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Implicaciones y consecuencias de la repostulación

Fuentes: Rebelión

El partido oficialista y la cúpula de las organizaciones sociales afines, han expuesto ampliamente y realizarán campaña con las razones que tienen para promover y apoyar una modificación constitucional que permita la repostulación del Presidente y Vicepresidente en ejercicio, por un periodo (constitucionalmente ilegal) de gobierno. El presente artículo busca contribuir con argumentos en contrario, […]

El partido oficialista y la cúpula de las organizaciones sociales afines, han expuesto ampliamente y realizarán campaña con las razones que tienen para promover y apoyar una modificación constitucional que permita la repostulación del Presidente y Vicepresidente en ejercicio, por un periodo (constitucionalmente ilegal) de gobierno.

El presente artículo busca contribuir con argumentos en contrario, que no parecen haber sido tomados en cuenta, o sencillamente se los ha desechado; con el objetivo de aportar a un análisis más integral y completo de dicha decisión.

Por razones de espacio se efectuará una enumeración descriptiva y puntual de las principales implicaciones y consecuencias que, a nuestro juicio, debían haber pesado también y eventualmente puedan ser tomadas en cuenta, a la hora en que todo el pueblo acuda a las urnas para dirimir la aceptación o rechazo a dicho intento por reelegirse otra vez más en el gobierno.

1.- Se abandona las tareas de transformación social del Estado y la sociedad, así como la profundización de la democracia, para restaurar un modelo de dominación tradicional, donde lo que prevalece es la conservación y reproducción del poder gubernamental, entendido éste como instrumento para garantizar el dominio de determinados intereses económicos y sociales, y el disfrute de los beneficios y ventajas que otorga el poder gubernamental.

2.- Se rompe con las prácticas de la democracia comunitaria (cultural y constitucionalmente tan relevantes), y que históricamente han mantenido la rotación y circunstancialidad del servicio a la comunidad como autoridad, para hacer prevalecer la ambición de conservar del poder en una sola persona. De esa forma, al margen de distorsionar e impedir la profundización de la democracia y el ejercicio del gobierno, aquel servicio público, circunstancial y rotatorio, pasa a convertirse en un modo dominio y disfrute de privilegios, que deja de servir a todos y se pone a órdenes de intereses hegemónicos excluyentes.

3.- Tiende a prevalecer la tentación autoritaria de convertir una hegemonía social y política de amplio consenso, participación y respaldo; en un coto cerrado para determinados sectores privilegiados, cada vez más alejados del interés nacional y mucho más cerca de la protección y conservación de sus intereses sectarios. Este vaciamiento y sustitución de la amplia base social de soporte del proceso de cambio, por el establecimiento y sobreposición de una élite predominante y caudillesca, se ha venido expresando por medio del surgimiento de cúpulas dirigenciales cooptadas y prebendalizadas, que habiéndose hecho cargo organizaciones sociales mayoritarias, fingen asumir una representatividad nacional a nombre de todo el pueblo, solo para respaldar acríticamente sus propias ambiciones para reproducirse en el gobierno (o para lograr algunas canonjías) y, en muchos casos, al margen o rompiendo una verdadera representatividad y legitimidad social.

Pero además, como tiende a abandonarse las tareas de interés nacional porque se imponen los intereses sectarios de las nuevas élites dominantes; lo que sucede es que se pierde toda posibilidad de enriquecer y profundizar el proceso con las visiones y propuestas de los sectores populares y movimientos sociales que han sido desplazados, para estancarse y defender visiones excluyentes y sectarias de los intereses que se encaramaron en el gobierno. Peor aún, cuando producto de la dinámica social y la interacción de fuerzas e ideas que naturalmente se producen en toda sociedad, se despiertan tendencias y tentaciones autoritarias en el gobierno que, viéndose interpelado y cuestionado por la emergencia social y de nuevas ideas, tienden a restringir, prohibir o limitar la libertad de expresión, pensamiento y disenso (hasta el punto de criminalizar la protesta, la disidencia y las propias movilizaciones sociales, como ya se puede advertir en algunas leyes aprobadas).

4.- Se impide, coarta y anula el surgimiento de nuevos liderazgos y opciones que garanticen la continuidad y profundización del proceso (y no la permanencia de individuos); lo que favorece una especie de culto a la personalidad y la dependencia respecto de subjetividades individuales que innegablemente contienen fuertes connotaciones patriarcales y coloniales que históricamente buscaron perpetuarse en el poder. De esa forma se hace prevalecer una imagen individual, generalmente favorecida por un aparato comunicacional de propaganda, y se deja de lado la importancia estratégica de contar con un Proyecto y programa nacional. De esa forma, se produce un vaciamiento de contenidos al proceso, para resaltar e imponer una imagen personal, a cuya subjetividad individual se le atribuyen supuestas aptitudes únicas para «conducir y dirigir» a la nación y el gobierno (nótese que ya no se trata más de gobernar obedeciendo y escuchando al pueblo).

5.- La tentación del poder total y permanente, que surge como consecuencia de la decisión de conservar el gobierno a como dé lugar, da lugar a la transmutación de un proceso transformador en otro reaccionario y conservador, porque se produce cuando a través de los varios años de gobierno, ya se han establecido los verdaderos intereses predominantes de los sectores que se han impuesto y usufructúan del gobierno. Es decir, cuando producto de la resolución de las tensiones y contradicciones internas, finalmente se han decantado e impuesto nuevos sectores predominantes y nuevas castas hegemónicas, que naturalmente buscarán sobreponer sus propios intereses, sobre los grandes intereses nacionales, y sobre los objetivos y tareas del proceso de cambio. De esa forma el gobierno y el poder dejan de ser y obedecer al pueblo, y pasan a ser un instrumento al servicio de las nuevas élites dominantes.

6.- Para quienes sostienen que el gobierno mantiene y conservará su extracción popular, así como las tareas de transformación y cambio que se han establecido como mandato constitucional; hay que señalar que habiéndose establecido claramente una opción por el desarrollismo extractivista y el establecimiento de alianzas con antiguos sectores derechistas, conservadores y opositores al proceso de cambio, es imposible pensar que la conservación y reproducción del gobierno en el poder, sea orientada a la inclusión y atención de los movimientos y sectores populares más vulnerables y desprotegidos que continúan movilizándose. Todo lo contrario, porque sencillamente ya se conocen cuáles son los intereses económicos y sociales predominantes en el gobierno, y se sabe su clara orientación procapitalista de corte desarrollista, que no tiene nada que ver con el paradigma del Vivir Bien en armonía con la naturaleza y tampoco con las tareas de transformación nacional.

Finalmente, parece claro que un gobierno que no se renueva y un poder que tiende a perpetuarse, solo garantiza un sistema de dominio antidemocrático (en el sentido que impide y deja de ser un gobierno de todo el pueblo) y tiende naturalmente hacia la reacción y el conservadurismo, para favorecer y privilegiar los intereses sectarios y excluyentes de la nueva élite hegemónica dominante.

Arturo D. Villanueva Imaña. Sociólogo, Cochabamba (Bolivia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.