Parálisis económica, apatía social, miedo al mañana. Argentina está ahogada y sin respuesta. Hay causas propias, que vienen de lejos, combinadas ahora con una debacle mundial, a su vez potenciada por la pandemia del covid 19.
Pocos miden la magnitud y consecuencias de la desarticulación del aparato productivo, comercial y financiero. Quienes lo hacen, desde la defensa del sistema, están alarmados. El país se desliza hacia una convulsión prolongada. Y el punto de partida es la extinción de los partidos de la burguesía y la descomposición de sus restos desperdigados.
Historia inmediata es una contribución a la memoria y el debate. Compaginé este libro en situación de confinamiento a causa de la pandemia. Son textos de diferente naturaleza, escritos entre marzo de 2013 y mayo de 2020. Se reproducen sin cambios.
Ya había analizado el desempeño del nuevo gobierno, cuando el Covid 19 trastocó la situación mundial. Un Epílogo registra mi opinión sobre “La Argentina que viene”. El volumen está disponible para ser descargado, gratis.
Mientras revisaba los textos compilados el presidente Alberto Fernández escalaba en la aceptación ciudadana. El miedo provocado por una peste desconocida empujó a millones a refugiarse en lo que estaba a la mano.
Han transcurrido 56 días de confinamiento. La infección quedó reducida a un mínimo. En comparación con los datos de países dominantes, hasta ahora la pandemia se cobró en Argentina, de manera directa, un costo mínimo en vidas humanas. El punto crítico llegará en dos o tres semanas más. No hay coincidencia sobre la dimensión que alcanzará. Sólo resta esperar.2
En tanto, el férreo confinamiento dio el tiro de gracia a una economía herida de muerte antes de que se conociera la existencia del Covid 19: la industria trabajaba para entonces a la mitad de su capacidad instalada. El mundo está inmerso en recesión con incierto destino y Argentina comienza a sufrir el rigor desconocido de una depresión.
El costo fiscal de las medidas adoptadas para sostener el confinamiento proyecta un 10% de déficit primario anual. Hasta el momento las erogaciones extraordinaria fueron cubiertas exclusivamente con emisión de dinero. Una ciénaga frente a la cual el elenco gobernante no logra frenar sus pasos. Los desequilibrios macroeconómicos del país se multiplican, la desocupación crece en flecha, los salarios se reducen -con apoyo de las cúpulas sindicales- y la inflación escala. Como trasfondo, el gobierno no logró refinanciar la deuda externa y hasta el momento no se sabe si el país entrará –por décima vez- en cesación de pagos.
Muy lejos del discurso de “unidad nacional”, explotó a la vista de todos la confrontación interburguesa que se expresa, con mayor virulencia, en el propio bloque gobernante. El capital afronta una crisis extrema sin aparatos políticos para conducir la sociedad. Y sin un solo cuadro político de envergadura. Su sector más concentrado hace ostensibles esfuerzos por lograr una drástica recomposición que, según los planes de sus intelectuales orgánicos, saltaría la línea divisoria entre el gobernante Frente de todos y el opositor Juntos por el cambio para constituir un nuevo partido, supuestamente “republicano”. Es dudoso que prospere semejante alquimia. Son visibles los esfuerzos de cada fracción del degradado sistema político por avanzar posiciones con vistas a las legislativas del año próximo y las presidenciales de 2023. En el vórtice del huracán disputan los restos de una nación exhausta.
En cualquier caso, la catástrofe económica caerá sobre trabajadores y clases medias, carentes de instancias políticas para defenderse del alud. Cualquiera se la salida, el costo multiplicará las penurias del coronavirus y dará a luz una Argentina radicalmente diferente. El signo de esa diferencia está por verse. A la vez, es segura la participación de millones en las luchas que vendrán.
Historia inmediata pretende acercar la experiencia de los últimos 7 años. De algún modo es la continuidad de Argentina como clave regional, publicado en 2004. Como parte inseparable del devenir latinoamericano, Argentina está ahora obligada a mirarse a sí misma y sacar conclusiones respecto de la conducta de partidos burgueses, sindicatos e izquierdas en las últimas décadas.
Hubo mucha abnegada disposición a la lucha, demasiada frustración, incontables traiciones, pero sobre todo rampante desdén por el esfuerzo para comprender la realidad y actuar sobre ella con base en la teoría científica de la transformación social. Se puede confiar en que el período histórico que ahora mismo se inaugura hallará y forjará a las mujeres y hombres capaces de superar ese legado.
@BilbaoL