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El Federalismo y el Centralismo del siglo XIX no resuelto, sigue pesando mucho en México

Federalismo y Centralismo

Fuentes: Rebelión

1. A raíz de las grandes batallas de los vascos, gallegos, catalanes, por su independencia o autonomía de España -sobre todo de la reciente liberación en España del héroe luchador social Arnaldo Otegi- me he visto obligado a pensar que también en México los sentimientos independistas permanecen vivos en muchos de sus 31 estados de […]

1. A raíz de las grandes batallas de los vascos, gallegos, catalanes, por su independencia o autonomía de España -sobre todo de la reciente liberación en España del héroe luchador social Arnaldo Otegi- me he visto obligado a pensar que también en México los sentimientos independistas permanecen vivos en muchos de sus 31 estados de la República. Las batallas en España son frontales y profundas, sobre todo en el País Vasco donde nació el grupo ETA que durante 50 años ha luchado valientemente con las armas en la mano. En México no se expresa ideológicamente, sino como un simple rechazo a las políticas centralistas que se imponen desde hace dos siglos desde la ciudad de México, donde se han asentado los poderes.

2. A pesar que el Centralismo fue derrotado por el Federalismo en las constituciones o cartas magna de 1824, 1857 y 1917, el centralismo en México fue determinante en la política, la economía, lo militar y la cultura. El federalismo nació de los ideales de libertad, independencia, autonomía contra un centralismo despiadado que ha impuesto desde los gobiernos nacionales sus políticas en todos los estados de la federación. Por ello, ante una política abusiva y centralizadora ejercida desde la ciudad de México -donde se concentra la Presidencia de la República, la secretaría de Hacienda, el ejército, la marina- en muchos de los estados mexicanos se han fortalecido los ideales independistas y los odios contra toda política central.

3. Sin embargo, el que los anarquistas sean los más consecuentes luchadores sociales contra todo poder, todo centralismo, todo gobierno, todo Estado, toda concentración de riqueza, no quiere decir que escojan el individualismo frente al colectivismo. Al ser partidarios del autogobierno, al luchar porque las comunidades y colectividades sean autogestivas, se deslindan del individualismo egoísta de los concentradores de riqueza. Hubo un anarquista individualista (Stirner) pero todos los demás: Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta, fueron anarquistas colectivistas. Defienden al individuo frente a cualquier agresión del Estado, pero le piden integrarse con otros seres igual de libres para defender su autonomía y la trascendencia de sus luchas.

4. No debe confundirse el autonomismo por motivos económicos empresariales de dominación con el auténtico independismo de los pueblos para construir autogobiernos. ¿Para qué se quiere la autonomía si no es para superar o defenderse de cualquier imposición? ¿Es un capricho o una venganza que no garantiza una mejoría radical en todos los niveles? También obedece muchas veces a que los sectores más poderosos, más ricos, quieren quedarse con una parte del botín desligándose de otros intereses económicos nacionales. En los estados del Norte con Nuevo León en la cabeza, en Yucatán, se han registrado a través de la historia muchas manifestaciones independistas, aunque salen a relucir muchos intereses empresariales de región

5. Yucatán, por ejemplo, fuera de la cosa jurídica y formal, nunca se integró a México. Aunque todos son (o somos) mexicanos constitucionalmente, no parece asociado a los asuntos del país porque les sigue pareciendo muy lejano. ¿Puede olvidarse que a mediados del siglo XIX cuando en nombre del federalismo se separó de México se debió al rechazo del centralismo, a la lejanía de 1,500 kilómetros y a la falta de transporte aéreo y terrestre que sólo apareció a fines de los años 30 y de los 50 del siglo XX? Al parecer el interés de los ricos hacendados que dominaban la península de «independizarse» de México para quedarse con los negocios del estado, perduró en el pensamiento independista. Por ello puedo asegurar que Yucatán nunca se integró a México.

6. La realidad es que cuando los españoles llegaron a la península de Yucatán en 1511 era el mundo maya. En 1521, después de la creación de la Nueva España se crearon cinco provincias y la gobernación de Yucatán -sometida desde 1542- por provincias de Mérida de Yucatán, Campeche y Tabasco. En el siglo XVIII el gobierno virreinal dividió al país en 12 intendencias y una de ellas fue Mérida. En 1824 la constitución dispuso 19 estados, Yucatán entre ellos, pero sin Tabasco) y cuatro territorios. En 1857 se separó Campeche, en 1892 el Petén que pasó a Guatemala; en 1902 el estado de Quintana Roo. Pasó Yucatán a ser en el siglo XX a ser la quinta parte de lo que fue hasta el siglo XVIII. Ello le creó un espíritu de independencia respecto a México.

7. Ello me empieza a explicar el que Yucatán se haya convertido en 1821 en campeón del federalismo y de haberse separado de México cuando este se declaraba centralista; sin embargo su federalismo nunca fue revolucionario porque fue siempre una demanda de los sectores más reaccionarios para bloquear cualquier intervención de negocios ajenos al estado. Diario de Yucatán publicó en septiembre de 1999 que según el INEGI Yucatán ocupa el primer lugar entre los 32 estados del país con mayor porcentaje de subsidio federal (87.07%) que se integra a su presupuesto estatal… de cada peso que se invierte en Yucatán el estado sólo aporta 12.93 centavos. ¿Qué pasaría si se aplicara el federalismo y la autonomía a ultranza? (Ver mi libro: Prensa y poder en el Neoliberalismo)

8. Por ello pienso que el Federalismo y el Centralismo son casos no resueltos y que prolongan la eterna disparidad o desigualdad en el país. No sólo porque centralmente se decide política, económica y militarmente sobre los estados, sino también porque se impone una dominación ideológica que profundiza el miedo, el terror, ante la dominación de los más poderosos. Por ello quiero dejar claro que las desigualdades e inequidades entre los estados del Norte y del Sur, entre los estados ricos y pobres, entre los que cuentan con conciencia participativa y no, dependen del tipo de desarrollo de cada estado en sus diversos campos no de la simple voluntad de sus habitantes. Necesitamos comprender este desarrollo para explicarnos lo que pasa con la gente.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.