“por más ignorante que se crea al pueblo, siempre sabe mejor lo que le conviene que cualquier déspota que lo gobierna”. Francisco I. Madero[1].
Hacer verdadera, y sin reflujos, la independencia económica y cultural 4T; separarnos definitivamente de los designios imperiales; revolucionar las bases jurídicas juaristas y democratizar el Poder Judicial; consolidar la democracia “maderista” -genuinamente revolucionaria- en todos los rincones; llevar a fondo y hacer irreversible el poder del pueblo sobre sus riquezas naturales, laborales e intelectuales, perfeccionando el mejor legado de Cárdenas… no parece haber progresado lo suficiente y, aunque digan que es “mucho pedir”, será tarea irrenunciable para quienes hereden lo logrado por López Obrador, gracias al movimiento de masas que votó por él. Las desigualdades no son intocables, tampoco los privilegios de los fifí. “No puede existir democracia política mientras no se imponga la democracia económica.” Lázaro Cárdenas.[2] La Comunicación sigue siendo una debilidad política aguda.
Para algunos es fácil olvidar la ecuación de Adolfo Sánchez Vázquez entre “lo deseable, lo posible y lo realizable”, y es verdad que parece cómodo ponerse en modo “ultra” para ser “intransigentes”, exigiendo sólo resultados de “máxima” o sólo lo “perfecto”, incluso sin mover un dedo para lograrlo o para ayudar. Omitir la dialéctica de las fuerzas transformadoras e ignorar con qué se cuenta, objetivamente, para conquistar lo necesario y lo urgente. “¿Permitiremos que se repitan los males cuyas consecuencias deploramos todavía?” preguntaba Benito Juárez[3]. Todo vacío que se deje vendrá a llenarlo con su basura la ideología de la clase dominante. No se logra comunicar la agenda de las luchas.
Las rebatingas internas de las cúpulas, que en su proporción suelen ser ajenas a los problemas reales en las bases, sofocan con “grillas” a la Política que realmente importa. Eso no es casual y es un vicio tóxico (sospechoso de ser intencional) importado de las peores tradiciones cultivadas por las mafias que secuestraron a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Prevalece una tozuda insuficiencia democrática doméstica, que no logra instaurar comicios internos directos sin intromisiones de la mafia del INE. Padecemos deudas, al por mayor, que son escandalosas por sus continuidades y por lo lamentablemente impresentable de no pocos “candidatos” o “candidatas”. Algunos de ellos sin identidad de lucha desde las bases. Y, no obstante, toda la “ensalada mixta” de yerros realmente existentes, sobrevive una movilización de masas que sigue siendo histórica y decisiva, a veces más por razones del liderazgo personal de AMLO, que por la organización de un partido de masas con un programa obrero-campesino e indígena redactado y consensuado desde las bases y con aval de contenidos paridos por las batallas populares y en pie de lucha. Movilización masiva sin autonomía comunicacional.
Eso hace obligatorio recordar el plan original de la 4T para interpelarlo todo y, con él en mano, evaluar a los continuadores que habrán de profundizar y ensanchar la lucha contra el conservadurismo, contra el neoliberalismo y el reformismo que anestesia las transformaciones que las bases claman y reclaman. Poner las barbas y cabelleras a remojo. ¿Están los líderes y lideresas a la altura de la Historia? Habiendo tendencias mayoritarias para la continuidad de la 4T no debería haber conformismo, ni acomodo, cuando las condiciones planetarias, y regionales, advierten amenazas derechistas y ultraderechistas, propias de la crisis del capitalismo. Y nadie está a salvo. El conservadurismo está mandando mensajes histriónicos, bobalicones, pero peligrosos. ¿Será posible no perder lo ganado?
Las canalladas financiadas para inyectarnos desmoralizaciones inducidas, están teniendo efecto en sectores que no han visto llegar el cumplimiento de algunas promesas que juraron resolver las calamidades salariales que padecen millones; las promesas amnésicas que juraron a derrotar la inflación, elevar la calidad del empleo, limpiar de corrupción e ineficiencia del Poder Judicial; de las universidades, de la salud publica, de la procuración de vivienda… que prometieron la Paz, la tranquilidad efectiva y expandida. Que prometieron la derrota de las narco-mafias y el crimen organizado incluso en las entrañas del burocratismo. Pero, nada de lo que falta niega los logros que no son pocos. Advertencia obligada por método.
Completar y
multiplicar las tareas de la 4T parece ser el único camino realista para la
Política que moviliza a las masas, pero debe ser enriquecida incluyendo, sin
demoras ni excusas, las luchas que quedaron al margen como los Acuerdos de San
Andrés, la justicia en Ayotzinapa, las luchas obreras del sector magisterial, eléctrico,
minero, universitario, sanitario… y necesariamente la consolidación de un
programa revolucionario en materia de comunicación popular que complete, mejore
y amplifique los no pocos logros de las mañaneras con la inteligencia
comunicadora de Andrés Manuel López Obrador. Razón necesaria pero insuficiente.
Para dejar de pelear por nombres, la 4T debe afianzar un programa histórico
democráticamente redactado, que organice a todos y todas, con disciplina
militante y enamoradora para que lo importante sea la consolidación de un
movimiento que asegure “el punto de no retorno” y destierre todo método
individualista, mesiánico o sectario. Dijo Emiliano Zapata, alma mater de la
4T: “Se lanzó a la revuelta no para
conquistar ilusorios derechos políticos que no dan de comer, sino para procurar
el pedazo de tierra que ha de proporcionarle alimento y libertad, un hogar
dichoso y un porvenir de independencia.”[4].
No hay tiempo que perder.
[1] https://elmirador.sct.gob.mx/domicilio-conocido/madero-escribio-la-revolucion-cartas-y-telegramas.
[2] “22 de diciembre de 1935”. En Lázaro Cárdenas, Obras. I-Apuntes 1913-1940, México, unam, 1972, p. 277
[3] https://www.congresooaxaca.gob.mx/biblioteca-archivo/libros/disc_manif/discursos.pdf
[4] https://www.cndh.org.mx/noticia/emiliano-zapata-defensor-de-la-justicia-la-libertad-y-la-igualdad-social
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