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Entre el proceso de transformación y el retroceso del cambio

Gobierno a manos llenas, sin apuro ni competencia

Fuentes: Rebelión

…Pese a sus dolencias, el Presidente celebra sus triunfos mostrando que no sólo arrasó con la oposición de derecha sino con la tímida disidencia interna contra lo intocable de los latifundios. El gobierno tiene 13 meses para recuperar lo que no pudo hacer en 34.

A dos semanas del pacto con la derecha que entre otras cosas adaptó el texto constitucional a los subsistentes privilegios de las élites tradicionales, el gobierno dio por enterrados, merced a su riguroso control sobre las jefaturas sectoriales, los tímidos cuestionamientos internos al acuerdo, y se encamina a nuevas transacciones por dos tercios en los altos cargos vacantes de la judicatura y el sistema electoral .

Una inusitada parrillada en la residencia presidencial, precedida de un almuerzo campestre en las afueras de La Paz, conformó el ambiente en que los restos de disidencia quedaron sobre los manteles, incluso el que impugnó la legalización de todas las posesiones latifundistas largamente acumuladas mediante la explotación y marginación de las mayorías indígenas.

El ex constituyente Román Loayza encabezó las renovadas fuerzas que pidieron al Gabinete, para difundirla, información escrita sobre las modificaciones al texto aprobado por la Asamblea Constituyente en Oruro, hace diez meses, mientras que el cabecilla operativo de los movimientos sociales, Fidel Surco dijo que las explicaciones de los concertadores «convencieron» a los sectores sociales.

Para el ministro Carlos Romero, considerado junto con el vicepresidente Alvaro García el «cerebro» de las capitulaciones con la derecha, «la filosofía del proyecto de Constitución, básicamente expresada en el Estado Plurinacional, no ha sido sustantivamente modificada».

Isaac Ávalos, líder de la confederación campesina, dijo estar ultimando detalles de la campaña para «socializar» el texto constitucional, en coincidencia con el respaldo de los partidos de la derecha, que alistan una campaña «pedagógica» sobre las virtudes de la CPE concertada.

En medio de los aprestos populares para la festividad de Todos Santos, que oficialmente se extenderá hasta el feriado del lunes, los jerarcas masistas sepultaron así las impugnaciones y olearon y sacramentaron el pacto aunque éste dejó como florero de ultratumba el referéndum dirimitorio para fijar el tamaño de los latifundios, con base en el vasto «mínimo» de 5.000 hectáreas.

Tras el largo puente vacacional, la transacción para designaciones en la Corte Electoral y la Suprema de Justicia, sufrirá la ausencia de uno de los arquitectos del acuerdo derecha moderada-izquierda oficial, el senador Carlos Börth (Podemos), quien prefirió ceder protagonismo a su colega Luis Vásquez y su comisión de Constitución, en la nueva ronda que se espera concluya el 15 de noviembre.

Trucos, escrúpulos y personajes ocultos

Börth y Vásquez eran hasta hace algunas semanas el último recurso del oficialismo para poner en vigencia la Constitución de Oruro aflojando en ciertas concesiones menores como la reelección presidencial y las autonomías regionales -que ya habían sido cuestionadas por algunos aliados del MAS-, pero no al punto de llegar a las concesiones hechas a los terratenientes, y no al costo de diez meses de violencia que el gobierno pudo haber evitado a la ciudadanía, sobre todo con la matanza de Pando, adonde las FFAA y el Gabinete llegaron después de largas indecisiones sólo para recoger los cadáveres de decenas de muertos y desaparecidos, aunque después el propio Ministro de la Presidencia encabezara el restablecimiento del orden.

«El MAS conquistó a la derecha con una ley de tierra no retroactiva», se insistió en aislados círculos críticos del Presidente, alertando, entre otros aspectos, sobre el hecho de que el texto corregido en el Congreso levantó el veto a los transgénicos cuando Bolivia iba camino de convertirse en uno de los primeros territorios libres de transgénicos y país ejemplar para el movimiento ecologista mundial.

Los masistas hicieron creer «que esta derrota es un triunfo», cuando en realidad es «la peor capitulación de Evo Morales y además una burla cruel a nuestro pueblo movilizado; haber cedido a las exigencias de la derecha demuestra que el trabajo de los Constituyentes fue en vano, que de nada vale la voluntad popular», impugnó el MIP.

Contra el texto de Oruro, que establecía mayoría absoluta para aprobar futuros cambios, se aceptó en candado de los dos tercios, impugnó también este partido, aunque el presidente Morales, sorprendentemente temeroso de perder la hegemonía que ostenta, reveló que aprobó tal concesión previendo que la derecha recobrara poder y cambiara la Carta Magna, lo que implica poner en duda, desde Palacio, la viabilidad del gobierno en el mediano plazo.

Morales confió después del pacto que pidió en exceso para negociar lo que fuera posible.

«Pero ésta no es cualquier mentirilla, más bien sus consecuencias se contabilizan en muertos, un país confrontado, bloqueos, días laborales perdidos y cicatrices que no van a desaparecer en el corto plazo, muestra una vez más el talante moral de Morales que está dispuesto a sacrificar vidas humanas sin mayores consideraciones, con tal de maximizar los resultados de su blef», respondió desde su columna de El Deber el analista Javier Paz García

«Uno tiene que preguntarse ¿Por qué no llegar a un resultado similar al actual, pero sin los muertos, heridos y un país convulsionado? No nos tendría que sorprender ninguna maña proveniente del MAS, pero es espantoso pensar que están dispuestos a sacrificar vidas humanas por un blef», agregó.

«No importan las repercusiones. De hecho, nunca importaron. Lo que de verdad cuenta es que en medio de todo este lío, él salió bien librado», dice al respecto Rubén Martínez Dalmau, de la Universitat de València, en referencia a un oculto personaje palaciego: «el autor de los 2/3»

«Así se lo debió decir a Morales en algún momento: Presidente, no se preocupe. Los errores de la Constituyente los podemos negociar en el Congreso. Alcanzamos los 2/3 con toda seguridad; así corregimos el texto de la Asamblea», escribe también Martínez Dalmau, ex asesor de la AC en su más reciente columna para «Rebelión», sobre el llamado pecado original del gobierno que junto con la elección de tres constituyentes por circunscripción, uno por minría, se remonta al inicio de gestión, el 2006, que finalmente sepultó la Constitución de Oruro.

De acuerdo con este análisis, las pretensiones de la derecha, ciertamente, eran disminuir los derechos de los pueblos indígenas, meter mano en los recursos naturales, conservar sus ingentes tierras, hasta que «el gobierno de Evo, por cansancio y ante la falta de otras perspectivas, entró a negociar estos temas» facilitando el pacto. Del resto se encargó la alta burocracia con tanta puntualidad que «la desidia y la indolencia… han llevado a incorporar en el texto reformado graves errores conceptuales, como la delegabilidad de la soberanía, o la constitucionalización de las mayorías por las que debe tomar sus decisiones el poder constituyente».

De lo perdido, lo que reste es ganancia

Con todas estas ventajas obtenidas a última hora y quizá por gracia de la divinidad a la que se encomiendan, los dirigentes de la derecha maltrecha pero sobreviviente encaran la rearticulación, sugerida por sus voceros impresos, radiotelevisivos, diplomáticos y de la Internet, en base a un frente amplio y un liderazgo, posiblemente el de Tuto Quiroga, pese a que está resistido en Santa Cruz, donde los prefectos intentan otra fórmula.

La mira es, sumando fracciones, llegar hacia un bipartidismo que quizá no comparta el gobierno con el MAS, pero sí la amplia, poderosa y bien pagada estructura del Estado, sobre la que los masistas parecen haber desistido en buena parte, tras largos meses de quejarse por haber obtenido el gobierno, «pero no el poder».

Para la hora del voto, frente a los bonos infantiles y de la tercera edad, los focos ahorradores, las altas reservas monetarias y la seducción/cautiverio de las masas ilusionadas, el gobierno del MAS tendrá en su contra el desgaste por el ejercicio gubernamental y la crisis económica por la reducción de ingresos, pero sobre todo la recurrente inexperiencia en la gestión de gobierno y las tentaciones del nepotismo y la corrupción.

Casi cerrada la gestión 2008, y con una cuenta regresiva de 13 meses hasta las elecciones de diciembre del 2009, la administración Morales tiene también enfrente a un adversario interno: los incumplimientos del Plan nacional de Desarrollo, que aún en campos sensibles a Palacio, como la lucha contra la pobreza moderada y el desarrollo agropecuario, presenta avances modestos, que exigirán esfuerzos más que notables para lograr lo que no se alcanzó a hacer en los 34 meses de gestión transcurrida.

Tan sólo en materia de empleo, las cifras del gobierno no cuadran con las de especialistas y de los empresarios, calculándose que se creó 316 mil empleos el 2007, en su mayor parte precarios, ante la necesidad de unos 350 mil derivados del constante crecimiento de la población económicamente activa, que registra una tasa de desocupación del 10 %, según la cuenta del CEDLA.