autor en ARC, Rebelión, Magazín de EE, Las2Orillas y traductor/coautor, con Luis E. Soares, en dichos medios. Director del Cine-Club Al Filo del Tiempo, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños. E-mail: [email protected]Luis Carlos Muñoz Sarmiento
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