La muerte de 32 personas como consecuencia de una reyerta en la cárcel de Palmasola sacó a la luz viejos problemas que enfrenta la justicia en Bolivia, sobre todo por la lentitud de los procesos, causa del hacinamiento en esos lugares. De los 29 fallecidos el mismo día de los sucesos de Palmasola, solo dos […]
La muerte de 32 personas como consecuencia de una reyerta en la cárcel de Palmasola sacó a la luz viejos problemas que enfrenta la justicia en Bolivia, sobre todo por la lentitud de los procesos, causa del hacinamiento en esos lugares. De los 29 fallecidos el mismo día de los sucesos de Palmasola, solo dos arrastraban condenas y el resto eran presos preventivos y un niño, cuyo padre, según medios de prensa, había cumplido su sentencia desde febrero pasado y aguardaba por su liberación.
Un grupo de reos del referido presidio atacó a otro, armado incluso con garrafas de gas que utilizó a modo de lanzallamas, con la intención de controlar el pabellón de alta seguridad de la prisión, en el más grande conflicto carcelario de la historia boliviana.
El niño Leonardo Vázquez, de un año y medio de edad, fue protegido por su padre, pero ni aún así pudo escapar al efecto de las llamas, lo cual dejó sobre el tapete otro de los males del sistema carcelario: la presencia allí de menores.
La muerte de Vázquez se suma a violaciones ocurridas en el penal de San Pedro, en esta capital, donde también conviven los reos con sus esposas e hijos, con independencia de la edad que estos tengan.
Ambos temas son motivo de preocupación tanto para el Ejecutivo como para el Legislativo, los cuales han llamado al debate sobre el asunto, así como sobre el hacinamiento en las prisiones.
La presidenta de la Cámara de Diputados, Betty Tejada, adelantó la víspera la posibilidad de convocar al Organo Judicial para analizar y buscar una solución a la retardación de la justicia, la causa principal del hacinamiento.
Según Tejada, los juzgados del país arrastran entre mil y mil 500 casos como promedio, entre otros motivos por falta de infraestructura y personal y recordó que vocales y jueces asumieron el compromiso de trabajar hasta los sábados para darle solución al problema.
Esta pasa «no solamente por el ûrgano Judicial como principal operador en administración de justicia, sino que debe ver con instituciones como los ministerios de Gobierno, Justicia, Régimen Penitenciario, incluso la Asamblea Legislativa», destacó.
El presidente Evo Morales advirtió, por su parte, que la situación en las cárceles del país es un asunto estructural e informó que el tema se continuará debatiendo en el gabinete ministerial.
«Vamos a debatir en el gabinete profundamente qué hay que hacer en la parte legal, qué hay que hacer en la justicia, las razones humanitarias», comentó el mandatario en referencia a los sucesos de Palmasola.
Morales pidió a la población tiempo para analizar ese problema y plantear soluciones a mediano y largo plazo, además de inversiones.
Mientras, algunos departamentos comenzaron a sacar a los niños de las prisiones, entre ellos Cochabamba, donde al menos el 50 por ciento de los menores abandonarán los recintos penitenciarios de manera voluntaria y se irán a vivir con algun familiar.
Las normas, sin embargo, establecen que los menores de seis años deben permanecer con sus progenitores, a pesar de la vida de riesgos e incomodidades que llevan en las penitenciarías.
A pesar de la intención gubernamental y la voluntad de las autoridades, la percepción general es que la solución definitiva a los problemas en la demora de la justicia, el hacinamiento en las cárceles y la presencia de niños en ellas, males que heredó el actual gobierno, demorará aún en resolverse.