MORENA rechaza la democracia de barricada y la violencia plebeya, pero honra la violencia, más estructural y velada, de las clases dominantes
Frantz Fanon en su celebre libro “Los condenados de la tierra” apuntaba que el proceso de descolonización es un fenómeno violento, porque la lucha anticolonial se propone cambiar el orden del mundo social, y en este acto, hay un acto de destrucción del viejo orden y el nacimiento de uno nuevo.
Fanonreitera que un mundo estrechado por los intereses de los grupos dominantes, no puede ser impugnado sino por la violencia. Esto es obvio en la medida que la historia demuestra que las clases dominantes no abandonan nunca sus intereses y condición de dominación por métodos pacíficos.
Sartre decía que Fanon, al igual que Engels, eran los únicos que habían visibilizado en su justa dimensión a la partera de la historia, porque la violencia popular echa a andar las ruedas de la historia, para superar regímenes enmohecidos por déspotas y tiranos. Aquí se encuentra el papel de la violencia emancipadora y liberadora. Es por ello que Fanon cuestiona el moralismo con que el liberalismo cuestiona o valora los actos violentos de los oprimidos, porque concretamente silencia la actitud déspota del colono o el grupo dominante.
Las reflexiones de Frantz Fanon sobre la violencia emancipadora son vigentes en el México gobernado por la autoproclamada 4T, ya que desnuda la hipocresía de un gobierno que discursivamente pretende encarnar una propuesta de transformación social, pero se muestra incomodo con la democracia de barricada y con la violencia plebeya impulsado por los sectores populares.
En el mes de junio estallaron movilizaciones radicales en California para protestar contra la política migratoria y racista de Donald Trump. Se tomaron avenidas, las personas usaron sus cuerpos como escudos para impedir el paso de camionetas que llevaban inmigrantes, se respondieron a los ataques de los agentes de la ICE, y se incendiaron patrullas. ¿Cuáles fueron las declaraciones de la presidenta Claudia Sheimbaum? “No estamos de acuerdo con las acciones violentas como forma de protesta”. Pero el gobierno de la 4T no actúa de forma contundente ante la violencia de la política migratoria de Trump, que ha sometido a un estado de permanente terror a los inmigrantes a quienes humilla, criminaliza, encarcela y deporta además de que destruye sus familias.
El 4 de julio, se desarrolló la primera marcha contra la gentrificación y la especulación inmobiliaria en la CDMX, los manifestantes expresaron un gran enojo ante una política que excluye y margina del derecho a la ciudad a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras. ¿Cuáles fueron las declaraciones de la presidenta Claudia Sheimbaum? “Hay que condenar las muestras xenofóbicas de esa manifestación.” Pero la 4T no cuestiona la violencia estructural que impide que los trabajadores accedan a una vivienda digna, ni la violencia que supone que millones de trabajadores tengan que dedicar de 3 a 6 horas al día de traslado para su trabajo y de regreso a su hogar.
Después de 22 meses de genocidio el gobierno de Claudia Sheinbaum ni siquiera ha tenido la humana decencia de nombrarlo por su nombre. La presidenta ni por error condena el uso del hambre como arma de guerra, el asesinato de niños, niñas y civiles desarmados, o la violación de todos los derechos humanos en Gaza por el ente ocupante de Israel que pretende exterminar a todo el pueblo palestino para robarle su tierra, pero no se detiene en condenar las acciones violentas de liberación nacional realizadas por Hamas,
El rechazo a la violencia del gobierno liberal de la 4T es moralino, falso e hipócrita, porque, aunque le asusta la violencia plebeya y le espanta la espontaneidad de las masas en las calles, honra la violencia, más velada y estructural, que las clases dominantes ejercen todos los días.
La hipocresía liberal de Claudia Sheinbaum, MORENA y la 4T no condena la violencia que supone las milmillonarias ganancias de banqueros por especular con el ahorro de los trabajadores; o el chantaje, también de los banqueros, ante una posible regulación del sistema financiero para evitar el funcionamiento del crimen organizado. Tampoco considera violento las obscenas ganancias de oligarcas en un país donde existen 40 millones de pobres. La hipocresía liberal de la 4T no condena la violencia que suponen las jornadas laborales de más de 48 horas semanales o las violentas presiones de los altos mandos de las fuerzas armadas para obtener cada día mayor poder político.
Los órdenes sociales opresivos como el colonialismo o el capitalismo, decía Fanon, han sido precedidos y constituidos por la violencia de los colonos o los burgueses, de tal forma que las instituciones de estos regímenes llevan la violencia a la casa y al cerebro del colonizado y oprimido. ¿Por qué entonces las masas plebeyas no deberían de llevar la violencia emancipadora a las calles?
Convertir a los trabajadores, inmigrantes o colonizados en sujetos de derecho, implica cambiar el orden del mundo que los niega, y para ello se requiere modificar las relaciones de fuerza, esto solo se conseguirá por medio de una violencia que subvierta el orden opresivo. Tener derechos es lo que persiguen las luchas de los excluidos por una vivienda digna, de los inmigrantes a ser ciudadanos, o de los palestinos a la vida y su estado nacional.
La condena de la violencia es propia de las derechas. La derecha se caracteriza por cuestionar las formas de lucha del movimiento popular, pero omite la violencia estructural que suponen la mera existencia del colonialismo o capitalismo. Es por ello que la izquierda verdadera no solo debe luchar con los sectores populares por sus reivindicaciones de justicia, también debe respetar cualquier método de lucha que los sectores oprimidos decidan utilizar.
Lenin Contreras es militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria-México y profesor del proyecto de educación popular Secundaria Popular «Carrillo Puerto», en Morelia Mich.
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