Estados Unidos admitió por primera vez la existencia de comandos militares para lanzar ataques en el ciberespacio, tan capaces como los que incursionan contra objetivos en el mar, la tierra y el aire. Según el secretario de Defensa, Leon Panetta, el Pentágono responderá a cualquier ofensiva o amenaza exterior en el plano informático e incluso […]
Estados Unidos admitió por primera vez la existencia de comandos militares para lanzar ataques en el ciberespacio, tan capaces como los que incursionan contra objetivos en el mar, la tierra y el aire.
Según el secretario de Defensa, Leon Panetta, el Pentágono responderá a cualquier ofensiva o amenaza exterior en el plano informático e incluso está en condiciones de identificar y localizar a los agresores potenciales.
Entre otras cuestiones, agregó que un grupo de expertos diseña nuevas «reglas» para determinar cuándo, cómo y dónde las fuerzas armadas pueden emprender una ciberguerra.
«Desarrollamos la capacidad de conducir operaciones efectivas para contraatacar las amenazas a nuestros intereses en el espacio cibernético», aseveró Panetta anoche en Nueva York durante una conferencia con empresarios sobre seguridad nacional.
Sus declaraciones difieren de la postura anterior del Departamento de Defensa, el cual insistía en que las actividades del Ejército estadounidense en la web solo tenían carácter defensivo.
Hasta la intervención de Panetta, los funcionarios del Pentágono nunca hablaron de las estrategias y armas disponibles para atacar a los blancos que la Casa Blanca considere enemigos.
Las palabras del Secretario de Defensa también corroboran numerosas noticias sobre la alta implicación de Estados Unidos en la creación de virus malignos usados en operaciones de sabotaje y espionaje informático contra países como Siria, Líbano, Sudán, Egipto e Irán, la más afectada por ese tipo de agresiones.
Con ayuda de Israel, Washington ideó y puso en marcha el gusano Stuxnet que en 2010 dejó inactivas temporalmente a mil centrifugadoras para desarrollar la energía nuclear y producir electricidad en la nación persa.
Luego desarrollaron un software más nocivo, el Flame, encaminado a retrasar el programa nuclear iraní, conformar un mapa de la red informática, copiar archivos de las computadoras de funcionarios y recabar datos de inteligencia.
Ambos aliados y las potencias europeas también han aprobado varios paquetes de sanciones contra Irán, país al que acusan de querer fabricar una bomba atómica, hecho desmentido por Teherán y analistas estadounidenses en varias ocasiones.