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Indígenas marchan a La Paz

Fuentes: Kaos en la Red

Más de 600 indígenas de tierras bajas (oriente de Bolivia) han iniciado una marcha desde Trinidad, capital de Beni, hacia la sede de Gobierno, adonde estiman llegar en tres meses. La movilización, convocada por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), demanda el respeto a la nueva Constitución Política del Estado en lo referente […]

Más de 600 indígenas de tierras bajas (oriente de Bolivia) han iniciado una marcha desde Trinidad, capital de Beni, hacia la sede de Gobierno, adonde estiman llegar en tres meses. La movilización, convocada por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), demanda el respeto a la nueva Constitución Política del Estado en lo referente a la Autonomía indígena, que fue vulnerada por la ley de Autonomías, recientemente aprobada por parlamentarios del partido de Evo Morales.

La ley de Autonomías desconoce la Constitución, pues obstaculiza la conformación de territorios indígenas autónomos. La Carta Magna promulgada en 2009 reconoce que los territorios indígenas autónomos se crearán en función a usos y costumbres de cada pueblo. Sin embargo, la ley aprobada establece que sólo se conformarán como territorios indígenas autónomos mediante referéndum. Así, el compromiso de la autonomía indígena -tan anhelada y demandada por los indígenas en el marco de la Asamblea Constituyente- ha sido negado por el partido de Gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS).

Pero el Gobierno indígena de Morales no sólo es experto en desviar la lucha de las masas bolivianas, o de vender gato por liebre cuando se trata de la nacionalización de los recursos estratégicos. Ahora, recurre a los mismos métodos que los antiguos gobiernos neoliberales: se ha dado a la tarea de desprestigiar y malinterpretar el reclamo de las organizaciones indígenas movilizadas, asegurando que ellas quieren «la desestabilización del país», «el retorno de la derecha» y que además son financiadas por la imperialista Usaid (agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional).

Otro recurso del Gobierno ha consistido en aislar la marcha mediante la negociación con los indígenas de tierras altas (Conamaq), que también estaban en conflicto con el gobierno y amenazaban con plegarse a la marcha de la Cidob. Los marchistas han manifestado que no pasarán por el trópico de Cochabamba, pues temen enfrentamientos con las federaciones cocaleras, cuyo dirigente máximo es el presidente boliviano.

La traición del Gobierno a los indígenas no es reciente: Morales ha pactado durante su primer mandato con las oligarquías de la Media Luna en desmedro de los indígenas. Por eso, ahora no tiene empacho en echar lodo sobre los indígenas, quienes con sus movilizaciones y su respaldo lo sentaron en el poder.

La marcha indígena irrumpe después del revés sufrido por el gobierno de Morales en las elecciones regionales de abril, cuando el MAS perdió un millón de votos (en comparación con diciembre de 2009) y fue derrotado en las principales ciudades por desprendimientos del oficialismo. Desde entonces, el presidente echa mano, cada vez más, al recurso represivo frente a la movilización popular. Un punto de inflexión se tuvo con el asesinato de dos campesinos en Caranavi en mayo pasado, cuando la Policía atacó un corte de rutas que reclamaba la instalación de una planta de cítricos prometida por Morales durante su campaña electoral.

La política del MAS empieza a chocar físicamente contra sus propias bases sociales. Así lo demostraron la movilización del Magisterio y de la clase obrera fabril en mayo por incremento salarial, la rebelión de la Fejuve  (Federación de Juntas Vecinales) de El Alto en su Congreso de la semana pasada, cuando aplastó los amarres oficialistas imponiendo una dirección independiente que pedirá la renuncia de Evo si no cambia su conducta, según ha declarado.

Un Estado que se disgrega

Mientras Morales enfrenta y reprime a campesinos y trabajadores urbanos, se lleva cada vez mejor con la derecha. A principios de junio se reunió con el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, aquel que durante la sedición derechista de 2008 había dicho en un discurso a los militantes del MAS: «cobardes, sigan temblando».

Al salir del encuentro, Costas declaró: «Hay que valorar la actitud que ha tenido el presidente. Eso nosotros debemos recogerlo como una perspectiva esperanzadora». Esas declaraciones dan la medida, por un lado, de la derrota en que vive la derecha, producto de la enorme movilización de las masas. Por otro, reflejan el retroceso que Morales impuso a las masas y su adaptación a la derecha. Ahora, la «unidad nacional» del MAS consiste en el acuerdo con la oligarquía sojera, petrolera, narcotraficante y contrabandista de la «Media Luna».

El pedido de «autonomía» se corresponde con el problema de la tierra, que -contrariamente a las afirmaciones de Morales- está cada vez en propiedad de menos personas. Según las autonomías legisladas por el MAS, este tema se agrava. El Gobierno ha generado una suerte de bolsones tomados por poderes mafiosos, que implican para el campesino la misma explotación con un nuevo patrón.

A menudo el reclamo de autonomía indígena involucra una acción reaccionaria para proteger al contrabando y narcotráfico ligado al capital, como ocurrió en mayo en ayllus de Potosí, donde fueron linchados cuatro policías acusados de corrupción.

En el marco de la autonomía, los indígenas reclaman la legalización de la «justicia comunitaria». Pero la «justicia comunitaria» aprobada hace días por el MAS, lejos de establecer un principio de soberanía política para los pueblos indígenas, es usurpada por negocios ilegales y amenaza la unidad del país.

Si el pedido de autonomías indígenas plantea el problema de la tierra, la defensa real de los recursos naturales, la expulsión de las transnacionales, la soberanía y la autodeterminación de las naciones originarias, se trata de una demanda progresista que choca con el Estado burgués y los intereses capitalistas. En este sentido, reivindicar los derechos indígenas sin plantear una lucha frontal contra el capitalismo y sus instituciones no llevará a nada.

La movilización indígena y las huelgas en las ciudades dejan a la vista la necesidad impostergable de construir la herramienta política de la clase obrera, que al desarrollar una lucha frontal contra el capitalismo abandere de las reivindicaciones de las demás clases oprimidas.

http://www.kaosenlared.net/noticia/131910/indigenas-marchan-paz-bolivia