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Huyendo de la amarga y dura realidad se fue el 2018

Fuentes: Rebelión

¡Se fue el 2018! Si bien cada período tiene sus claroscuros en el año que pasó no predominaron en Argentina los colores alegres y, por el contrario, su paso dejó un sabor amargo, que los argentinos esperan superar con los sueños y perspectivas que se insinúan esperanzadores desde las profundidades de esta realidad. Por ahora […]

¡Se fue el 2018! Si bien cada período tiene sus claroscuros en el año que pasó no predominaron en Argentina los colores alegres y, por el contrario, su paso dejó un sabor amargo, que los argentinos esperan superar con los sueños y perspectivas que se insinúan esperanzadores desde las profundidades de esta realidad. Por ahora sólo sueños y perspectivas.

Abordamos una breve síntesis de lo central que viene pasando en cada uno de los temas claves de la vida cotidiana, para señalar las tendencias principales que las mismas encierran.

No sobran las esperanzas de que la situación mejore en el 2019: el gobierno ya anticipó enormes aumentos tarifarios que no van a cambiar la perspectiva que trabajadores y empresarios ya tenían, pero ensombrecen aun más las posibilidades de una salida.

Los empresarios no dudan en calificar a 2018 como «el peor año para la industria y el comercio en décadas», por la caída en las ventas, por las dificultades en la cadena de pagos, por el aumento de costos de servicios e insumos dolarizados, por la imposibilidad de tomar un crédito a las tasas vigentes.

Ninguno de los conflictos latentes parece tener miras de respuesta en las políticas del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, preocupado en cerrar ante todo las cuentas con el Fondo Monetario Internacional, desentendido del drama que se vive en la economía real. ¿Y si 2019 resultara un año peor, aun, de lo que fue 2018?

Economía: El mundo se preocupa y la Argentina sufre

En esta transición de la hegemonía mundial de los Estados Unidos a China, el planeta observa preocupado la lucha comercial de ambos gigantes. Todos esperamos que nunca supere ese nivel de confrontación.

Argentina no es imparcial, ni está ausente de esa situación. El gobierno es amigo y peón de los estadounidenses y de Occidente, pero de China vienen yuanes (dinero chino) y significativas inversiones. Los espacios vacíos del territorio argentino son una tentación.

El país ha sido colocado en una situación crítica. Internamente, la estanflación (inflación de cerca del 50%, con recesión de siete meses consecutivos) no solo destruye empleos y negocios, también hace añicos el hoy y el futuro de familias y personas.

El millón y medio de personas con hambre, según reciente informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), es una prueba irrefutable. Los salvajes anuncios y previsiones de aumentos tarifarios no apuntan a mejorar esta actualidad.

Dentro de este panorama, el país marcha -sea quien fuere el vencedor de las elecciones 2019- hacia un futuro inexorable de renegociar la deuda externa o una asegurada cesación de pagos o default no muy lejano, a partir del próximo gobierno.

Trabajo: Cada día hay menos y es más barato

Suele decirse que el trabajo ordena la vida de las personas y las organiza, pero la historia de los últimos años no parece ser un ejemplo digno de imitar. En Argentina, cada vez hay menos trabajo y el que existe pierde valor, porque cada vez alcanza para satisfacer menos necesidades.

Dos son las principales manifestaciones de esta tendencia. Una el crecimiento de la desocupación. Desde la llegada de Mauricio Macri se han perdido unos 200 mil puestos de trabajos registrados, el índice oficial señala que la desocupación alcanzó el récord del 9,6% y la subocupación el 11,2%.

Otra muestra la encontramos en las casi nulas inversiones productivas, pero más grave aún es que la producción industrial subsiste utilizando poco más del 60% de la capacidad instalada.

En cuanto a la capacidad de compra de los salarios en blanco, ellos habrán perdido -en este año 2018- entre el 12 y el 15%. El ingreso de los jubilados cayó un 20% y el de aquellos que viven de las changas o trabajos temporales… mejor no hablar.

Política: Crecen las críticas y su lejanía de las necesidades sociales

Que el sistema político argentino está en crisis no quedan dudas. Estos 35 años de democracia son una muestra. Pero son muy distintos los diagnósticos y las soluciones propuestas.

Unos colocan el eje en las formalidades institucionales y proponen su actualización (voto electrónico o el control sobre los fondos electorales); otros plantean los costos actuales y la insostenibilidad del actual sistema, proponiendo -aunque no lo digan- la erradicación de la política, para que gobierne, sin mediaciones, el poder económico.

Son pocos los que rescatan el valor y peso de la política, criticando a esta democracia representativa que solo permite al ciudadano participar colocando un papel en alguna urna cada dos años.

Parece necesario construir un sistema más participativo en el día a día y con mayor decisión de las organizaciones del pueblo y sus estructuras intermedias.

Sociedad: En el consumismo que nos imponen, el deseo es necesidad

Salvo muy pocas voces en contrario (la del Papa Francisco es una de ellas), se ha impuesto en la sociedad la idea que el motor de la vida y la economía es el consumismo. Los políticos, prácticamente sin excepción, lo vienen planteando y así andamos… incapaces de crear otra mística para vincularnos entre nosotros y con la naturaleza.

Esto ha hecho que los deseos, condicionados -cuando no creados- por los medios de comunicación dominantes, se transformen en necesidades y objetivos de la vida cotidiana.

Corrupción: El «cansancio moral» y conveniencia capitalista son algunas de las razones de la actual persecución a este viejo mal

Los temas de la corrupción se ensañan con la oposición (kirchnerista) y acosan al oficialismo. Más allá de la legitimidad, instalada en el imaginario colectivo, de esas condenas, cabe preguntarse por las razones de la misma.

Sin ahondar demasiado aparecen un par de razones. Una: El temor del sistema al hartazgo moral de los pueblos, que los puede llevar al intento de hacer justicia por mano propia, acabando con este sistema.

Esto se complementa con la vieja necesidad que tienen las empresas del gran capital de ampliar sus mercados. La «persecución a la corrupción» es eficaz para debilitar o sacar a empresas del mercado, dejando un lugar libre para que los grandes emporios sigan creciendo y concentrando riquezas y poder.

Cultura: La ejercida por las élites y la que nace de pueblos primitivos

En la cultura ejercida por quienes forman parte del sistema no hubo grandes cambios. Novelas y poesías; obras de teatro, cine y libros siguieron el ritmo de los acontecimientos, centrado en los tradicionales valores de occidente. Sí, hubo algunas excepciones como la milenaria cuestión del patriarcado y las mujeres.

Sin embargo asoma en el horizonte un cambio profundísimo que irá afectando a las generaciones venideras. La cultura blanca, gringa y trasplantada, de gran parte de nuestro pueblo comenzó a ver cómo comenzaba a renacer de sus cenizas la historia de los antiguos pobladores de estas tierras, que sus antecesores europeos conquistaron.

Los llamados pueblos originarios, junto a sus reclamos por la tierra, vienen pidiendo su lugar en el mundo. En los años próximos es muy probable que se vaya viendo cómo crecen sus reivindicaciones, junto a la comprensión de unos y el terror de otros, que hoy gozan de privilegios propios o heredados.

Género: Una revolución que recién empieza

El cambio cultural más importante del año se dio en materia de políticas de género. El milenario y tradicional patriarcado, caracterizado por un poder desigual entre varones y mujeres, profundizó el camino del repliegue de la supremacía del varón.

Ese cambio, que creció en los ámbitos culturales aunque todavía no se manifestó en toda su plenitud en los núcleos de poder y en los sectores populares, tuvo dos momentos cumbres. La discusión sobre la denominada Ley del Aborto y las denuncias sobre violencia y abusos de género que estallaron en las últimas semanas del año.

La notable feminista y antropóloga Rita Segato, ha iluminado el panorama y planteado el problema en términos más precisos, saliendo al paso de los shows que -invirtiendo los términos- reproducen el problema.

Sostiene que el hombre no se siente debilitado por el avance de la mujer, sino por la creciente precariedad a que lo somete el actual sistema de vida. Por eso propone construir nuevas políticas para dar a luz otro sistema más justo guiado por una mirada femenina y un distinto rol para las mujeres, donde las injusticias del actual sistema -y no el varón- son el enemigo.

Niñez y adolescencia: Un drama que nos condena

En las últimas semanas se han publicado los datos sobre la situación de los niños y adolescentes (0 a 17 años). Según los mismos, el 42% de los que integran esa franja etaria pertenecen a familias que están en la pobreza. Esa cifra sube al 51,3% cuando fijamos la mirada en el gigantesco conurbano bonaerense, con unos 13 millones de habitantes.

En esas familias se concentran los desocupados, los subocupados y todos aquellos donde las falencias materiales impiden una vida plena y sus efectos son una efectiva «herencia» que se prolongará en los problemas para una vida digna de sus hijos.

La pobreza -para esa edad- es mayor que el total del promedio nacional (33,6%) y ella crece en la medida que se disminuye la edad en consideración. Ese fenómeno es conocido como la «infantilización de la pobreza». Otra manifestación de este drama, que tiene como protagonistas a los más pequeños, es que más del 60% de las muertes de niños (0 a 4 años) es evitable.

Desde la ciencia nos avisan que la pobreza dificulta el desarrollo mental de los niños. No es que el dinero garantice un mejor desempeño escolar, pero sí ha sido comprobado que una alimentación insuficiente o inadecuada perjudica ese desarrollo.

Así comprobamos como la continuidad de la pobreza es una hipoteca del futuro.

Educación: Seguimos en el siglo XIX

Mientras el mundo se caracteriza por el desarrollo de una nueva cultura centrada en la telemática (articulación de informática y comunicaciones) nuestra escuela sigue apegada a los métodos y criterios sarmientinos del siglo XIX, centrados en los valores y el pretendido universalismo del occidente europeo, alejados de la vida cotidiana, donde se enseñan Grecia y Roma antes que nuestra propia comunidad e historia.

Todo ello aleja a jóvenes y niños de la escuela. Colocar la educación en línea con los avances técnicos, integrar a la familia y la realidad que nos rodea, su historia y posibilidades forman parte del futuro educativo.

Deporte: Dinero y política

La Final de la Copa «Libertadores de América» disputada por los «grandes»! del fútbol argentino, River y Boca, en… ¡Madrid! es el símbolo de lo más llamativo ocurrido en el deporte del 2018.

Allí están sintetizadas las virtudes de una genuina y masiva pasión popular con la desazón por el modo que los intereses económicos y la política están logrando desvirtuar el sentido del deporte.

Para evitar que la auténtica pasión popular desaparezca habrá que pensar en los mecanismos que permitan desandar el camino que estamos tomando.

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Si todo lo dicho puede sintetizar, al menos en parte, los dolores y padecimientos de este año es bueno recordar que la vida crece justamente superando los sinsabores. No es en el regodeo de los mejores momentos donde encontraremos la fuerza y el sentido para superar los errores y dificultades que deberemos superar.

Es por eso que -como un grito de esperanza- podemos, recordando el año transcurrido y con la mirada puesta en el venidero, decir que «Del fondo más hondo surgirán las alturas más altas…»

Juan Guahán. Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.