Con la aprobación de la ley electoral transitoria, después de la serie de dificultades en el seno del Congreso Nacional que son de conocimiento general, se levanta el telón de la carrera electoral hacia los comicios del 6 de diciembre, para elegir al presidente, vicepresidente de la República y a los representantes a la nueva […]
Con la aprobación de la ley electoral transitoria, después de la serie de dificultades en el seno del Congreso Nacional que son de conocimiento general, se levanta el telón de la carrera electoral hacia los comicios del 6 de diciembre, para elegir al presidente, vicepresidente de la República y a los representantes a la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, el mundo político, afila sus mejores armas que utilizarán para granjearse el apoyo del soberano, así como también, para deshacer al oponente, en la carrera al Palacio de gobierno y hacia los escaños parlamentarios.
La derecha sabiéndose perdedora nuevamente en las próximas elecciones, ha hecho hasta lo imposible y lo seguirá haciendo, para boicotear y evitar confrontarse en las urnas, en realidad no quiere elecciones, ellos van por un golpe de estado, no hay dudas, siguen obedeciendo consignas de los grandes intereses extranacionales y continuarán poniendo una serie de obstáculos en su afán de pretender desestabilizar al gobierno y hacen una mala lectura de la situación al creer que con esa su actitud conspirativa, lograrían sumar al pueblo hacia sus afanes golpistas en contra del gobierno de Evo Morales.
Desde que el pueblo en su mayoría puso en el gobierno a Evo, la burguesía de este país a través de sus punta de lanza, los prefectos opositores, los comités cívicos, algunos resentidos de la izquierda, gente falto de información y muchos tontos útiles que aún quedan, vienen pregonando que Evo no duraría en el gobierno, sin embargo, la realidad demuestra otra cosa, que este proceso goza de excelente salud y apoyo en la mayoría del pueblo boliviano y que se enrumba a paso de vencedores al evento del 6 de diciembre próximo.
La mejor prueba fehaciente para aseverar lo expresado líneas arriba, son los beneficios que gozan esas mayorías excluídas y explotadas por mucho tiempo, tanto en el orden económico, social y político cultural, además con la implementación de una política exterior independiente y liberadora que significa en su esencia devolver la dignidad a los bolivianos para que seamos tomados en cuenta dentro del concierto internacional, como un país libre y soberano y no como un país mencionados en las estadísticas, como país etc. o como patio trasero de los norteamericanos.
Es verdad, todavía hay muchas deficiencias e imprecisiones, debido a la falta de experiencia lo que hace que el gobierno deba de recurrir a gente comprometida con el pasado debiendo así librar esta batalla con soldados prestados, algo peligroso como se demuestra en la actitud de algún caso de corrupción y errores de gestión publica en algunas instituciones del estado y no solo por gente sin experiencia, sino, lo más grave, con falta de consciencia política y hablamos de política revolucionaria.
Este gobierno, todo lo que prometió antes de las elecciones en el 2005, lo ha cumplido y aun más de sus posibilidades al unir su agenda partidaria con algunos puntos de las luchas de octubre del 2003, eso hay que entenderlo correctamente, por eso mismo cuando algunas voces o sectores del campo popular, reclaman más de la gestión de estos 3 años de gobierno de Evo, están en su pleno derecho, yo también pienso que se podría y se puede hacer aun mas, camino a una verdadera revolución que apunte realmente a terminar con las desigualdades promoviendo y fomentando principalmente la economía colectiva. Sin embargo esto último, no prometió este gobierno y su visión ideológica, se enfanga en pregonar su política basada en el aspecto cultural reivindicando la causa de la explotación y la desigualdad, en un problema de raza y no de clase, sin embargo existen en el propio Presidente Evo, actitudes un poco confusas de reconocer que el problema fundamental de la explotación y los males de los pobres sean indígenas o mestizos, no es un problema cultural ni de raza, sino de clases sociales.
El rumbo de este o cualquier otro proceso liberador, no es cuestión, ni labor de un solo hombre, aquí no hay iluminados, aquí deben haber lideres que respondan a las mayorías, eso si, mayorías organizadas y no montoneras que vayan en busca de beneficios solo económicos sectoriales, olvidando que las soluciones deben de ser colectivas y que necesariamente pasan fundamentalmente por el interés colectivo de clase y no de razas ni de intereses culturales ni de pequeñas minorías, pues lo repetimos, todo eso es subyacente a que primero tenemos que hacer una verdadera revolución.
Si la izquierda, los pensadores, los que lo saben todo, son conscientes de cómo un proceso o una revolución va por el camino correcto y saben diferenciar de un gobierno derechista, entreguista dependiente del imperio y violador de los derechos humanos, por no hablar de un gobierno fascista, debemos coincidir, no por Evo Morales, sino por la salud de este proceso de cambio y sobre todo por los principios que sustentamos, que es necesario diferenciar nuestras criticas que si hay que hacerlas, pero que las criticas por mas duras que sean no deben coincidir con las que hace la derecha de este país, por que de ser así, estaríamos jugando el infame papel de tontos útiles al servicio gratuito del enemigo de clase.
El Pueblo es paciente, sabe esperar, pero no es estúpido, saben por donde va la cosa y si se desvía algo en lo que ellos depositaron su esperanza, saben el momento en que deben decir basta, y aquí es donde las vanguardias esclarecidas, los partidos y corrientes y tendencias revolucionarias, deben cumplir su papel de organizar, para luchar y conquistar. La tarea para avanzar, es de todos.
La derecha estará siempre al acecho, goza del apoyo de la política intervencionista del gobierno norteamericano, la esencia del imperio, es la sumisión de los gobiernos a sus dictados, de eso todos tenemos que estar claros, cuando interpretemos las coyunturas en que se debate un proceso que es contestatario a los dictados del Norte.
Le falta mucho por hacer al gobierno en lo que le queda de este periodo y para el próximo, después del triunfo de diciembre, habrá el tiempo suficiente para acomodar lo que haya que enderezar y si el pueblo así lo exige transitar a niveles superiores por la consolidación de un proceso fruto de la acumulación de luchas de muchas generaciones que ofrendaron sus vidas y su tiempo a la causa de la revolución.
Reiterando que Evo no es imprescindible, pero tratando de leer correctamente el momento y el futuro del país, creo firmemente que por ahora es lo mejor que tenemos las mayorías, como garantía de unir y no dispersar nuestras fuerzas en beneficio del enemigo de clase. Evo y todos nosotros somos la mejor opción de este país.
José Justiniano Lijerón es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)