En su estudio para el C4SS, Intellectual Property: a Libertarian Critique, Kevin Carson expone una idea interesante sobre el por qué de las corporaciones en determinados sectores de la economía. Junto con las subvenciones al transporte, me parece una de sus mejores aportaciones al análisis del capitalismo estatal. Menciona que el principal factor que impide […]
En su estudio para el C4SS, Intellectual Property: a Libertarian Critique, Kevin Carson expone una idea interesante sobre el por qué de las corporaciones en determinados sectores de la economía. Junto con las subvenciones al transporte, me parece una de sus mejores aportaciones al análisis del capitalismo estatal.
Menciona que el principal factor que impide la aparición de equipos autónomos de trabajadores en el sector tecnológico son las patentes. Gracias a estas últimas, las grandes empresas impiden que sus empleados puedan aprovechar sus avances forma independiente. Mientras las corporaciones ya han adoptado estructuras fuertemente horizontales y descentralizadas -al menos en los sectores punteros-, las patentes impiden que esas estructuras descentralizadas excedan los límites de la empresa.
Incluso apologistas corporativos como Bill Gates y Tom Peters celebran la revolución de las redes y el allanamiento de las jerarquías: ellos únicamente favorecen la domesticación del proceso dentro de la estructura corporativa forzado por la tenencia de «propiedad intelectual». Pero los diseñadores conectados en red dentro de Microsoft hacen esencialmente lo mismo que hacen los equipos de programadores de Linux fuera de los límites corporativos. La «propiedad intelectual» es lo único que impide que se disuelvan tales límites, y que los programadores de Microsoft pasen a formar parte de un ambiente más grande de redes horizontales y de diseño flexible, con la empresa reemplazada por equipos autoorganizados alrededor de proyectos -con equipos ganando constantemente miembros y perdiéndolos en favor de otros equipos, con interrupción de proyectos o bifurcaciones, etc. en base al modelo de Linux.
Su receta es clara: elimine la propiedad intelectual y las corporaciones tecnológicas se disolverán en una multitud de redes de programadores autoempleados. Es poco probable que, dadas las bajísimas necesidades de capital inicial en el sector, los empleados de Microsoft continuasen trabajando para Gates en ausencia de patentes – Kevin Carson compara este fenómeno con el monopolio de la tierra en el siglo XIX.
http://www.mutualismo.org/2009/08/equipos-autogestionados-y-propiedad-intelectual/