Vicente Zito Lema no es sólo un integrante de la dirección de Resumen Latinoamericano, sino un poeta, escritor y filósofo de obligada consulta para desentrañar aspectos oscuros de la realidad que nos toca vivir. Recientemente, Vicente ha atravesado por un difícil momento a nivel salud que lo ha mantenido alejado de sus actividades habituales. Ahora, […]
Vicente Zito Lema no es sólo un integrante de la dirección de Resumen Latinoamericano, sino un poeta, escritor y filósofo de obligada consulta para desentrañar aspectos oscuros de la realidad que nos toca vivir. Recientemente, Vicente ha atravesado por un difícil momento a nivel salud que lo ha mantenido alejado de sus actividades habituales. Ahora, que empieza a salir de una lenta convalecencia, volvemos a recuperar a un hombre fundamental para analizar los difíciles momentos que viven Argentina y el mundo. Por eso, en esta entrevista quisimos que nos acercara su opinión sobre lo que se ha dado en llamar el Caso Nisman y todas las consecuencias desencadenadas a partir de la muy extraña muerte del fiscal del caso AMIA.
-Zito Lema: Yo insisto siempre en que uno dialécticamente, puede ir del todo a las partes y de las partes al todo. Es decir, siguiendo un esquema clásico de pensamiento, nosotros podemos y debemos ver la situación en Argentina teniendo en cuenta el contexto internacional. Esto permite entender más una situación, sabiendo incluso que la influencia de lo que ocurre en el mundo y en Latinoamérica tienen importancia, pero en un caso preciso las circunstancias son tan específicas que su incidencia no es determinante.
-Vamos a analizar entonces este momento histórico.
-En este momento histórico, creo honestamente que la gravedad de lo que pasa en Argentina es entendible a partir de reconocer que estamos viviendo en un tiempo agudo de guerra por un lado, y también de reagrupamiento a nivel internacional, donde ciertos acuerdos se están rompiendo y se están forjando otros.
El caso Nisman es inexplicable por fuera de esta lógica de monstruosidad que se está dando en el mundo entero. Nisman era el fiscal del caso AMIA y este último es inentendible por fuera de lo que está pasando con el Estado de Israel, o con el glorioso pueblo palestino. O de lo que ocurre en Latinoamérica con la avanzada feroz de Estados Unidos que ve que está perdiendo espacios (espacio = poder).
Recordando irónicamente a Nietzsche, podemos decir que «más allá del bien y del mal», la propia subsistencia de EEUU como Imperio no tiene destino por fuera de un poder, todavía potente, en América Latina. Es innegable que ellos pretenden seguir siendo Imperio, no el único pero por lo menos uno de ellos, y si eso no fuera posible peligra su permanencia. Más aún, tendrían que refundarse otra vez como país, algo que les resultaría doloroso. Sobre todo, cuando aún poseen poder, y gran parte de las burguesías latinoamericanas están influenciadas por la cultura norteamericana y los intereses económicos ligados a las mismas.
-¿Das por hecho que las llamadas burguesías nacionales están en retroceso?
-Seamos sinceros, hablar de burguesías nacionales en el continente queda antiguo e imposible en las nuevas formas de reproducción material de la existencia que hoy se da en el mundo.
¿En este marco qué significa Nisman muerto? ¿Crées, como afirman muchos que es parte de una decisión del Mossad y la CIA?
-Tendremos que ver más elementos concretos de la investigación, pero la lógica de cualquier razonamiento mínimamente coherente en lo histórico e intelectual, lleva a decir que es imposible no ligar ese cadáver sin poner el acento en un montón de cosas que se están dando en estos mismos días. Por ejemplo, lo que pasó en Francia con el atentado a la revista «Charlie Hebdo» y al supermercado en París. Es imposible de entender ese hecho que suena a provocación por la manera que se da, por la forma grosera en que tuvo que ser relatado y luego terminado, donde no queda nadie que pueda contar lo que pasó. La policía francesa tuvo «gran capacidad» para ubicar a los presuntos autores del atentado, y también para exterminarlos antes de que puedan decir una sola palabra, sin importar la violación de medidas mínimas civilizatorias. La vida de cinco rehenes valen más que la vida de un «terrorista», salvo que este último hubiera poseído una bomba que pudiera causar la muerte de mil personas. Pero en este caso no era así. Lo que ocurrió fue una verdadera matanza de ida y vuelta ¿Por qué ocurrió esto? Uno tiene la obligación intelectual de pensar que esos hechos suceden, más allá de que desde el punto de vista antropológico o histórico se pueda entender la acción de odio violento de los que atacaron la revista. Pero es casi imposible quedarse con esa sola versión. Suena realmente a que fue algo preparado para producir ese efecto. ¿Por qué? Porque se ha desatado una gigantesca lucha por la subsistencia de las grandes potencias y porque estas, para seguir estando vivas no pueden hacerlo en relación de convivencia. Necesitan de la guerra. Tal vez no sea bueno (o sí) citar al Papa, pero cuando Francisco hace unos pocos días dice que «vivimos en guerra», es absolutamente cierto.
-Eso significa que no hay que quedarse con ver sólo el árbol sino tratar de visualizar el bosque.
-Así es. Estamos viviendo una guerra, y suena fatalista decir que es imposible detenerla si no se cambian las reglas de juego para otro tipo de mundo. Pero las grandes potencias no están preparadas para ello. Salvo que pensemos que a una gran potencia la dirigiera un Aristóteles, un Platón, un Ho Chi Minh o un Fidel Castro… pero los que están hoy no tienen ese nivel de estadistas como para proponerse organizar una civilización de coexistencia. Entonces, la Naturaleza se destruye, los cuerpos de los seres humanos se sacrifican inexorablemente en este altar de la destrucción en pos de mantener formas de capitalismo, con rasgos de antiguos imperialismos. Si queremos que esto no suceda habría que llegar a un nuevo acuerdo civilizatorio, pero no lo veo a Obama con fuerza ni ganas de hacer eso. No lo veo tampoco al presidente de Francia, que mostró una incapacidad moral e intelectual gigantesca. El primer ministro inglés huele a podrido por toda su postura, la Canciller alemana realmente causa terror y lo mismo el presidente español. El mundo está hoy gobernado por lo peor de sí mismo.
De ahí entonces, el cuerpo de Nisman. Viene fantástico en esta circunstancia castigar a la Argentina, no pensando en castigar a Cristina Kirchner como Presidenta, sino sancionar a lo que ella expresa -le guste o no, con aciertos o errores, debilidades u obscenidades- de organizar un mundo latinoamericano, un poco más independiente del gran Imperio. Esta búsqueda, por conciencia, por amor o por miedo ya no importa, como diría Borges. A esta búsqueda de una estrategia en común hay que sumarle las nuevas relaciones con China, que también alteran las relaciones a nivel mundial. Porque es verdad que Argentina no es una gran potencia, pero en relación a ciertas cosas importantes en el mundo de hoy por su carencia, tiene peso. Argentina, después de EEUU, es el productor más grande de soja, y para China, soja es hoy algo imprescindible. Y esto no es un tema menor.
Lo concreto es que Bolivia, Ecuador, Venezuela y que hasta el mismo Brasil, con sus contradicciones, están comerciando y haciendo una reagrupación de fuerzas con China, y esto cambia la relación de fuerzas en el mundo de hoy.
-O sea, que el caso Nisman es una pieza de este engranaje de agresión internacional contra Argentina.
-Por todo esto que señalo, si nos preguntamos qué pasó con Nisman, nos damos cuenta que su cuerpo, su hacer, es aprovechado en esta estrategia de ofensiva imperial. Pero a la vez, hay una lectura menor, bastante elemental, y consiste en preguntarse: ¿quién gana y quién pierde con estos hechos?. ¿Qué gana Cristina Kirchner o el gobierno kirchnerista con la muerte de Nisman? ¿Para qué provocarla? ¿Por miedo a una condena judicial? Es casi un absurdo. Hasta un estudiante de derecho sabe que no había la menor posibilidad jurídica a nivel doctrinario y académico o científico, de condenar a la Presidenta, ni al Canciller ni a ninguna de las otras personas acusadas en los papeles elaborados por NIsman. No hay ningún delito. El delito es previo a ser un delincuente y no toda conducta humana es delito. Toda persona que haya transitado por el derecho -lo han dicho los mayores especialistas de nuestro país- sabe que de la acusación de Nisman no sale ningún delito concreto para las personas imputadas y menos todavía, ninguna prueba científica. Entonces, todo esto se ha convertido en una vulgaridad. A partir de esta constatación, no querer ver que se quiere castigar, más que a Cristina y su gobierno, a la propia Argentina, en la medida de un comportamiento como país, que va en contra del poder. Ese poder que hoy, tiene como mascarón de proa a una alianza nefasta, con dos arietes nefastos: Estados Unidos y el Estado sionista de Israel.