Aunque aún no asumió formalmente el mando del gobierno, el nuevo presidente electo de Bolivia, Evo Morales, dio vía libre para la explotación privada del Mutún, uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo, reabriendo una licitación cuestionada por ambientalistas, sindicalistas y dirigentes campesinos del Movimiento al Socialismo (MAS) por ser dañina a […]
Aunque aún no asumió formalmente el mando del gobierno, el nuevo presidente electo de Bolivia, Evo Morales, dio vía libre para la explotación privada del Mutún, uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo, reabriendo una licitación cuestionada por ambientalistas, sindicalistas y dirigentes campesinos del Movimiento al Socialismo (MAS) por ser dañina a la economía y al medio ambiente del país.
En una reunión con el aún presidente Eduardo Rodríguez, Morales aseguró que ni él ni su vicepresidente, Alvaro García Linera, habían solicitado la suspensión de la licitación internacional del yacimiento, por lo que desautorizó las gestiones emprendidas por el senador electo del MAS, Santos Ramírez y otros asesores y parlamentarios del movimiento que ganó por casi el 54% de los votos en la elección de este domingo, enarbolando la bandera de la nacionalización de los recursos naturales.
«Ese proceso (la licitación) debe continuar. Es importante la búsqueda de inversión para Santa Cruz. Nosotros nunca hemos pedido ninguna postergación», dijo Morales al reunirse con Rodríguez, tras lo cual el proceso fue reabierto, quedando superados los bloqueos de rutas, trenes y paso a Brasil con que amenazó el movimiento cívico cruceño en caso de paralizarse ese proceso.
El yacimiento de mineral de hierro del Mutún, 1.700 kilómetros al sudeste de La Paz, en la zona oriental de Santa Cruz y muy cerca de la frontera con Brasil, es considerado uno de los más importantes del mundo y China está interesada particularmente en su explotación.
El pasado martes, el gobierno de Rodríguez, en consulta con dos diputados y dirigentes del MAS, había decido postergar por 60 días la licitación internacional del proyecto para que la nueva administración gubernamental asuma la responsabilidad por el proceso, lo que ocasionó airadas protestas de los dirigentes del Comité Cívico Pro Santa Cruz y otros empresarios del oriente, bastión de la oligarquía contraria a Morales y al nuevo gobierno.
Tras la reunión con Morales, el presidente Rodríguez reabrió la licitación, que había sido llevada hasta ahora de forma poco transparente, con excesiva premura, por un gobierno transitorio y en medio de un proceso electoral que centró la atención de muchos sectores.
UN EMPORIO MILONARIO
El Mutún está ubicado en la provincia Germán Busch de Santa Cruz; tiene una superficie de 60 kilómetros cuadrados de área mineralizada. Según el Comité de Defensa del Patrimonio Nacional, que cuestiona la licitación, sus reservas alcanzan a 40 mil millones de toneladas de hierro y 10 mil millones de magnesio, lo que representa el 70 por ciento de las reservas del mundo. El valor bruto de producción del Mutún se calcula en 100 millones de dólares por año.
De la licitación participan las compañías británico-holandesa Mittal Steel Group, la brasileña EBX Siderúrgica Bolivia, el consorcio argentino Techint-Siderar, la chilena Luneng y la india Jindall Still and Power.
DAÑOS AMBIENTALES Y ECONÓMICOS
Las críticas a la licitación apuntan a temas ambientales y económicos. Sobre el primero, el Foro Boliviano de Medio Ambiente (Fobomade), dijo que de llevarse adelante el proyecto, tal como está concebido, se ocasionará severos e irreparables daños al medio ambiente, con contaminación de suelos y agua, afectando la economía de la zona y la salud de la población circundante.
«La explotación de hierro del Mutún afectaría no sólo el cerro sino también una extensa zona a su alrededor, como también los cuerpos de agua que tienen su origen en el mismo cerro. Los ríos y riachuelos de agua cristalina que se originan en el Mutún al ser contaminados podrían transportar minerales tóxicos a grandes distancias llegando inclusive al río Paraguay, contaminando la cuenca, ya que el yacimiento el Mutún se encuentra en el Pantanal. Los impactos ambientales de mayor importancia de la explotación de hierro del Mutún se presentan a partir de la construcción de la infraestructura para el proyecto y la explotación del mineral».
«La fuente energética que requiere el proyecto, si es de gas natural significa un nuevo ramal al gasoducto Bolivia – Brasil, la implantación del derecho de vía, deforestación, alteración de flujos de agua y otros. Si se empleara, en cambio, carbón vegetal, en primer lugar se deforestará la zona, afectando el complejo sistema del bosque (suelo, agua, microclima, energía, variedad de plantas y animales en mutua relación) para las posteriores plantaciones forestales de rápido crecimiento y por lo tanto de desgaste del suelo, alto consumo de agua reduciendo la biodiversidad local y generando plagas que podrían afectar los cultivos agrícolas y la ganadería», advierte el Fobomade
OTROS PROBLEMAS
Otros especialistas y miembros del Comité de Defensa del Patrimonio Nacional han advertido, por su parte, sobre graves irregularidades e ilegalidades en la convocatoria a la licitación, la ausencia de condiciones técnicas para garantizar que no existan daños ambientales y grandes pérdidas para el Estado por la explotación de minerales y productos que no están contemplados en la licitación.
Expertos, como Oscar Gonzales, sostienen que hubo un proceso irregular de convocatoria, con decretos que vulneran la Constitución Política del Estado. Otros factores que ponen en cuestionamiento todo el proceso es la ausencia en las bases de la licitación de una estrategia técnica definida para el proceso productivo y el no tomar en cuenta la explotación de 20 millones de toneladas de manganeso, con un valor tres veces mayor al del mineral de hierro y ampliamente requerido por las siderurgias como elemento imprescindible en la fabricación de aceros especiales.
En el Comité de Defensa del Patrimonio Nacional se cree que con la licitación del Mutún se estaría cometiendo el mismo error que se hizo con el gas y el petróleo, ya que los beneficios de esta explotación para Bolivia sería de apenas el 3 por ciento de todo el millonario de negocio y el resto para la transnacional que se adjudique el proyecto. Razones suficientes para que algunos dirigentes del MAS hubiesen tomado la iniciativa de gestionar la suspensión de la licitación, hasta que fueron desautorizados por Evo Morales y García Línera, aparentemente más preocupados por no contrariar a la oligarquía y élites de Santa Cruz, antes que cumplir su compromiso de nacionalizar todos los recursos naturales.