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Hidroeléctricas amenazan a la Amazonia boliviana

Fuentes: La Opinión / Otramérica

La ejecución de megaproyectos hidroeléctricos en la región amazónica de Bolivia amenaza con destruir y modificar grandes territorios del país en función, entre otras cosas, de las necesidades de Brasil. Un estudio del centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) prende las alarmas. La ejecución de megaproyectos hidroeléctricos en la región amazónica […]

La ejecución de megaproyectos hidroeléctricos en la región amazónica de Bolivia amenaza con destruir y modificar grandes territorios del país en función, entre otras cosas, de las necesidades de Brasil. Un estudio del centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) prende las alarmas.

La ejecución de megaproyectos hidroeléctricos en la región amazónica de Bolivia amenaza con destruir y modificar grandes territorios del país, advierte la investigadora Teresa Coaquira Siñani en un documento titulado «Análisis ambiental de la política energética boliviana», difundido por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

Recuerda que el 27 de agosto del año 2009, en la comunidad de Cachuela Esperanza, departamento del Beni, se firmó el contrato entre la (Empresa Nacional de Electricidad) ENDE y la empresa canadiense TECSULT para realizar los estudios y el diseño final del Proyecto Hidroeléctrico Cachuela Esperanza. Ese proyecto hace 25 años fue declarado de atención prioritaria nacional, mediante ley de 13 de mayo de 1983.

En Brasil, dos plantas hidroeléctricas ubicadas en el río Madera, santo Antonio y Jirau producirán 6.450 megawatios por hora. Durante su construcción se tiene previsto trasladar a unas 2.500 familias e reinsertarlas a una nueva actividad laboral.

Estudios realizados por FURNAS, un consorcio empresarial que impulsa estos proyectos, demuestran que durante el año posterior a la construcción de la represa desaparecerá el 70 por ciento de las 700 especies existentes de peces así como una cantidad similar de aves de la región.

El hidrólogo boliviano Jorge Molina, en un análisis de las represas en el tramo brasileño, publicado el año 2009, demostró que no se tomó en cuenta el estudio hidrosedimentológico. El análisis pone de manifiesto que el proceso de sedimentación será especialmente activo en el tramo superior del embalse de Jirau, abarcando hasta Bolivia, donde cabe esperar que los niveles del lecho y el agua suban varios metros con respecto a la situación actual.

Las represas traerán serias consecuencias para la salud de los habitantes del área, como el incremento de la malaria por el incremento de vectores, la esquistosoriasis y otras afecciones debido a la presencia de mercurio en el agua, problemas ya experimentados con otras represas del Brasil.

La ejecución y la operación del Proyecto Hidroeléctrico de Cachuela Esperanza ocasionará similares impactos ambientales, ya que ha sido concebido para cubrir la demandas energéticas de Brasil, debido a que permitirá que las plantas brasileñas de aguas abajo funcionen más años, pues la planta boliviana concentraría los sedimentos que podrían colmatar más rápidamente las represas de Santo Antonio y Jirau, ubicadas aguas abajo en el río Madera.

Comparativamente, la planta hidroeléctrica de Cachuela Esperanza, por sus características geográficas, anegará un lago artificial con una superficie de 690 kilómetros cuadrados, tres veces superior a cada proyecto brasileño y generará un tercio de la energía que producen las plantas de Jirau y Santo Antonio, es decir, 990 megawatios.

El Bala

El Decreto 29291 de 14 de julio de 2007, declara de interés y prioridad nacional el aprovechamiento de la cuenca del río Beni y define los mecanismos a través de los cuales se realizarán los estudios hasta el diseño final del Proyecto Hidroeléctrico El Bala.

Ese proyecto según ENDE, requerirá de una inversión de 2.400 millones de dólares con una potencia instalada de aproximadamente 1.600 kilowatios y se ubica en el límite entre La Paz y Beni. El proyecto fue descartado en anteriores gestiones de Gobierno debido a su inviabilidad técnica, económica y ambiental.

La implementación de la represa de El Bala inundaría una enorme proporción de la parte baja de dos parques importantes del país: el Parque Nacional Madidi (valle del río Tuichi) y la Reserva Pailón Lajas (valles del río Quiquibey), además de una extensa región del valle central del río Beni, según el informe del Estado Ambiental de Bolivia 2007-2008, de la Liga de Defensa del Medio Ambiente.

La potencial ejecución de estos proyectos no guarda relación con lo establecido en el Art.390 de la Constitución Política del Estado, puesto que la cuenca amazónica constituye, por su elevada sensibilidad ambiental y biodiversidad existen, un espacio estratégico de especial protección para el desarrollo integral del país, señala la investigadora.

Recuerda que el Ministerio de Hidrocarburos, presentó 18 propuestas para armonizar el desarrollo del sector eléctrico con la demanda socio ambiental. La primera, propone incluir en la ley un capítulo que promueva la integración energética con países vecinos, en una franca alusión al proyecto binacional de una planta hidroeléctrica en el río Madera.

Agrega que el Gobierno brasileño pretende garantizar el óptimo funcionamiento de sus dos plantas de Jirao y San Antonio por varias décadas, de ahí la necesidad de construir dos represas aguas arriba en las que Bolivia toma parte, a fin de retener los sedimentos que trasladan las aguas del río Madera y evitar, de esta manera, la rápida colmatación de sus represas, debido a que gran parte de este material particulado se quedará en las represas de Riberao y Cachuela Esperanza.

Energía para la exportación

Los grandes proyectos de construcción de hidroeléctricas en la región amazónica del país no sólo pretenden proveer de energía eléctrica a los departamentos de Beni y Pando, sino y fundamentalmente, exportar energía al Brasil, según un estudio difundido por el CEDLA.

Se indica que en el caso de la ejecución de las plantas hidroeléctricas del río Madera y del río Madre de Dios, se pretende generar 4.000 megawatios de electricidad entre las dos plantas, cuando la demanda proyectada de energía eléctrica de los departamentos de Beni y Pando para el año 2020 será de 180 megawatios. Esa demanda energética ha sido calculada con una tasa de crecimiento promedio del 8 por ciento anual. Actualmente, los dos departamentos consumen 77,2 megawatios.

La respuesta obvia, dice el estudio, es que el Gobierno requiere de excedente para la exportación.

Fuente: http://otramerica.com/temas/hidroelectricas-amenazan-a-la-amazonia-en-bolivia/1010