En 2009 el sistema operativo de software libre cumplió 18 años, y este lunes su creador, el finlandés Linus Torvalds, festejará los 40. Jon Hall, Daniel Coletti y Daniel Olivera analizan el presente y el futuro de una idea que cambió para siempre la industria informática
Linus Benedict Torvalds cumplirá 40 años el próximo lunes. Está casado con la séxtuple campeona de karate Tove Monni; tiene tres hijas; vive en Portland (Estados Unidos), y es famoso por algo que creó mientras era estudiante en la Universidad de Helsinki, su ciudad natal, y que dio a conocer el 25 de junio de 1991, cuando le comunicó al mundo que estaba desarrollando un sistema operativo gratis para PC. Tenía 21 años.
Faltaba un año para que Microsoft presentara en sociedad Windows 3.1 (todavía basado en DOS), y lo más moderno que podía ofrecer Apple, sin Steve Jobs, era la versión 7 de su sistema operativo. La línea de comando era la herramienta básica para lograr casi cualquier operación con la PC.
Lo que Torvalds había comenzado a desarrollar a principios de ese año era la piedra fundamental de cualquier sistema operativo, denominado kernel o núcleo. Para eso se inspiró en Minix, un sistema creado en 1987 con fines educativos por el profesor Andrew Tanenbaum, de la Universidad de Vrije, en Amsterdam, y que tenía una particularidad: su código fuente estaba disponible.
El código fuente de un sistema operativo, o de una aplicación, son las instrucciones que escribe el programador para ordenar a la computadora que cumpla tal o cual tarea (mostrar un ícono en el escritorio, copiar un archivo de un lugar a otro, detectar el movimiento de un mouse, etcétera). Es como la receta de una torta. El problema era que hasta entonces la mayoría de las aplicaciones y sistemas operativos eran de código cerrado: uno podía comer la torta y, si era pastelero, inferir qué se había usado y cómo para hacer la masa y cocinarla, pero nada más.
Así que Linus lo tomó como fuente de inspiración y creó su propio núcleo, e invitó a la comunidad de aficionados a la computación a colaborar con él en el desarrollo general del sistema. Al principio lo ofreció con una licencia de uso gratis que él había ideado, pero más tarde lo publicó bajo la licencia GPL del Proyecto GNU, que había creado en 1983 Richard Stallman para tener un sistema operativo gratis similar a Unix (por entonces considerado el más sólido y avanzado de los sistemas operativos), de código abierto, y que cualquiera pudiera modificar a su antojo.
Aunque Torvalds pensó en un primer momento en llamar Freax a su creación (por free , gratis y libre en inglés, con una referencia a Unix en la X), finalmente se llamó Linux. Por su solidez, flexibilidad y costo mínimo rápidamente pasó de ser el hobby de unos programadores a transformarse en la pieza informática fundamental de gran cantidad de empresas.
No fue posible ponerse en contacto con Torvalds para esta nota; es de bajo perfil, muy modesto y alejado de la actitud de estrella que podría esperarse de él. Pero como muchos en el mundo del software libre, siempre que puede está dispuesto a ayudar y hablar, como conversó con LA NACION en 1996, en su paso por la Argentina.
«Linux era un proyecto personal; yo quería aprender acerca de la computadora que me había comprado. Quería ver lo que esa máquina podía hacer y cómo hacerlo -explicó en una entrevista publicada en el décimo número del suplemento, por entonces llamado Informática, el 24 de junio de 1996-. Mucha gente no veía bien que Linux estuviera asociado con la Universidad de Helsinki -agregó-. Era visto como algo casi malo, algo que usaban los chicos de 15 a 20 años que no podían comprar algo mejor.»
Con el tiempo, los miles de usuarios iniciales se transformaron en millones, gracias a la posibilidad de distribuir el sistema operativo y sus componentes en Internet sin restricciones, y las aplicaciones y herramientas con aire a hobby se volvieron profesionales, con el mismo nivel de calidad que podía encontrarse en otras plataformas; esto le valió primero el interés de las universidades y después de las empresas en todo el mundo.
Por ejemplo: al hacer una búsqueda en Google se está accediendo a un servidor que usa Linux; la enorme mayoría de las 500 supercomputadoras más poderosas del mundo usan Linux; IBM recomienda Linux para la mayoría de sus clientes, etcétera.
También tiene cada vez más presencia en los hogares, tanto como una alternativa para reducir el costo de una PC nueva como para tener una experiencia de uso distinta de lo que ofrecen Windows y Mac OS X.
Las distribuciones
Uno de los rasgos distintivos es que cualquiera puede crear su propia versión de Linux, combinando aplicaciones, estilos visuales y demás. Se conocen estas versiones como distribuciones. De hecho, no hay una oficial. Una de las más populares es Red Hat ( www.redhat.com ), creada en 1993, lo mismo que Debian ( www.debian.org ); SuSe ( http://es.opensuse.org , hoy en manos de Novell) es de 1994. En www.distrowatch.com es posible apreciar la variedad de distribuciones gratis disponibles en Internet.
La más popular del momento, sobre todo entre usuarios hogareños, es Ubuntu ( www.ubuntu.com ); LA NACION entrevistó a su creador, Mark Shuttleworth, y Jim Whitehurst, de Red Hat, el año pasado (ver www.lanacion.com.ar/1064894 ).
La computadora no es el único territorio en el que está presente Linux. Gracias a que funciona en varias arquitecturas (es decir, con otros chips que los fabricados por Intel o AMD), tiene múltiples usos en dispositivos de todo tipo, incluyendo teléfonos celulares. El sistema operativo Android, impulsado por Google y otras compañías, está basado en Linux, lo mismo que Maemo, de Nokia (en uso en sus tabletas de Internet), y WebOS, de Palm. Gran cantidad de reproductores multimedia, routers y otros equipos lo usan.
«Los dispositivos embebidos comenzaron a usar Linux en 2000, y era muy fácil ver que las cosas que hacen bueno a Linux para dispositivos embebidos servirían en el mercado de los móviles: un kernel relativamente pequeño, el ser multitarea, y con una arquitectura portable a todo tipo de hardware; seguro; estable; sin que haya que pagar licencias de uso; con el código fuente disponible, y conocido por mucha gente.» Quien lo dice es Jon Maddog Hall, presidente de Linux International (un consorcio de empresas dedicado a la difusión de este sistema operativo), y al que LA NACION entrevistó en 2001 ( www.lanacion.com.ar/178021 ). Hall, que pasó por la Argentina varias veces (en la última, en 2008, dio una conferencia disfrazado de astronauta), es también el padrino de una de las hijas de Torvalds, y habló de la mayoría de edad del sistema operativo, que en 2009 cumplió 18 años.
«Linux está maduro, pero como todo, seguirá madurando según surja la necesidad -le dijo a LA NACION-. El entorno del software libre, sin embargo, todavía necesita de más juegos, y de algunas aplicaciones de nombre conocido, mas el resto está muy bien. Pero no es necesario que Linux sea el sistema operativo más popular del mundo; alcanza con tener el 20% o 30% del mercado; hoy está en el 2% o 3% de las computadoras de escritorio. Hay mil millones de PC en el mundo, y los analistas esperan que este número se duplique en cinco o seis años. Falta que mucha gente elija un equipo y un sistema operativo, y creo que muchos van a optar por Linux. Pero hay que actuar para lograrlo. Yo inicié un proyecto para ofrecer una computación mejor y con menor consumo de energía en América latina, que cree empleo y extienda una burbuja de conexión a Internet inalámbrica en varias ciudades. Se llama Project Caua ( www.proyectcaua.org ) y todos los elementos serán gratis y abiertos; éste es el tipo de proyectos que ahora están sucediendo.»
La visión local
Uno de los valores de Linux está en tener desarrolladores en todo el mundo, algo marcado ya desde su cuna fuera de Estados Unidos. Cualquiera puede usarlo, modificarlo y difundirlo. E incluso crear su propia distribución. En la Argentina, por ejemplo, hay varias: Tuquito ( www.tuquito.org.ar , de uso general), Musix ( www.musix.org.ar , con muchas herramientas para crear música), Urli ( www.urli.com.ar ), Rxart ( www.rxart.com.ar ). Estas dos últimas suelen ser incluidas en PC compradas en el país; Urli es conocida también por haber vendido miles de licencias de su distribución en India, y Pixart, por tener presencia en toda América latina. Pero la distribución más conocida del país es Ututo ( www.ututo.org/web ), por el tiempo que está vigente y porque fue apadrinada varios años por Richard Stallman, ya que todos sus componentes están licenciados bajo el proyecto GNU; es decir, no tiene aplicaciones, herramientas o bibliotecas de código cerrado o con otro tipo de licencia de uso y distribución.
«Ututo nació en la Universidad de Salta, de la mano de Diego Saravia, como una herramienta para estudiantes, en 2000. En 2003 me incorporé al proyecto, ya que estaba desarrollando un sistema operativo para el Ambito del Software Libre del Estado, junto con Pablo De Nápoli; a ese Linux lo llamamos Ututo-E (por Escritorio) -explica Daniel Olivera, coordinador del proyecto Ututo-. En 2004 creamos el Proyecto Ututo, y ahora la distribución se llama Ututo XS. Desde el inicio lo concebimos como totalmente GNU porque nos parecía importante que el primer sistema operativo considerado libre fuera latinoamericano, para darle visibilidad al lugar donde habíamos nacido, y demostrar que se puede, que podemos participar en igualdad de condiciones con cualquier lugar del mundo. En lo que estamos trabajando ahora es en hacerlo más amigable.»
También existe, desde este año, la Cámara Argentina de Empresas de Software Libre ( www.cadesol.org.ar ). «Surgió por una necesidad que teníamos de darle más difusión y cohesión al movimiento de software libre en el país -afirma Daniel Coletti, su presidente-. Hace tiempo que Linux dejó de ser algo marginal, y muchas empresas lo tienen como una alternativa concreta, por su costo, su flexibilidad, las posibilidades de actualizar el software más allá del soporte que ofrezca el proveedor original.»
Y Linux tiene una enorme comunidad de usuarios listos para ayudar a cualquiera que tenga una duda sobre la configuración de aplicaciones, resolver errores o cómo realizar cualquier tarea. Así, por ejemplo, se han conformado en el mundo los llamados Grupos de Usuarios de Linux; en la Argentina están, por ejemplo, USLA (Usuarios de Software Libre de la Argentina, www.usla.org.ar ) y Cafelug ( www.cafelug.org.ar ), que siguen la filosofía que Torvalds definió hace 18 años, creando un sistema operativo que fuera de todos y para todos.