«Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos». Con este grito se alzaron madres y familiares de desaparecidos delante de la Secretaría de Gobernación de la Ciudad de México (SEGOB) el pasado 10 de octubre. Fue una iniciativa de las madres de desaparecidos y asesinados que forman parte del Movimiento por la Paz con Justicia […]
«Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos». Con este grito se alzaron madres y familiares de desaparecidos delante de la Secretaría de Gobernación de la Ciudad de México (SEGOB) el pasado 10 de octubre. Fue una iniciativa de las madres de desaparecidos y asesinados que forman parte del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) para visibilizar a aquellos que no están ni vivos ni muertos y para los que se sigue pidiendo justicia. Es la primera de una serie de acciones de denuncia que emprenderá el MPJD en los próximos meses para pedir una rendición de cuentas al gobierno de Felipe Calderón y evidenciar la situación de emergencia nacional en la que deja el país cuando faltan menos de dos meses para que acabe su sexenio.
Las razones son más de 20.000 , una de ellas, Yahaira Guadalupe Baena López, de 19 años, que sigue desaparecida. «Mi hija fue sacada de su domicilio en el estado de Oaxaca -yo soy de Michoacán- por un comando de hombres armados. Como muchas madres nos ha tocado investigar por cuenta propia y estoy también intentando saber si el cuerpo que dijeron que encontraron es el de mi hija. Y como yo estamos miles de madres». Es la historia de Margarita López, organizadora del MPJD- quien recuerda también que «así como nuestros hijos tienen nombre y tienen rostro, las autoridades que no han cumplido con su trabajo también tienen un rostro y tienen un nombre. Queremos que todo el mundo sepa quienes son los que no están haciendo su trabajo y están obstruyendo la acción de la justicia para poder dar con nuestros hijos desaparecidos o esclarecer los asesinatos que ha habido, incluso, dentro del Movimiento por la Paz»
Cero aparecidos, cero casos resueltos, cero sentenciados, cero cumplimiento de sus compromisos con el movimiento después de un año y medio. Este es el balance que hacen las víctimas organizadoras del MPJD del final de sexenio de Felipe Calderón. Son ceros, más que las dolorosas cifras astronómicas de 80.000 muertos, 20.000 desaparecidos y 250.000 desplazados, cifras lastimosamente enormes que casi pierden significado de lo rápido que han crecido en los últimos 6 años. Cifras que llevan el nombre y apellido de desaparecidos o asesinados, los nombres que sus familiares gritarán las veces que haga falta para hacerlos presentes hasta que se haga justicia.
«Estos hilos negros representan el volumen de personas desaparecidas «, cuenta Laura Valencia, artista visual y parte del grupo de arte del MPJD. Ésta es la forma que ella ha encontrado para lograr el más grande de los oxímoron: visibilizar una desaparición. El pasado 10 de octubre, miembros del MPJD fueron cubiertos con cuerdas negras de los pies a la cabeza delante de la Secretaría de Gobernación -SEGOB- de la Ciudad de México. «Esta acción se trabajó a partir de una reflexión seria de un caso de desaparición que viví cerca en mi familia y que me hizo pensar en cómo entender este hueco o este vacío que deja una desaparición». Ante la imposibilidad de contarlo o medirlo -aunque haya cifras- es difícil hacer entender lo grave que es para una familia tener un desaparecido porque no pueden llenar este hueco hasta que haya justicia».
Las víctimas de la guerra con la que Calderón empezó su sexenio en 2006 quisieron evidenciar que el presidente de la República ha más que suspendido la tarea de gobernar México. Quieren que se vaya a sabiendas de que no cumplió nada. Quieren demostrar la omisión y la falta de voluntad política para la resolución de los casos de desaparición, y quieren que lo sepa él y todos los mexicanos.
Las razones también son más de 80.000 muertos , seis de ellos, de la familia de Olga Reyes Salazar, del estado de Chihuahua y que acompaña el MPJD desde sus inicios. «Me han asesinado a cuatro hermanos, un sobrino y mi cuñada; hemos vivido el intento de asesinato de dos sobrinos, un niño de tres años y la esposa de uno de mis sobrinos. Mi familia estamos desplazados y otros en el exilio». Hoy caminó hacia la SEGOB porque «no hemos obtenido ni una sola respuesta por parte del Gobierno Federal con quien nos sentamos a dialogar en dos ocasiones y se comprometió a cumplir unos mínimos que a dos meses de que se acabe el sexenio, no se han cumplido».
Las razones también son «cero casos resueltos». Los llamados «Diálogos» con el Ejecutivo Federal se llevaron a cabo en dos ocasiones, una el 23 de junio y la otra el 14 de octubre del año pasado para evidenciar la falta de voluntad de los estados en atender y solucionar los casos de las víctimas. Como comenta Malú García Andrade, » tampoco se sabe nada sobre en qué punto están los casos, si se ha avanzado, si no. Nada. Y de los que presentamos en los Diálogos ninguno se ha resuelto.»
Es más, de hecho se abrieron casos nuevos por el asesinato o la desaparición de miembros del mismo movimiento: Don Nepomuceno Moreno -quién participó en el Segundo Diálogo- fue asesinado; Eva Alarcón y Marcial Bautista desaparecieron a finales del año pasado; Pedro Leyva y Don Trino quienes también formaron parte de las Mesas de Diálogo con el Ejecutivo y que, como Don Nepo le presentaron su caso a Calderón, fueron asesinados.
«Felipe Calderón no ha cumplido. Se comprometió también a la creación de un Memorial de Víctimas que llevara todos los nombres de las personas que han sido asesinadas en nuestro país, no cumplió con la Ley General de Víctimas y creó una Procuraduría de Atención a Víctimas que no funciona», añade Malú García.
El saldo es cero, nada. «Nos queda claro que a menos de dos meses que termine su mandato no va a resolver a lo que se comprometió hace un año, pero es importante que reconozcan públicamente que fallaron ante los compromisos que adquirieron con las familias. No cumplieron.»
Las razones también son 250.000 desplazados como ella, que a raíz del asesinato de su hermana María Alejandra García Andrade en Ciudad Juárez a los 17 años tuvo que irse de Chihuahua. «Soy defensora de derechos humanos y desde que decidí apoyar a familiares que se encontraban en mi misma situación me han amenazado de muerte, han intentando secuestrar a mis hijos e intentaron asesinar a mi mamá en dos ocasiones».
«Ante su omisión, está nuestra presencia; ante su injusticia, están nuestras voces, nuestros actos y nuestro dolor. Les volvemos a decir: estamos más hasta la madre que nunca; estamos más decididos que nunca a darle a nuestros hijos la vida de dignidad que todos merecen». Esta es la voz del MPJD, de los que siguen organizando desde el dolor, de los que ahora no sólo piden justicia por «sus muertos y desaparecidos» si no por los asesinados y desaparecidos de México, porque, en palabras de Olga Reyes, «sólo así se puede cambiar el país, cuando tu caso deja de ser tu caso y se convierte en todos los casos». Palabras que recuerdan a las de María Herrera, también organizadora del MPJD que comentó en una ocasión que tiene 20.000 hijos desaparecidos y no sólo cuatro.
El pasado día 10, la Sra. Paz Pavón de Nuñez conocía por primera vez a las madres, esposas, hijos, hijas y maridos de desaparecidos en frente de la SEGOB. Hace poco menos de un mes que su marido desapareció. La tía de Mónica, desaparecida el 14 de diciembre de 2004 mientras iba a la Universidad, vino con su hija acompañando a su hermana Adelita quien hoy también conoció a las víctimas organizadoras del MPJD.
«Las autoridades no nos dan respuesta. Queremos saber ¿qué ha sucedido con mi hija?, ¿cómo está?, ¿dónde está?, ¿qué han hecho con ella?. Viva o muerta, pero una respuesta, pues para nosotros es una muerte en vida». Son las palabras de Adelita Albarado Valdés que, desde la desaparición de su hija Mónica combina su profesión de payaso con la de madre activista social en busca de justicia.
El Movimiento por la Paz está cumpliendo gracias a Margarita, Olga, Malú, la Señora Pavón y Adelita. Sigue uniendo a las víctimas de este país y convirtiéndolas en organizadores que luchan por la paz la justicia y la dignidad. Mientras, el gobierno de Felipe Calderón pretende dejar el sexenio con los pendientes de aprobar una Ley de Víctimas, construir un Memorial digno para las víctimas de la guerra, resolver los casos a los que se comprometió en los Diálogos -incluyendo la posterior desaparición y asesinato de personas que le entregaron su caso en mano- entre muchos otros pendientes y exigencias incumplidas de las víctimas de la guerra a nivel nacional.
Esta acción del reunir a las víctimas de los desaparecidos en frente de la SEGOB fue la primera de varias que organizarán en los próximos meses con la intención última de que se entregue un informe de rendición de cuentas ante la nación de lo que hizo y no hizo el presidente que, en menos de dos meses, desaparecerá definitivamente de Los Pinos -la residencia oficial del presidente de México-.
* Una versión de este artículo fue publicado originalmente en inglés por Waging non Violence