Incertidumbre En algún momento, después de las elecciones de 2011 en que el oficialismo ganó las elecciones presidenciales y se concretaba la prosecución del proyecto comenzado a partir de mayo de 2003 por Néstor Kirchner, dudábamos por la continuidad del rumbo sin estancamiento o, peor, en retroceso. No porque hubiera signos para imaginarlo, sino por […]
Incertidumbre
En algún momento, después de las elecciones de 2011 en que el oficialismo ganó las elecciones presidenciales y se concretaba la prosecución del proyecto comenzado a partir de mayo de 2003 por Néstor Kirchner, dudábamos por la continuidad del rumbo sin estancamiento o, peor, en retroceso. No porque hubiera signos para imaginarlo, sino por la cultura impregnada en nuestras mentes por la historia que coexistimos los que vivimos los 60 y 70. Detrás de cada ilusión, que algunos vislumbraron como delirio, un fracaso o derrota.
Nada de eso sucedió. El Proyecto Nacional siguió creciendo durante todos estos años y los progresos en la igualdad, los derechos sociales, la inclusión, la distribución de la riqueza, soberanía e Integración Latinoamericana, no han cesado y se proyecta seguir avanzando.
El presente, nuevas exigencias
Las presentes metas a alcanzar para extender el progreso previsto, además del fortalecimiento de las pautas mencionadas, son la industrialización y la consecuente, necesaria, soberanía energética. En este sentido, la «sintonía fina» induce a actuar de acuerdo con el crecimiento del mercado interno, por el que se ha trabajado, pero también a la necesidad de disminuir el gasto de divisas en importaciones. El desarrollo industrial incrementa los puestos de trabajo y el consumo de bienes que no son fabricados en el país. La importación de esos bienes provoca, a su vez, el déficit comercial. Poner énfasis en la fabricación nacional no es solamente un deseo soberano, es también uno de los pasos necesarios para disminuir el déficit comercial y para el crecimiento de la economía y las reservas. El autoabastecimiento de energía para sostener este desarrollo autónomo es paso necesario para sostener y seguir creciendo a pesar de la crisis económica internacional. El acuerdo con el Club de París aporta en el sentido de no perder reservas.
Si el gobierno deja de estar hostigado por la economía, aunque lo intenten los monopolios, puede continuar con las medidas distribucionistas que están en su ADN. El ajuste aplicado a los sectores más relegados no es una posibilidad tenida en cuenta.
Cuando se habla de las elecciones presidenciales de 2015, aparece más importante el espacio ocupado en la televisión, o la chicana, que las verdaderas cuestiones que se desean mantener o cambiar, según se vote por uno u otro partido o espacio político.
De dónde venimos, dónde estamos
En 2003, cuando comenzó la etapa histórica que transitamos, veníamos de la imperante ideología liberal del capitalismo bestial. Había conceptos que figuraron en nuestra historia como deseos a cumplir, que quedaron sepultadas. En todos esos años la conformación de la Gran Patria Latinoamericana no figuraba en los anhelos de los gobiernos liberales y sin embargo, los gobiernos nacionales y populares que se fueron instalando en América del Sur recuperaron desde sus comienzos el interés por fortalecer esa unión necesaria y deseada. Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil trabajan para lograrlo. Han internalizado el beneficio obtenido para hacer frente a los países poderosos que siempre se han considerado dueños. La Unasur, el MercoSur, la CELAP (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe), el cese del ALCA etc. son muestras de la importancia del concepto que el liberalismo había deshecho.
El fracaso o derrota de los años 70 y la fuerte embestida liberal que cambió en la mente de la mayoría la significación de bien social por bien individual, y que impuso el concepto de éxito asociado al bienestar económico, hizo que militantes políticos y sociales e intelectuales dejaran la escena política en manos de la teoría de Mercado. Esta década nos devolvió el creer en que se puede transformar, redistribuir, incluir a grandes mayorías y más aún, no sólo creer sino ver que se está haciendo y se sigue avanzando democráticamente con participación de muchos, provenientes de todos los ámbitos. En los 90 ni se soñaba con estos cambios.
Vivimos años de pérdida de soberanía, de privatizaciones. Lo nuestro no era valorado, el deseo inculcado era parecerse al Primer Mundo y esto cambió esencialmente. Se recuperaron empresas estratégicas a manos del Estado Nacional, Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas, YPF que recupera la energía petrolífera para todos los argentinos, se estimula la industrialización, se vive el deseo de priorizar lo nacional y muchas otras cosas que nos van constituyendo como Patria, con valores propios. Todo esto sucede en este país, en esta época.
No se reprime la protesta social, se cumple taxativamente con las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, se trabaja para la democratización de la palabra con la ley de Medios Audiovisuales propuesta por el Ejecutivo y votada por el Poder legislativo.
Cómo se sigue
Como se dice actualmente con frecuencia, hay aún más para transformar y más objetivos a alcanzar y seguir desarrollando, pero es difícil desde el Campo Nacional pensar que hay que cambiar de rumbo. Lo nacional se opone al liberalismo global. Los opositores unas veces intentan volver al país para pocos del liberalismo y otras niegan gran parte de todo lo realizado. Los hechos los desmienten pero el gran poder mediático, ya no con opiniones, sino con mentiras, disfraza, relativizando resultados, lo logrado y los encubre.
Cómo se sigue y con quiénes es fundamental y se irá viendo en el tiempo que hay desde ahora hasta octubre de 2015. Hay muchos espacios políticos que pueden aportar para confirmar este rumbo. La unidad de estos grupos y la incorporación de todos los que creen en fortalecer el camino Nacional y Popular, contrariamente a los que quieren frenarlo, es esencial.
Las Corporaciones y la oposición de derecha van a tratar de frustrar todo lo que se progresa en el camino hacia la igualdad. Algunas izquierdas, que no han comprendido el cambio fundamental social que se ha producido y que más de una vez se los encuentra del lado de las corporaciones, no se expiden. Cuando el gobierno se enfrenta a éstas, teniendo que soportar mentiras esgrimidas que ocultan su negra historia, no se suman a desenmascararlos. Creen que el esfuerzo es solamente responsabilidad del gobierno. Unos y otros, derecha y cierta izquierda, hasta llegan a alegrarse si a Argentina, en el campo internacional, le va mal.
Por lo visto, lo vivido, por nuestra historia, la historia de los que vivimos los 60, los 70, los que conocemos la historia de 1930, 1955, 1976, 1983, 2001, 2003… Es fundamental, como se hace cada día, prolongar este proyecto político.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.