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Evo 2010-2015, consolidación o conciliación del proceso

Fuentes: Rebelión

Después de todo el recorrido de la era de Evo Morales, desde su aparición en la vida político social del país como miembro y luego dirigente del sector de productores de hoja de coca del trópico del departamento de Cochabamba en la década del los 80, es la época cuando la Central Obrera Boliviana, como […]

Después de todo el recorrido de la era de Evo Morales, desde su aparición en la vida político social del país como miembro y luego dirigente del sector de productores de hoja de coca del trópico del departamento de Cochabamba en la década del los 80, es la época cuando la Central Obrera Boliviana, como núcleo de unidad de todo el movimiento obrero y campesino del país, es duramente vapuleado como consecuencia del golpe narcos fascista de García Meza el año 1980.

Luego con la lucha del pueblo boliviano siempre a la cabeza de su matriz sindical y partidos revolucionarios, se recupera la «democracia» y con el asenso al gobierno de Siles Zuazo con la UDP , después de casi 20 años de dictaduras militares en el Cono Sur, el país se encuentra endeudado y con una crisis económica galopante, todas las esperanzas de un pueblo por la democracia y su bienestar ,se ven frustradas ante la falta de respuestas económicas de un gobierno y una coalición llamada de «izquierda» la Unidad Democrática Popular, que pretendió gobernar por encima de las clases.

Este intento fallido de los actores políticos bolivianos, se dio en el momento justo cuando se inicia así la larga noche del neoliberalismo impuesto por el consenso de Washington usando a sus lacayos nacionales, un plan de entreguismo y saqueo que vino aparejado de la política de privatizaciones y como consecuencia de ello los miles y miles de despidos de trabajadores especialmente de mineros como un castigo maldito al sector más combativo, esclarecido políticamente y solidario del movimiento obrero y campesino vanguardia de las luchas de la Central Obrera Boliviana.

Esta arremetida del imperio con sus cómplices nacionales, diezmó las luchas del movimiento obrero que quedó disminuido sin su vanguardia principal el sector minero, que con las privatizaciones de sus fuentes de trabajo quedaron reducidas al mínimo, sucediendo lo mismo en otros sectores importantes como fabriles y petroleros, etc.

No seria honesto no afirmar que pese a toda esta situación y con algunas actitudes oportunistas de dirigentes y algunos sectores laborales que por error o complacencia se sumaron al carro del neoliberalismo, las luchas continuaron desde las bases y con sindicatos que cada día exigían más claridad en la conducción a sus dirigentes.

Organizaciones gremiales y por cuenta propia llamados » sectores emergentes» de pequeños y medianos propietarios, es decir no asalariados surgen en el contexto nacional, ante las arremetida del neoliberalismo que golpea la economía de los más débiles, esa lucha es sectorial cada uno velando por sus intereses propios, así el sector cocalero se enfrenta al modelo por que el neoliberalismo en su plan de llevar la «felicidad a los pueblos», se toma como meta acabar con el narcotráfico y por supuesto usando lo más fácil, terminar con el cultivo de la hoja de coca.

En ese contexto, la lucha cocalera en principio consistía solamente en defender los intereses de su propio sector y que no se involucraba con los demás problemas del país.

El c. Evo Morales, según se afirma, colaborado por ONGs y sobre todo en su entorno inmediato contando con conocidos ex dirigentes sindicales especialmente mineros y con su experiencia sindical acumulada, deciden correctamente que la lucha de los cocaleros no solo debe ser por la defensa de la hoja de coca, sino que debe involucrar en sus demandas y planteamientos el problema nacional, llegando así a la fundación de su Instrumento político Por la soberanía de los Pueblos (IPSP) y luego con la sigla prestada del MAS, incursionan en la vida electoral del país con los resultados positivos por demás conocidos hasta hoy.

Fue el sector obrero y campesino quien salió nuevamente a las calles cuando se agudizó la lucha contra el sistema neoliberal, así fue como en la «guerra del agua» en la ciudad de Cochabamba, el año 2000, marcó un hito de recuperación de las luchas del movimiento obrero, pues estuvo precedido ese levantamiento popular en contra del sistema, por la Coordinadora de Defensa del Agua, encabezada por el dirigente fabril Oscar Olivera y demás representantes de obreros y campesinos, no fue una lucha sectorial, sino una lucha popular.

Las reclamaciones y luchas contra el modelo y el sistema no cesaron, levantamientos de obreros y campesinos por la no entrega del gas natural en calidad de regalo a las transnacionales, desemboca en los luctuosos sucesos de «la masacre de octubre negro» el año 2003, que fue como consecuencia de la luchas que se iniciaron con bloqueos de caminos y marcha hacia la ciudad de la paz, por parte de trabajadores , mineros, cooperativistas, campesinos y pueblo en general, que resistió el atropello fascista que utilizó al ejercito Goni Sánchez para masacrar una vez más al pueblo boliviano, este hecho político-militar se resolvió en las calles de la ciudad de La Paz..

Después de ocurrida la masacre y la resistencia del pueblo a la cabeza de su organización matriz, la Central Obrera Boliviana y con un ejército sediento de sangre y dispuesto a continuar la masacre, pese a la resistencia que se esparcía por todo el territorio, los mineros y el pueblo en las calles dispuestos también al enfrentamiento final, fue el momento cuando el responsable principal de estos sucesos Sánchez de Lozada, de seguro aconsejado por sus mentores los gringos, decide pasar su carta de renuncia al parlamento nacional y así comenzó su fuga del país, al lugar que cobija mejor a sus sirvientes que prestan buenos servicios a su causa: los EE.UU..

Estos acontecimientos marca el final de la era neoliberal en Bolivia, que luego en el año 2005 con el triunfo con una mayoría absoluta de Evo Morales a la presidencia de la República, apoyado por un movimiento popular hastiados de las políticas neoliberales como careta del sistema capitalista y en repudio a las dos décadas de entreguismo de nuestras riquezas naturales, decide apoyar la única opción en ese momento y apuesta a Evo Morales, como la síntesis de toda la larga lucha acumulada por los trabajadores, campesinos y pueblo boliviano con sus instituciones y partidos políticos revolucionarios.

Hasta aquí lo hecho por el gobierno de Evo Morales, para mi como su votante y espero que para todos los millones que le reiteramos nuestro apoyo este 6 de diciembre, pese a la arremetida del imperio con sus lacayos nacionales contra el proceso liberador que encabeza, ha sido eficiente considerando además la falta de experiencia como gestor de políticas nacionales, hoy ya subsanadas con su maratónica acumulación de una rica experiencia en estos 4 años de su mandato presidencial.

Ahora que iniciará un nuevo periodo gubernamental con una mayoría que le permite el no necesitar de pedir auxilio a la burguesía nacional para implementar la nueva Constitución política del nuevo Estado Plurinacional, para la aprobación de más de 200 leyes que deben expresar, sin remilgos de ninguna naturaleza la hegemonía de clase de los explotados y excluidos de este país.

Hay la necesidad además de cambiar leyes que siempre favorecieron a los grupos de poder, así mismo será imprescindible el estudio e implementación de nuevos códigos de procedimiento tanto civil, penal, laboral y procedimientos administrativos, para que respondan a la nueva concepción de este nuevo estado Plurinacional y dejen de ser leyes heredadas de códigos Napoleónicos y de dictaduras militares.

En definitiva un proceso de cambios y liberador tendrá que estar asentado básicamente en la urgencia de cambiar las relaciones de producción capitalistas como manera de ir entregando el poder al pueblo, única garantía de la no reversión de este proceso de cambios.

En el orden económico una política de liberación nacional, asimismo debe estar sustentada en la soberanía alimentaria, lo que significa tener en las manos del pueblo la cadena alimenticia desde su producción, transporte y distribución, así como la importación por parte del estado de insumos para el desarrollo nacional.

Mientras el capitalismo a través de la derecha nacional siga teniendo en sus manos el poder económico, latifundios improductivos como tierras para la especulación y sigan chantajeando cuando les venga en ganas con alimentos de primera necesidad, siempre será una espada de Damocles, que estará pendiendo sobre la cabeza del proceso y constantemente será su carta de negociación hasta pretender lograr la claudicación del mismo.

Habrá el tiempo para revisar y mejorar los contratos incumplidos sobre sus inversiones de las Empresas Transnacionales en sector de hidrocarburos, muchas veces denunciados y nunca aclarados ante la opinión pública nacional.

En estos tiempos de escasez de votaciones contundente, como la obtenida por Evo con el 64 por ciento de votantes, es un lujo que no se puede desaprovechar para imprimir una verdadera política de liberación nacional y en contra de lo que tanto se pregona como el causante de los males de la humanidad y el medio ambiente: el capitalismo.

Persistir en arreglar o solucionar todos los problemas de las grandes mayorías de explotados y excluidos, industrializando, haciendo grandes obras camineras muy necesarias, incentivando la otorgación de bonos o aumento de los mismos como alicientes en contra de la pobreza, incentivando como premisa y política de estado al egoísmo capitalista a la pequeña o mediana o grande propiedad privada, en desmedro de la propiedad de todos y para todos, lo único que se estará haciendo es alargar no por mucho tiempo el retorno de las elites capitalistas.

En este nuevo periodo 2010-2015, solo quedan dos opciones. Profundizar y consolidar este proceso de cambios de la mano y en beneficio de las mayorías nacionales apoyado como vanguardia en la clase obrera, especialmente en los batallones de lucha consciente y revolucionaria de los mineros de Huanuni, y las demás minas del país, en los fabriles de las ciudades, en los petroleros, constructores, en los campesinos pobres y sin tierra con las mujeres organizadas, y juntos a los partidos y corrientes políticas verdaderamente revolucionarios como vanguardia de todos los demás sectores que apuestan por este proceso de cambio.

La otra opción ilusoria, será el persistir solucionar los problemas de todos dentro de los moldes del sistema capitalista, tratando de estar bien con el pueblo y con los responsables de sus desgracias, la burguesía nacional y sus mandantes el imperio norteamericano.

Nuestro voto el 6 de diciembre ya dio su palabra, vamos por la primera opción, el pueblo como siempre a la cabeza de sus organizaciones revolucionarias como lo hizo, antes de ayer, ayer y hoy lo volverá a hacer de luchar y defender no solo con su voto, sino en las calles su férrea voluntad de transitar hacia la verdadera liberación nacional.

Le toca al gobierno cumplir fielmente nuestro mandato, con el pueblo y para el pueblo todo.

José Justiniano Lijerón es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)


Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.