Hubo una gigantesca marcha autonomista. Y advirtieron al gobierno que no aceptarán una Constitución que rechace sus demandas. Entre tanto, en La Paz hubo una manifestación de los partidarios de Evo Morales.
Fue el acto de oposición más grande desde la llegada al poder de Evo Morales. Pasadas las cinco de la tarde, una marea verde y blanca, los colores de Santa Cruz, se concentró bajo la estatua del Cristo Redentor, en el «segundo anillo» de esta ciudad surcada por varias avenidas circulares. Desde temprano, los elegantes cafés de la avenida Monseñor Rivero se llenaron de gente vestida con remeras con las consignas del acto: autonomía y aprobación de la nueva Constitución por dos tercios.
Y los mismos reclamos fueron levantados en reuniones masivas en los departamentos de Tarija, Beni y Pando. Los organizadores se apresuraron a anunciar que habían llegado al «cabildo del millón» y aunque esa cifra parece improbable varios medios hablaron de al menos la mitad. Un helicóptero sobrevolaba la concentración tomando imágenes aéreas. Los conductores de TV se pusieron también, literalmente, la camiseta con la leyenda «autonomía» y hablaban del cabildo como si fuera un triunfo boliviano en un mundial de fútbol.
En La Paz, la respuesta fue también con una marcha masiva de los partidarios de Evo Morales que calificaron con cánticos de aristócratas a los rebeldes de la «media luna» rica.
Sin embargo, pese a la contundencia de la demostración de fuerza, los líderes autonomistas evitaron llegar a la confrontación abierta con el gobierno central. Luego de ser acusados toda la semana de «secesionistas» por el propio Evo Morales, tanto el prefecto (gobernador) Rubén Costas como el presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Germán Antelo, expulsaron de los discursos cualquier referencia que sonara a «independencia» y enfatizaron en todo momento que las autonomías «contribuyen a fortalecer la unidad del país«.
El anuncio más fuerte, aprobado por el cabildo, fue desconocer la nueva Constitución . Además, se decidió poner en marcha juntas autonómicas para avanzar en la elaboración de los estatutos de los futuros gobiernos locales autónomos. «Si aprueban una Constitución trucha nadie la va a cumplir», declaró Antelo en medio de aplausos.
Pero el despliegue mediático del gobierno sobre los supuestos objetivos de las autonomías tuvo su efecto. «No somos opresores, ni oligarcas ni latifundistas. No queremos dividir a Bolivia», se defendió Costas de las acusaciones que se escucharon ayer en la tarde en manifestaciones en la ciudad de El Alto y en zonas campesinas de la propia Santa Cruz.
En la localidad cruceña de San Julián, un bastión del Movimiento al Socialismo en el gobierno, se produjeron los enfrentamientos más graves de la jornada cuando campesinos del lugar bloquearon la ruta y lanzaron una lluvia de piedras contra los micros que se dirigían al cabildo. Hubo 24 heridos y dos micros quedaron calcinados. «La única independencia que defendemos es la de Bolivia ante los intereses extranjeros», remató Costas y todos entendieron que se refería al venezolano Hugo Chávez, una especie de bestia negra en esta parte de Bolivia.
«No se animaron a llegar a la confrontación, pero sentaron las bases para una pelea política que el gobierno no podrá evitar«, le dijo a Clarín un funcionario del gobierno central. Y ayer llegaron nuevas señales. Morales convocó a gobernadores y dirigentes del Comité Cívico de las nueve regiones bolivianas a consensuar el polémico sistema de aprobación de la nueva Carta Magna en la Asamblea Constituyente, abriéndose la puerta para la revisión del artículo de la discordia que establece un sistema mixto en el que predomina el criterio del 50% más uno de los votos, una mayoría con la que cuenta el oficialismo.
«Queremos libertad, autonomía y respeto a la ley. No es que estamos contra Evo Morales», aseguró una señora rubia y elegante. Pero la multitud la desmiente pocos segundos después cuando ante la primera mención al mandatario boliviano, comienza el cántico: «Evo cabrón…» que termina con una catarata de insultos. Y después hubo fiesta y baile en las calles.