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Día Internacional de las víctimas de desaparición forzada

Esperando el regreso con tanguyú

Fuentes: Retales de Memoria

A Minerva Vera Alvarado Una tanguyú reposa sobre la mesa del comedor de la casa de Tere. La tiene allí porque, dice, le recuerda sus raíces, sus orígenes, de dónde viene y también a Minerva, la más pequeña de sus hermanas. Tanguyú es el nombre indígena zapoteco de una figura de barro que representa a […]

A Minerva Vera Alvarado

Una tanguyú reposa sobre la mesa del comedor de la casa de Tere. La tiene allí porque, dice, le recuerda sus raíces, sus orígenes, de dónde viene y también a Minerva, la más pequeña de sus hermanas.

Tanguyú es el nombre indígena zapoteco de una figura de barro que representa a la mujer istmeña (procedente del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca). También simboliza a la diosa Tangu Yuh que, según cuentan los zapotecos, un día apareció en este pueblo oaxaqueño. Desde entonces, cada víspera de fin de año, desean su regreso.

Con una tanguyú jugaban de pequeñas Tere y sus hermanas. Ahora, con ella, están a la espera de que un día vuelva Minerva y les diga a dónde se fue.

Un sábado de hace ocho años Minerva salió a cortarse el pelo y no regresó. Eran las nueve de la mañana del el 29 de abril del 2006 en la ciudad de Matías Romero Avendaño, del Estado de Oaxaca. Tenía 55 años.

«Como se tardaba, su niña y un sobrino salieron a buscarla a la estética donde acostumbraba a ir y les dijeron que no había llegado. Fueron a otras estéticas, y nada. Desde ese día no hay ninguna pista de ella», comenta Tere mientras nos muestra fotografías de Minerva y sus otras hermanas en las fiestas regionales de Oaxaca vestidas con los trajes típicos del Itsmo de Tehuantepec.

Desde la desaparición de Minerva, Tere asumió la responsabilidad de buscar a su hermana, hasta encontrarla. En 2011 se integró al Movimiento por la Por la Paz con Justicia y Dignidad cuando el poeta Javier Sicilia convocó a las víctimas de México. «Fui con ellos a la caravana que se hizo desde México a los Estados Unidos y desde entonces he estado pidiendo justicia, memoria y paz».

La desaparición de Minerva cambió la vida de Tere. Dejó de trabajar para concentrarse en la búsqueda de su hermana y se dedica a coser ropa desde casa para ganar algunos pesos. Su familia vive en una constante angustia, desesperación e impotencia. «Me doy cuenta de que las autoridades son pasivas y que no hacen mucho por buscar a nuestros desaparecidos». Pero ella sí. Como tantos otros familiares de víctimas en México su vida gira entorno a la desaparición de Minerva. Dejó su trabajo, salió a las calles mostrando la foto de su hermana, y decidió empezar a familiarizarse con el sistema legal mexicano y con las leyes. En este sentido está sumamente orgullosa del trabajo que han hecho ella y otras víctimas participando en la creación de la Ley General de Víctimas.

«Participe en los conversatorios con los abogados y juristas para dar ideas y con el aporte de las víctimas fue como surgió. Esta Ley nos reconoce el derecho de participar en políticas publicas, en el marco del proceso penal y a ser escuchadas. También garantiza nuestra seguridad como víctimas y de esta manera podemos exigir a las autoridades el acceso a la verdad y a la justicia y a la reparación integral». Para Tere, la creación de esta Ley es una victoria de las víctimas organizadas en México para pedir a las autoridades rendición de cuentas, transparencia e información y darle seguimiento a los casos de desapariciones o asesinatos. Ahora bien, que la Ley exista no es suficiente, pues «sólo se cumplirá mediante el trabajo de una sociedad civil activa y organizada que participe y presione a las autoridades para dar cumplimiento a lo que las víctimas tenemos derecho», comenta.

Tere insiste en que va a llegar el día en que Minerva entre por la puerta y rompa la eterna espera de tanguyú. Mientras tanto sigue cosiendo. Y al hacerlo, dice, «es como si estuviera hilvanando mi historia de vida junto con la de mi hermana Minerva. También siento que de esta manera el tiempo pasa más rápido y me ayuda a no pensar tanto en el dolor de la ausencia de mi hermana, a la que extraño mucho y deseo volver a ver pronto.»

Mientras los habitantes del pueblo de Tehuantepec esperan que una víspera de año nuevo vuelva a aparecer la diosa Tangu Yuh vestida de zapoteca, Tere sigue cosiendo al lado de la figura de barro, esperando, hasta que llegue un día como el de esa víspera de año nuevo.

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Este sábado 30 de agosto es el Día Internacional de las víctimas de desaparición forzada. Para millones de familias en el mundo este «día internacional» es cada día. Y por eso Teresa, como cada día, preguntará donde está su hermana Minerva. Y por eso este sábado a las 6 de la tarde en punto estará en la Estela de Paz, en la Ciudad de México, preparada para marchar, junto a otras familias de personas desaparecidas y mostrando la foto de su hermana pasando por la PGR (Procuraduría General de la República) y hasta llegar al Senado.

Desde aquél sábado de hace ocho años en el que Minerva salió a cortarse el pelo y no regresó, Teresa se pregunta dónde está y sigue esperando su regreso.

A lo largo y ancho del mundo habrá actos para los y las desaparecidos y desaparecidas. En México y en Centroamérica sus familiares han organizado diversos actos desde hoy y hasta el sábado y los puedes consultar en esta página de Facebook:https://www.facebook.com/events/450069211802070/450444268431231/?ref=notif&notif_t=plan_mall_activity

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.