Que lo de los contratos de la llamada nacionalización es un enredo, nadie lo niega. Antes y después hay que buscar el rol de Petrobras. Está como el dicho en francés: «hay problemas, busque a la mujer (cherchez la femme)». En este caso, ¿existen dificultades? …busque cómo se contorneó Petrobras, ante algunos altos funcionarios públicos […]
Que lo de los contratos de la llamada nacionalización es un enredo, nadie lo niega. Antes y después hay que buscar el rol de Petrobras. Está como el dicho en francés: «hay problemas, busque a la mujer (cherchez la femme)». En este caso, ¿existen dificultades? …busque cómo se contorneó Petrobras, ante algunos altos funcionarios públicos de cada gobierno de turno y su oposición.
Aquí no se trata de estar en contra o a favor de Petrobras, una sociedad mixta que cuida muy bien las inversiones y dividendos de sus accionistas ¡Bravo!, sino de defender los intereses de Bolivia, por más que seamos unos 9 millones de pobres, comparados con los ciudadanos de los demás países de América del Sur. Primero Petrobras logra que San Alberto sea negociado como pozo recién descubierto, sobre la base de información de un alto ejecutivo de YPFB que después se pone la camiseta de la toda poderosa empresa multinacional de hidrocarburos. El problema no es de falta de ética del referido funcionario público, sino de juzgar, de una vez, a todos los que no resguardaron y protegieron los bienes e intereses de la colectividad, que en el caso eran los de YPFB. Así fácilmente, no se puede dejar en el olvido algo que equivale a una traición al país y sus ciudadanos. Claro que endilgar la culpa a unos cuantos, es también cubrir a un buen conglomerado de servidores públicos que asisten impávidos o genuflexos a los atentados contra los intereses de nuestro país, mientras tengan su pega o su ventajita política. Durante la segunda guerra mundial, los propios compatriotas de los soviéticos mataban a los suyos que retrocedían ante los invasores alemanes.
Ahora tenemos el bollo de la perdida de documentos o confusión sobre los originales, copias y los extraviados que al final nadie explica claramente en que pié se encuentran, o que sobre el mismo o los mismos no quede otra alternativa que invocar «secreto de Estado» o falta de profesionalismo. Lo que parece claro, es que el desbarajuste ayuda a Petrobras, como si fuera la única mujer bella e inteligente que instiga a todos los que nos gobiernan o están en la oposición. Sin importar las consecuencias y sus repercusiones en cuanto hogar boliviano existe, como una de las expresiones del zafarrancho político- económico-social que vivimos desde hace más de 50 años que perfectamente se reflejan en los pasaportes a USD 500 o USD 1000 por infeliz inmigrante que los necesita. Cuando no la patética imagen de cada domingo con los niños acompañados de sus abuelos en los internets de las zonas populares de las principales ciudades de Bolivia, hablando con sus madres y padres en el día de descanso de sus trabajos en España, USA, Italia y vaya a saber dónde más…, cuyas remisiones se aproximan al 10% de nuestro PIB, USD 1.000.000.000, que no son meros ingresos, sino también muchos sufrimientos.
De una vez, impongamos la tolerancia cero en los asuntos que son de vida o muerte para Bolivia.