Desde México, y en una conferencia de prensa, el presidente boliviano Evo Morales Ayma sostuvo que si el pueblo se lo pedía, volvería a su país para continuar su mandato. Esta decisión daría por tierra con las especulaciones sobre su renuncia, su exilio y ratificaría la vocación anticapitalista, antiimperialista, antioligárquica y revolucionaria del proceso iniciado […]
Desde México, y en una conferencia de prensa, el presidente boliviano Evo Morales Ayma sostuvo que si el pueblo se lo pedía, volvería a su país para continuar su mandato.
Esta decisión daría por tierra con las especulaciones sobre su renuncia, su exilio y ratificaría la vocación anticapitalista, antiimperialista, antioligárquica y revolucionaria del proceso iniciado en enero del 2006, y su profundización.
Su regreso no solo dejaría a la deriva a los farsantes y sus esbirros, que han pretendido entronar en el gobierno a una personaja racista, fascista, colonialista y asociada al narcotráfico, sino que alentaría a su pueblo real, obreros, originarios, campesinos, niños, ancianos, mujeres de pollera o sin ella, estudiantes, gremiales y todo aquel que, aún teniendo contradicciones con el mandatario, apoyarían con movilizaciones masivas y preparación combativa su retorno.
Habida cuenta de que si, en algún momento, algunos creyeron de buena fe que si Evo y Alvaro renunciaban habría paz, tranquilidad y no se derramaría sangre ni se cometerían agresiones y crímenes contra el pobrerío, y que la realidad cruda les está mostrando que no es así, ya es el momento de reclamar en la calle y alzados sus retornos.
Y no sólo eso.
Ante el regreso consumado, los que no dudaron en agredir a mujeres indefensas, a niños y ancianos con el garrote y la pistola en una mano y la cruz en otra, aunados a uniformados que portando una Biblia de opereta llevan en sus testas y sus bolsilllos los signos del lucifer del norte: los dictados funestos de los manuales de contrainsurgencia y guerras de baja intensidad, y los dólares que sus ‘orientadores’ les han dado para enjudarse hasta la médula, agrediendo a sus propios hermanos de etnia y clase, en el caso de soldados, suboficiales, y aún oficiales, se quebrarán como palillos.
Si Evo -y también Alvaro- vuelven, de la forma que sea, pública o clandestinamente al país, la resistencia de los golpistas se debilitaría en un santiamén, Y no habría fuerza capaz de torcer el rumbo libertario del aguerrido pueblo de Tupac Katari,, Bartolina Sisa, Zárate Wilca, los masacrados mineros de la Noche de San Juan junto a sus familias, Marcelo Quiroga Santa Cruz, el padre Luis Espinal, los hermanos Inti, Coco y Antonio Peredo, y tantos otros que de una u otra forma combatieron al colonialismo, al racismo, al capitalismo y al imperialismo. Como los muertos de estos días, hijos de la tierra que los parió, de la etnia y clase que los dignificó y a la que dignificaron, de la nación que amaron.
Está ahora en Evo y Alvaro, padres de esta familia de desarrapados y marginados, sujetos de la represión y el genocidio que programan los fascistas y cipayos de grandes países, regresar contra viento y marea a la Patria.Y no permitir que la desguacen y la entreguen a la voracidad local e internacional los traidores despatriados desde siempre. Los huesos de los antepasados y las sonrisas y llantos de los que ahora nacen lo demandan.
Es la gran tarea del pobrerío boliviano, levantando bien alto sus huipalas, sus banderas rojas, amarillas y verdes y la roja, que corona y signa la liberación de los oprimidos del mundo, la de movilizarse y combatir con todas las armas para hacer posible el regreso de sus conductores.
Nadie podrá detener este cobrizo torrente en marcha.
Que esta excelente decisión de Evo y Alvaro se haga realidad. Ya.
¡Jallalla Bolivia llajtamasi!
Por el retorno de los que le acercaron la dignidad y la felicidad a Bolivia y a sus hijos.
¡A acrecentar la lucha, la autodefensa, y a vencer!
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