Es muy cierto que Andrés Manuel López Obrador se ha «pasado» en sus declaraciones, tal vez es un hombre con poco tacto político a la hora de hacer ver la realidad y cae hasta en exhibir de manera incorrecta, y muy personal, a los contrarios o «adversarios», como él les llama. Recordemos el «callate Chachalaca» […]
Es muy cierto que Andrés Manuel López Obrador se ha «pasado» en sus declaraciones, tal vez es un hombre con poco tacto político a la hora de hacer ver la realidad y cae hasta en exhibir de manera incorrecta, y muy personal, a los contrarios o «adversarios», como él les llama. Recordemos el «callate Chachalaca» en referencia al expresidente Vicente Fox, o el «Riki Rikin Canallin», hacia el Candidato el PAN a la presidencia Ricardo Anaya Cortés.
A mi parecer, usar el termino «adversario» y demás calificativos, no son actitudes acertadas, mucho menos correctas, saliendo de un Presidente de nación, sobre quien recaen los principios que nos dan, al menos, una utópica idea de bienestar legal y democracia. Desde esa perspectiva, el decir «adversarios» resta algo así como una especie de respeto democrático hacia la oposición.
López Obrador no debe ser participe en esta polarización de la sociedad, está bien para el discurso político en campaña, puesto que es primicia crear enemigos comunes, pero no así ya con la embestidura que tiene ahora.
Eso de llamarlos meramente «adversarios», o como es costumbre: prensa fifí, no es nada correcto, y es ahí donde quiero hacer ver que, existiendo tantos y tantos adjetivos para nombrar a los que no comparten sus programas nacionales, que como es sabido, siguen intereses talves de manera personal y no colectivos, se opta por calificativos de los mas hirientes y clasistas, y ojala fueran términos marxistas, al menos, para nombrar a los que no comparten sus ideas, y digo marxista porque ha sido la ideología antagonista y de confrontación por antonomasia, como aquel ruso que llamaba «la contrarrevolución» a sus detractores, pero en México no hay eso, AMLO prefiere usar palabras fuertes, hirientes y provocativas, muy lejos de ser verdaderamente un visionario político o al menos un entendido de los grupos de presión en un gobierno y de cómo sobrellevar las relaciones con estos grupos, ¿Acaso el no se hace llamar un demócrata como Madero y demás? Creo que AMLO nos ha quedado a deber en ese sentido.
Pero, pensemos en él (en AMLO) ¿Toca algo de razón en su entender que hay un grupo que intenta por todos lo medios posibles, sobre todo de comunicación, atentar contra el libre transito de sus políticas sociales y demás tácticas de gobierno? En este sentido, es claro que hay un sistema empedernido en tratar de desestabilizar su gobierno, eso es claro. y ya fueron exhibidos en textos periodísticos y recientemente en el libro de Tatiana Cloutier, en donde deja mal parado a Enrique Krauze como el actor intelectual y a la vez el operador de un golpe mediatico contra López Obrador.
En este entendido es obvio que, la prensa acomodada en este rubro de presión hacia el presidente de la república, cerró filas a las indicaciones del grupo que representan, los de arriba, los ahora no beneficiados.
Es claro que el sistema anterior a AMLO tenía todo una cobertura mediática, que a mi parecer, servia mas de propaganda sistémica que de prensa verdadera y son estos los atacantes ahora.
El titulo de este escrito es eso: la guerra de propaganda barata, veamos porque:
La prensa verdadera es democrática, y es la mayor herramienta que puede tener una democracia en el tema de transparencia y en el uso de las instituciones al servicio de la sociedad.
La prensa responsable es imparcial, neutral y hasta perseguida por todos lados. Desde tiempos de su creación ha sido para lograr la democracia que hoy tenemos, desde que inventó la herramienta mecánica para la publicación el alemán Gutenberg y se empezaron a divulgaron textos, la información y las ideas empezaron a hacerse masivas, en ese tiempo la hegemonía en la edad media se cimbró, luego Martín Lutero la usó para publicar sus criticas contra la iglesia católica, y eso fue el principio, la génesis moral y la directriz de muchas revoluciones. Se dieron cuenta que la divulgación de ideas era posible y así mejorar el mundo.
Para eso sirve la prensa, no para descalificar a la primera falta de manera hasta visceral y desde la ignorancia porque, dicho sea de paso, hay mucha ignorancia en los temas que usan para atacar a la figura presidencial. Se ven ridículos pues.
Es muy claro también que la prensa en sí está muy delimitada y se encuentra en una linea muy delgada hacia la propaganda política, así ha pasado en el fascismo del siglo pasado, sin embargo, le debemos mucho a la prensa verdadera porque con esa herramienta se han dado avances claros hacia las instituciones de las que hoy gozamos.
La verdadera Prensa, no puede estar al pendiente de un error de dicción o de semántica, o estar a la expectativa de la nota roja, para denostar un gobierno de manera sesgada. La prensa es para garantizar la democracia y si el emisor se equivoca su trabajo es investigar y exponer la realidad siempre hacia el avance en democracia. Lo demás es propaganda.
Lo que vemos en México no es prensa, es un aparato de propaganda barata muy bien aceitado y mordaz a las ordenes de un grupo de élite a quienes no les favorecen las políticas del nuevo presidente.
Como dije antes, hay una linea muy delgada entre ser propaganda y ser comunicador de hechos, pero la diferencia la hace la visión de democracia y la intención de contribuir a ella, esa es la brecha, no hay mas.
En el gobierno de López Obrador no hay una prensa fifí, porque no es prensa, pero sí, es fifí, porque son un grupo de personas que tienen una visión clasista de la sociedad mexicana, sin embargo, AMLO no debería prestarse a llamarles ni prensa ni fifí, bien podría usar otros como la «contratransformación», «la propaganda de enfrente» o que sé yo, pero siempre garantizando el avance social, porque llamar las cosas por su nombre es garantizar democracia, es abrirle los ojos a la sociedad, rompiendo así las costumbres clasistas y separatistas de los de enfrente.
AMLO debería llamar a la unidad nacional y no a la polarización, no prestarse al juego de adjetivos clasistas; dicen que la mejor defensa no es la ofensa sino evidenciar la verdad del otro, y hacerlo ver débil y descobijado.
Los medios de comunicación que quieran llamarse serios no deberían centrarse en una visión sesgada, la sociedad esta a la expectativa y está mucho bien informada y con una capacidad para el análisis político que muy pocas veces podrá creer lo que se dice y que se repite muchas veces en un día.
Una táctica de la propaganda política es: expresa y di lo mismo pero con otras palabras, y eso lo usaba Goebbels en el Tercer Reich. Creo que aquí lo hacen pero de una manera muy pobre, por eso es propaganda barata.
Ya no estamos en los tiempos que si la noticia la decía Jacobo Zabludovsky en 24horas o en ECO a las diez de la noche era verdad: porque lo dice Jacobo o Abraham, o Joaquín López Doriga, etc, etc.
El mundo de las redes sociales exige cada día mayor democracia, y mayor creatividad si quieren continuar como propaganda, y no deberían usar el mismo mensaje aunque sea maquillado con otras palabras porque se nota.
AMLO entiende perfectamente al pueblo, sabe lo que el pueblo busca y quiere, su trabajo como líder político es evidenciar y llamar a las cosas por su nombre, pero como un maestro a los alumnos, no como un bufón burlista y bonachón. Seamos serios y la democracia avanzará.
El día que AMLO diga desde una perspectiva exacta las cosas, su respaldo ciudadano se verá mucho mas fortalecido.
Seamos felices.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.