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Gabinete de Peña, cambio sin sentido

Fuentes: Rebelión

Si no se le ve el sentido, tampoco el rumbo. No queda claro ni lo uno ni lo otro. Siguen las preguntas sin respuesta. Para comenzar son a «toro pasado»; es decir, cuando ya se fue la mitad del sexenio en expectativas y nada, sin más resultados que las «reformas estructurales» salidas del horno en […]

Si no se le ve el sentido, tampoco el rumbo. No queda claro ni lo uno ni lo otro. Siguen las preguntas sin respuesta. Para comenzar son a «toro pasado»; es decir, cuando ya se fue la mitad del sexenio en expectativas y nada, sin más resultados que las «reformas estructurales» salidas del horno en el Congreso de la Unión previo «Pacto por México».

Todo lo contrario, hay una suerte de crisis de gobernabilidad que parte de Los Pinos. Salvo el affaire de las calcetas deportivas que tuiteó rápidamente, el presidente Peña Nieto no ha dado respuesta ni salida a ningún asunto importante: ni Tlatlaya, ni los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, ni las lujosas casas; la «blanca» de su esposa Angélica Rivera o la residencial de su alfil Luis Videgaray (que se queda al igual que Chong), o el lujoso avión de 750 millones de dólares.

Nada. ¿Qué decir del replanteamiento de la estrategia de seguridad, para meter a las Fuerzas Armadas a los cuarteles? ¿Qué de las fallas seriales de los asesinatos de periodistas o los desaparecidos en parajes de estados como Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, en el país? ¿Qué hay de la fuga y recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán del Altiplano? ¿Acaso Enrique Peña Nieto creyó que con ser catapultado por las televisoras, especialmente Televisa, con eso sería suficiente para gobernar, y sin recordar siguiera tres libros que le marcaran su trayectoria personal? Un estado no es el país.

¿Qué de los resultados de las «reformas estructurales» que se presume redundarán en beneficio para los mexicanos, sin decir en qué sentido, como se presumía comenzarían a dar frutos por el 2015? ¿Qué con el combate a la pobreza, cuando la titular de Sedesol, precisamente Rosario Robles ha sido cuestionada por la falta de resultados? ¿Por qué no hay cambio en la PGR, Arely Gómez, si la flamante titular no da pie con bola en resolver la fuga de El Chapo y, antes, lo de Ayotzinapa? Montealejandro Rubido es un funcionario menor, pero con conocimiento de causa desde el Cisen donde operaban los vigilantes de las cámaras de El Altiplano (solo se había corrido a funcionarios menores), ¿por qué no se le corrió antes?

«He decidido hacer cambios en mi equipo de gobierno para hacer frente a las nuevas circunstancias y desafíos que enfrenta el país», dijo el presidente ayer desde Los Pinos. ¿Frente a qué circunstancias, si por la dinámica económica no salen Guajardo de Economía, Videgaray de Hacienda, incluso Agustín Carstens del Banxico? La tal autonomía de la institución se gasta las reservas de dólares apoyando a los especuladores. Se va José Antonio Meade de la SRE para la Sedesol ¿con el fin de proyectarlo hacia el 2018 como presidenciable? ¿Acaso porque es bien visto por Washington para la candidatura del 18? En cambio, desatino el nombramiento de Basáñez en la representación en EU.

¿Llega a la SRE Claudia Ruiz Massieu, pero a qué si no maneja las relaciones exteriores de México y menos con el vecino del norte, o precisamente por eso? No hay tales cambios para enfrentar lo que se viene en el país, salvo la proyección hacia el 2018, la sucesión presidencial para lo que ciertamente podría valer el enroque de las piezas.

Recordemos que recientemente llegó a la cabeza del PRI un viejo lobo del sistema, Manlio F. Beltrones, con la finalidad de salvar la presidencia de Peña. ¿Es que los cambios responden a un 18 anticipado? Lamentable, si es así, porque confirma la falta de rumbo. Lo que realmente le está faltando al país, y a este gobierno que no quiere queso sino salir de la ratonera. Beltrones llegó a apuntalar la presidencia, pero también a mover lo necesario para aceitar la maquinaria sucesoria.

¡Y si los cambios de gabinete responden a esto, es una pésima señal! Estaríamos hablando de un gobierno desgastado, sin resultados reales y nada qué decir en su Tercer Informe de Gobierno. Si la opinión pública es manejada para que comience el revuelo del sucesor, entonces estamos acabados sin gobierno para los próximos tres años del sexenio.

Murillo Karam se va «cansado», pero a seguir operando ¿desde el PRI? Emilio Chuayffet a la banca (de embajador a España, según rumores), al igual que Rubido. ¿Qué va hacer Aurelio Nuño a la SEP, qué sabe de educación? ¿Cayó, porque se le quitó el picaporte de Los Pinos, o porque le funcionaron sus esquemas de lápiz y papel, el análisis de escenarios? Robles se va al vacío, degradada. En tanto José Calzada, Rafael Pacchiano, Francisco Guzmán, Enrique Martínez, Antonio Godina y José Reyes Baeza son movimientos así nomás, salvo que muestren lo contrario. Con los problemas ardientes, cambios a destiempo y sin rumbo, la única explicación es el 18. A la mitad, sexenio perdido para los mexicanos.

Es decir, que a tres años de gobierno ya se terminó el sexenio de Peña Nieto. Cuestionadísimo por la falta de resultados, la flotación del peso frente al dólar complicará más las cosas. Él dice que las «reformas estructurales» le traerán beneficios al país porque llega inversión extranjera, pero esas son falacias. Es más, el presidente sabe tanto de economía como tantos ciudadanos de astronomía. O sea, salvo contar dinero y gastarlo, nada.

Y si llega inversión foránea al país será por el petróleo y el gas. Dicho de otra manera, falta lo peor. De por sí en los planes ya está comprarle gasolina a EUA, ¡el colmo! Serán las petroleras gringas las que se lleven las ganancias de dichas «reformas estructurales», conseguidas gracias a la suscripción de todas las fuerzas políticas del «Pacto por México». Eso, entre otras cosas, le ha costado el desprestigio al partido que se decía de izquierda, el PRD, fundado por el hijo del general Cárdenas, el que nacionalizó el petróleo de las empresas inglesas y holandesas.

Aparte que el dinero de afuera nunca se ha distinguido por llegar a invertir para crear empleos, infraestructura, salarios dignos, mejores condiciones para los asalariados o la población; no alienta el crecimiento, menos el desarrollo de los países a donde invierte. Todo lo contrario. El impulso de un país hacia el desarrollo no se consigue si no es con esfuerzos propios. ¿Cuándo y en qué circunstancias, verbigracia, en Rusia los capitales de EUA que llegaron a asociarse con los mafiosos rusos en los tiempos de Boris Yeltsin, lo hicieron para impulsar el crecimiento de este? A la inversa, llegaron para saquear lo que más podían. Fueron los tiempos de las «reformas estructurales» en el corazón de la ex URSS, que las políticas neoliberales se impusieron como camisa de fuerza, apoyadas por el soquete de Yeltsin.

¿En qué país las privatizaciones han llegado para promover el bienestar de la población, como es el caso de las políticas fondomonetaristas y del Banco Mundial? Eso era antes de hablar de la imposición de los intereses abiertos que emprenden guerras injustificadas para apoderarse de los recursos. Es la estrategia del complejo militar-industrial gringo que acapara el petróleo por la fuerza. En el caso de México ese proceso culmina con «reformas desde el Congreso». ¡Entreguismo vil! Esas son las esperanzas de bienestar para los mexicanos.

Dicho por otras vías: el sexenio de Peña ya se terminó desde el punto de vista político -desprestigios y falta de soluciones aparte-, pero desde el impacto de la presencia de los estadounidenses apenas comienza el tema del fracking, y de las concesiones (privatizaciones), bajo es escudo de licitaciones, de las reservas de energéticos en el país. Tamaño destrozos nos esperan todavía en estados como Veracruz, Tabasco, Tamaulipas y el Golfo en donde están las mayores reservas probadas. Es decir, que nos esperan más fracasos del sexenio peñista, con todo y las promesas digan lo contrario.

Ese es el retorno del PRI al poder, y con un presidente que no sepa cómo gobernar. Lo hemos dicho en este espacio en otras ocasiones: luego de dos años más o menos Peña Nieto se volvió indefendible. Aquella tesis del sistema político mexicano, que si le iba bien al presidente le iba bien a México quedó en el olvido. Ahora le va bien al presidente y a los mexicanos nos está llevando la chingada. Por donde le veamos al asunto. ¡Pobre México, diría Porfirio Díaz (en esto hasta el dictador aparece como defensor), tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!

Como digo: nos espera lo peor…, pese a los cambios de piel del sistema. Pese a Beltrones y el PRI. O por lo mismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.