El proceso de avanzada neoliberal que Mauricio Macri ha desarrollado durante su presidencia, no es un problema sólo de los argentinos. Y no tiene nada de nuevo ni exclusivo, en absoluto. De igual manera dramática está sucediendo en Brasil, pero tampoco se circunscribe al contexto latinoamericano. De hecho, ahora mismo, el gobierno conservador británico está […]
El proceso de avanzada neoliberal que Mauricio Macri ha desarrollado durante su presidencia, no es un problema sólo de los argentinos. Y no tiene nada de nuevo ni exclusivo, en absoluto. De igual manera dramática está sucediendo en Brasil, pero tampoco se circunscribe al contexto latinoamericano. De hecho, ahora mismo, el gobierno conservador británico está intentando controlar a las grandes universidades, com o Oxford y Cambridge, para promover un modelo de mercado convirtiendo a instituciones académicas de primera en meras arcas comerciales.
Macri es todo eso, representa eso, expresa eso, comanda eso, a contramano de la educación pública. Y no por casualidad, nada puede resultar más amenazante para sus fines que liberar a las personas, emanciparlas, ayudarlas a pensar, invitarlas a desafiar o impulsarlas a preguntar las realidades que ningún jefe de marketing podría explicar. Pues todos los sistemas orientados a la dominación necesitan aliarse con los mecanismos de alienación, anular los cuestionamientos y convertir a las personas en robots obedientes. Aquí o allá, este tipo de gobierno sigue siempre un mismo guión: todo el presupuesto educativo transferido a la subordinación.
Al unísono, poco antes o poco después, desde distintos ángulos de América Latina, diversas democracias se han ido subyugando a los mandatos del FMI, firmando conscientemente las garantías del estancamiento y los programas de ajuste que no sólo recortaron el pasado reciente, desmoronaron el presente y condicionaron el futuro, quién sabe por cuántas décadas. No se trata de ingenuidades, ni equivocaciones, son políticas generales diseñadas para el beneficio de los ricos y el poder concentrado que no pueden prosperar sin el pueblo maniatado.
No por coincidencia todos esos gobiernos antipopulares pagan increíbles campañas en redes sociales y apuestan a las aplicaciones que permiten promover las mentiras. Por eso entonces, debemos utilizar esas mismas herramientas para organizarnos de forma constructiva contra la opresión, porque sólo así podremos resistir. Hoy más que nunca, necesitamos reunir a las buenas personas, reflexionar sobre los problemas y crear estructuras que nos permitan alimentar, abordar y superar en conjunto nuestros peores trances, nunca desde la resignación, siempre desde la acción, por dentro y por fuera de las redes.
Hoy grito yo.
Mañana les toca a ustedes.
Fuente: http://www.lapoderosa.org.ar/2019/08/hoy-mas-que-nunca-argentina/