El auge del gangsta rap eclipsó a los MC más combativos, pero el hip hop social sigue dando canciones mayúsculas. Aquí reunimos unos apuntes sobre el estado de las cosas, entrevistamos a uno de los titanes del género -el rapero Immortal Technique- y seleccionamos ocho álbumes recientes que confirman que el hip hop social todavía […]
El auge del gangsta rap eclipsó a los MC más combativos, pero el hip hop social sigue dando canciones mayúsculas. Aquí reunimos unos apuntes sobre el estado de las cosas, entrevistamos a uno de los titanes del género -el rapero Immortal Technique- y seleccionamos ocho álbumes recientes que confirman que el hip hop social todavía late con fuerza.
La idea de hacer este artículo surgió el verano pasado, tras entrevistar a Michael Franti, responsable de uno de los álbumes clásicos del hip hop social. Hablamos, claro, de Hipocrisy Is the Greatest Luxury (1992), grabado con su antiguo grupo, Disposable Heroes of Hiphoprisy. Así veía él la evolución del género: «En los años noventa era casi obligatorio hacer rap político. Si no, la gente no te tomaba en serio. Entonces llegaron N.W.A. y vendieron tres millones de discos sin sonar en la radio. De la noche a la mañana las discográficas cambiaron, dejaron de fichar artistas políticos y se centraron en el gangsta rap. La mayoría de los MC se dedicaron a hacerse ricos y por eso se fue perdiendo sustancia». Franti no echa la culpa a N.W.A: «Lo que ellos hicieron era honesto. Los responsables del cambio son las multinacionales. En la música blanca puede haber varias opciones estéticas: cantautores, rock, heavy metal, música alternativa… Con el hip hop sólo se acepta una corriente: la que da más dinero en cada momento. El rap tiene muchas ramificaciones, pero las ‘multis’ solo apoyan la que está de moda».
En 2007 el hip hop político puede parecer muerto, pero aún respira en la escena underground de todo el planeta. También lo cultivan superventas como Lauryn Hill, aunque alguno no la considere parte del género por ser excesivamente pop. Tras escuchar decenas de discos nuestra conclusión es que no está justificado sentir nostalgia de los tiempos de The Message (Grandmaster Flash and the Furious Five, 1982) o It Takes a Nation of Millions to Hold Us Back (Public Enemy, 1988). El hip hop que triunfa hoy no es «la CNN de la comunidad negra», pero aún tenemos muchos MC que cuestionan el rodillo del capitalismo y la política imperialista occidental. Aparte de los discos de nuestra lista, hay que mencionar otros nombres que se quedaron cerca de entrar. Podríamos haber incluido a The Coup, autores del alabado Party Music (2001). Boots Riley, líder del grupo, razona con rigor sobre el asunto que nos ocupa: «Se le dio demasiada importancia a la primera oleada de hip hop político. La gente se puso nerviosa y empezó a ponerse medallones africanos pensando que su vida iba a cambiar. El problema es que cuando volvían a casa seguían encontrando la nevera vacía. Para ellos el movimiento no tuvo consecuencias en el mundo real. Cualquier música que se califique de ‘política’ debe de estar conectada con organizaciones o movimientos sociales que trabajen para mejorar las condiciones de vida de la gente. Está bien decir al oyente que tiene que cambiar cosas dentro de su cabeza, pero no es suficiente. El gangsta rap es relevante porque puedes salir a la calle y vender rocas de crack por diez dólares. Hay una conexión material. Es una salida con la que no estoy de acuerdo, pero tiene que ver con la realidad».
Se quedan también fuera de la lista artistas como Sole, rapero afilado y propenso a las bases experimentales. Además de sus discos en solitario es motor de proyectos heterodoxos como Man’s Best Friend o la colaboración con el grupo de hardcore-jazz catalán 12Twelve (tremendo directo en el Primavera Sound 2005). En la sección de links de su web encontramos nombres como Howard Zinn o Tariq Ali, prueba de que se toma en serio estar bien informado. Otro nombre para apuntar es Sage Francis, rapero de flow mutante y letras con mucha miga. Mejor empezar por el caústico A Healthy Distrust (2005) que por el reciente Human the Death Dance (2007). La brutal «Slow down, Ghandi», entre otras piezas, da muestra de su poderío con el micro. Más raperos destacables: el sueco Promoe o los palestinos DAM, un trío que comenzó a cantar en inglés para luego pasarse al árabe. Recientemente giraron por España con el álbum Dedication (2006).