El gobierno de Evo Morales y la Central Obrera Boliviana (COB) continúan enfrentados por el número del aumento salarial. Mientras el Ejecutivo se mantiene en su oferta del 10 por ciento, los trabajadores reclaman que la suba llegue al 15 por ciento. Ayer, calculadora en mano, el presidente aymara explicó por qué obedecer al reclamo […]
El gobierno de Evo Morales y la Central Obrera Boliviana (COB) continúan enfrentados por el número del aumento salarial. Mientras el Ejecutivo se mantiene en su oferta del 10 por ciento, los trabajadores reclaman que la suba llegue al 15 por ciento. Ayer, calculadora en mano, el presidente aymara explicó por qué obedecer al reclamo de la COB perjudicaría a la economía boliviana. De todas formas, los manifestantes en todo el país mantienen los cortes de ruta y marchan a diario por las principales ciudades.
El conflicto del gobierno con los trabajadores quedó inaugurado en los últimos días de 2010, cuando Morales decretó el «gasolinazo», que elevó los precios de los combustibles hasta en un 82 por ciento. Las movilizaciones contundentes obligaron al presidente a dejar sin efecto la medida, pero esto no evitó que el costo de los alimentos subiera. Luego de dos paros generales en febrero y marzo, el jueves pasado la COB entró en una huelga indefinida, hasta que los recibiera Morales. En el Palacio Quemado aseguraban que la virulencia de la COB -era una de las principales aliadas del gobierno- se debía a que algunos líderes hacían «campaña» para las elecciones del 1º de mayo, cuando se elegiría la nueva dirigencia obrera. Incluso el Ejecutivo declaró que no se reuniría con la COB hasta después de sus elecciones. Pero las protestas en todo el país ganaron efervescencia, sobre todo en La Paz, donde las marchas de mineros con sus características explosiones de dinamita hacen temblar el casco viejo. La plaza Murillo no, porque la Policía siempre lo impidió. «Si la policía los dejaba entrar habrían dinamitado el Palacio Legislativo, el Palacio de Gobierno y si me encontraban seguro que me dinamitaban. Hasta puedo imaginarme que es como un golpe de Estado», sostuvo Morales. Finalmente, el domingo pasado el presidente aceptó sentarse con la dirigencia de la COB para negociar durante 18 horas, hasta el lunes al mediodía.
Como resultado, Morales y sus ministros firmaron un acta con los ocho preacuerdos alcanzados. Los obreros se negaron a rubricarlo hasta que consultaran el texto con sus bases. Según el documento, el gobierno y la COB se comprometían a elaborar en conjunto las leyes que dejarían sin vigencia al decreto 21060, implementado en 1985 para introducir a Bolivia en el mundo del libre mercado. Además, los obreros se encargarían de reestructurar la Caja Nacional de Salud (CNS), que tiene tres millones de afiliados, pasa por una crisis en todos sus niveles y desde el 4 de abril a nadie atiende porque los médicos están de paro. Sin embargo, en la reunión de Morales y los trabajadores no llegaron a un acuerdo sobre los aumentos de salarios. Ayer, el secretario ejecutivo de la COB, Pedro Montes, dijo que rechazaban la propuesta del gobierno y que ya presentarían la contrapropuesta de los trabajadores. «Si hubiese dinero ¿por qué no? (aumentar un 15 por ciento), pero si uno no tiene suficientes recursos económicos ¿de dónde se sacará dinero? Con el 10 por ciento estamos cubriendo la tasa de la inflación (de 2010). Es un incremento racional. El Tesoro no tiene capacidad para aumentar y aumentar», dijo ayer el presidente en conferencia de prensa. «La COB planteó dos posibilidades: la primera, que se incremente el 15 por ciento con el riesgo de ampliar más el déficit, y la otra, usar las reservas internacionales. En el primer caso, se explicó que el Tesoro General de la Nación (TGN) enfrenta un déficit de 880 millones de dólares. Un incremento implicaría pasar a cerca de los 913 millones de dólares de déficit y sería una situación complicada. En el caso de las reservas, estas pertenecen a todos los bolivianos y es deber precautelar estos recursos para mayor inversión. Por lo tanto, creemos que no es un pedido que se puede aceptar», explicó a su turno el ministro de Economía, Luis Arce Catacora.
Con el aumento del 10 por ciento, el salario mínimo queda en 815 bolivianos, unos 116 dólares. Los cortes de ruta no permiten el funcionamiento normal de los micros de larga distancia. Las manifestaciones y huelgas, principalmente de médicos y maestros, tienen más convocatoria en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, Sucre, Potosí y Trinidad. Las organizaciones campesinas e indígenas, que también reúnen a miles de personas, se mantienen al margen del conflicto y obedientes a Morales. Algunos dirigentes del campo incluso advierten que vendrán a La Paz para romper la huelga de la COB. Mientras Morales piensa en otros caminos para terminar el conflicto, las centrales obreras departamentales anunciaron que seguirán enviando obreros a La Paz para presionar al gobierno nacional.