El triunfo de Evo Morales en primera vuelta con el sesenta y tres por ciento del total de los votos, participando el noventa por ciento del total de electores, no deja dudas en cuanto a su arraigo popular. A esto debe añadirse que el (oficialista) Movimiento al Socialismo (MAS) tendrá mayoría en las dos cámaras […]
El triunfo de Evo Morales en primera vuelta con el sesenta y tres por ciento del total de los votos, participando el noventa por ciento del total de electores, no deja dudas en cuanto a su arraigo popular. A esto debe añadirse que el (oficialista) Movimiento al Socialismo (MAS) tendrá mayoría en las dos cámaras legislativas y, también, que ha obtenido apreciables votaciones en la «media luna» (zona del oriente del país constituida por los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni, donde la oposición es más fuerte).
Ahora, seguramente que Bolivia apurará el paso para «poner al día» la nueva Constitución.
En lo económico, Bolivia ha tenido un fuerte crecimiento: del 2005 al 2008, el PBI creció 4,4, 4,8, 4,6 y 6,1 por ciento, respectivamente (Buena parte de la información proviene de The economy of Bolivia under the Morales Administration, www.cepr.org, diciembre 2009). La CEPAL anunció el 10 de diciembre que el PBI boliviano tuvo el crecimiento más alto de toda la región en el 2009: 3,5 por ciento (Perú llega séptimo – sólo crece 0,8 por ciento-, detrás de República Dominicana, Paraguay, Haití, Uruguay y Cuba).
Una parte importante del crecimiento se debe a los buenos precios del gas, principal producto de exportación, siendo Brasil su mercado más importante, seguido de Argentina. Esto le ha permitido aumentar sus ingresos corrientes en veinte puntos del PBI, algo notable: desde el 27,4 hasta el 48,4 por ciento del PBI del 2004 al 2008. También han aumentado los egresos presupuestales (del treinta y tres por ciento en el 2004 al cuarenta y cinco por ciento del PBI en el 2008).
Así, el superávit presupuestal acumulado del 2006 al 2008 asciende a nada menos que el 9,4 por ciento del PBI. Este «colchón» le ha permitido al gobierno «guardar pan para mayo» y, de esa manera, enfrentar a las vacas flacas que ya llegaron, pues, de un lado, han bajado los precios del gas para la exportación y, de otro, la crisis económica en Brasil ha disminuido las importaciones de treinta a veintiún millones de metros cúbicos diarios.
Mención especial merece la «nacionalización» del gas, que devolvió a Bolivia la propiedad del hidrocarburo en boca de pozo, aumentó las regalías (un primer aumento se dio en el 2004, del dieciocho al cincuenta por ciento, bajo el gobierno de Carlos Mesa) y, también, decidir soberanamente sobre el uso del gas. Es importante resaltar que se respetó la propiedad de las empresas gasíferas, que siguen en manos de Repsol, Petrobrás, British Gas y Total, principalmente. Según la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (que agrupa a las empresas extranjeras), de los 3.623 millones de dólares generados por el gas en el 2008, el sesenta y nueve por ciento fue para el Estado, cuatro por ciento para el transporte y el veintisiete por ciento restante a las empresas. Dice la Cámara Boliviana de Hidrocarburos que este es un «régimen muy duro» porque han pasado del sesenta y siete por ciento de la renta (antes del 2004) al treinta por ciento.
En el Perú, la cosa es exactamente como era antes en Bolivia.
Dicho esto, la española Repsol acaba de anunciar que en el periodo 2010-2015 invertirá 1.500 millones de dólares en el campo Caipipendi, mientras que el gobierno ha anunciado, para el mismo periodo, inversiones privadas adicionales de 2.100 millones de dólares, a las que se suman 1.700 millones de la estatal YPFB. En total, 5.330 millones de dólares.
Se nos quedan muchas cosas en el tintero. Por ejemplo que el Fondo Monetario Internacional aplaude el «buen manejo fiscal» de Bolivia, el aumento de las reservas internacionales, su baja tasa de inflación y el aumento de la inversión pública. Otro logro es la disminución de la pobreza y la desigualdad, en lo que ha jugado un rol clave la pensión universal para todos los bolivianos (la Renta Dignidad), que en el 2008 tuvo una cobertura del cien por ciento: recibieron 258 dólares en el año los que tienen pensión y 344 dólares los que no la tienen. Ya quisiéramos.
Como se aprecia, hay mucho que aprender de Bolivia, más allá de los epítetos. Por eso, y porque se trata de un país que comparte con el Perú miles de años de civilización e historia, es bueno «desideologizar las relaciones» y sacarse las anteojeras. Ojalá