Guarnecido por la simbología de los templos de Tiwanacu y acompañado por cerca de 30.000 personas, mayoritariamente indígenas bolivianos aimaras, quechuas y de otros pueblos originarios, Evo Morales fue purificado y reconocido por amautas, mallkus y jilakatas, que ratificaron colectivamente -al amparo de sus tradiciones- la voluntad de continuar el camino del triunfo alcanzado el […]
Guarnecido por la simbología de los templos de Tiwanacu y acompañado por cerca de 30.000 personas, mayoritariamente indígenas bolivianos aimaras, quechuas y de otros pueblos originarios, Evo Morales fue purificado y reconocido por amautas, mallkus y jilakatas, que ratificaron colectivamente -al amparo de sus tradiciones- la voluntad de continuar el camino del triunfo alcanzado el pasado 18 de diciembre y que oficialmente se iniciará mañana 21 cuando asuma la presidencia de Bolivia.
Empujarme si no puedo avanzar
Evo Morales se dirigió con respeto a las autoridades originarias y de las organizaciones indígenas y les pidió su colaboración, llamándolos corregirlo permanentemente, «si no puedo avanzar empujarme ustedes hermanas y hermanos», reconoció que es posible que pueda equivocarse, pero que jamás traicionará la lucha del pueblo boliviano, que es la lucha de los pueblos de Latinoamérica.
Calificó la victoria del 18 de diciembre el triunfo de todos los bolivianos, es el triunfo de la democracia, de una revolución democrática.
Paralelamente puso en evidencia que muchos profesionales, intelectuales, y gente de clase media, se habían sumado al instrumento político de liberación, al instrumento político del pueblo y dijo sentirse orgulloso como aimara, pero también les pidió a los «hermanos» de clase media, intelectual y empresarial que se sientan orgullosos de los pueblos indígenas originarios. Busquemos la unidad de todos los sectores respetando la diversidad, expresó.
Según el líder del Movimiento al Socialismo, los pueblos aimaras, quechuas, mojeños, chapacos, vallunos, chipayas, yuracerés, chiquitanos, muratos, son dueños absolutos de la noble tierra boliviana y así deber ser reconocido por todos.
El triunfo de la conciencia
La presencia voluntaria de miles de bolivianos y bolivianas fue puesta en relieve por Evo, que no sólo manifestó su sorpresa, sino que valoró que la gran concentración había sido totalmente voluntaria, que no se había puesto ni un solo boliviano para que la gente acudiera y que ello indicaba la conciencia del pueblo boliviano.
En tono reflexivo agregó que en Bolivia se había puesto en balance dos poderes: el poder económico de la prebenda, el poder de la conciencia, y que felizmente gracias a la madre tierra, gracias a su dios, gracias a sus padres, la conciencia ganó en las elecciones y en la conciencia del pueblo que cambiará la historia.
Agradeció a las autoridades originarias, emitió un saludo especial y revolucionario a los ponchos rojos, a los hermanos jilakatas, a los mallkus, a las mamatayas, reconociendo que con este acto lo habían invitado «a comprometerme a gobernar bien».
Refundar Bolivia
La mención de mayor relación con la política inmediata de su gobierno estuvo referida a la necesidad de refundar Bolivia a través de la Asamblea Constituyente, a la cual calificó como una cercana responsabilidad.
En estos momentos recordó que en año 1825 cuando se fundó Bolivia, miles, millones de quechuas, aimaras, guaraníes que participaron en la lucha por la independencia, fueron marginados y que por eso los pueblos indígenas originarios reclaman refundar Bolivia mediante la Asamblea Constituyente. Pidió entonces al nuevo parlamento nacional que, máximo en febrero o marzo, apruebe la ley de convocatoria a la asamblea constituyente de modo que el próximo 6 de Agosto se instale en la capital (Sucre) para acabar con el estado colonial.
Unidad del movimiento indígena
Evo demandó unidad sobre todas las cosas y puso como ejemplo la reunión de líderes indígenas de América, que ha respaldado al movimiento político indígena triunfante y a su voluntad de querer cambiar la historia, precisando que el movimiento americano ha levantado a Bolivia a nivel mundial, en sus palabras «Bolivia no debe sentirse sola, está en tiempos de triunfos, de cambio y por eso se necesita la unidad».
Llamó a los dirigentes y ex dirigentes a estar juntos, explicitó un llamado especial a Felipe Quispe, a nombre de los antepasados -dijo- porque llegó la hora de cambiar la mala historia, de cambiar la historia de saqueos de los recursos naturales, de discriminación, de humillación, de odio, de desprecio.
Los aimaras, quechuas no somos rencorosos y si hemos ganado ahora no es para actuar con venganza con nadie, no es para someter a nadie, sólo reclamamos unidad e igualdad, agregó.
Evo reivindicó que la campaña internacional empezada por los indígenas, la campaña que se llamó quinientos años de resistencia indígena y popular, había triunfado en Bolivia y que ya no se trata de resistir sólo por resistir puesto que, uniendo la conciencia con los movimientos sociales, ha sido posible derrotar democráticamente los intereses externos.
Cambiar el modelo, una lucha que no termina
Evo no dejó de lado su constante prédica en contra del neoliberalismo. Por ello, dirigiéndose a los líderes indígenas de América, expresó que unidos y organizados se pueden cambiar las políticas que no resuelven la situación económica de las mayorías nacionales. Enfatizó que concentrar el capital en pocas manos no es ninguna solución para la humanidad, no es la solución para los pueblos del mundo y que por eso existe la obligación de cambiar esos modelos económicos de privatización, de subasta, que deben terminar.
Los movimientos sociales tienen que seguir avanzando para liberar Bolivia y América, nuestra América según Evo, continuando las luchas que dejaron Tupac Katari y el Che Guevara, y él se comprometió a cumplirla.
Terminó su discurso reiterando su agradecimiento a los pueblos originarios diciendo «Esta lucha no se para, esta lucha no termina, en el mundo gobiernan los ricos o gobiernan los pobres, tenemos la obligación y la tarea de crear conciencia en el mundo entero para que las mayorías nacionales, los pobres del mundo, conduzcan sus países para cambiar la situación económica. Y desde acá impulsaremos que los pobres también tenemos derecho a gobernarnos, y en Bolivia los pueblos indígenas también tenemos derecho a elegir nuestros presidentes. Los pueblos indígenas somos presidente, no sólo Evo es el presidente».