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Información sin ética

Fuentes: Alai-amlatina

¿A qué juega la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) de Bolivia? ¿A quien representa esa organización sino a los propietarios de medios? ¿Defiende realmente la libertad de expresión de los bolivianos, o de unos cuantos patrones que manipulan a la opinión pública? ¿Cuál es la ética periodística que caracteriza a los medios que la […]

¿A qué juega la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) de Bolivia? ¿A quien representa esa organización sino a los propietarios de medios? ¿Defiende realmente la libertad de expresión de los bolivianos, o de unos cuantos patrones que manipulan a la opinión pública? ¿Cuál es la ética periodística que caracteriza a los medios que la ANP dice proteger?

Como ciudadano boliviano puedo estar en desacuerdo con muchos artículos de la Constitución Política del Estado propuesta por el MAS, y he escrito muchas veces sobre la manera tramposa del gobierno para tratar de aprobarla a cualquier precio, incluso al costo de dividir al país.

Sin embargo, como ciudadano, como comunicador y como periodista, me indigna que la ANP «denuncie» ante la OEA que la libertad de expresión peligra en Bolivia porque el Inciso II del Artículo 108 de la CPE propuesta por el MAS dice textualmente: «La información y las opiniones emitidas a través de los medios de comunicación social deben respetar los principios de veracidad y responsabilidad».

¿Cual es el problema? ¿Quién puede estar en desacuerdo con ese inciso sobre todo en un país como el nuestro donde la mayoría de los medios son una verdadera basura? Estamos inundados de periodismo amarillista, de canales de televisión que son más bien canaletas por las que se vierte podredumbre. Para ejemplos, «El Mundo» y la cadena UNITEL, que representan lo más bajo en el periodismo nacional y lo más alejado de la ética de la información.

Con el argumento de la libertad de expresión la ANP intenta claramente proteger a los medios de difusión más viles que hay en Bolivia, medios que no merecen para nada la etiqueta de «medios de comunicación», ni siquiera la de «medios de información», pues lo que hacen es difamar, mentir, exagerar, confundir, desorientar y desinformar. Las excepciones son honrosas, y las reconocemos, porque representan no solamente la libertad de expresión, sino la diversidad y pluralidad de opiniones.

La ANP protege la «libre expresión» de los dueños de medios que se creen con derecho a difundir cualquier infamia, pero no defiende el derecho a la comunicación, que es el derecho de los pueblos a expresarse a través de medios que generalmente les están vetados. La OEA debe tener bien claro que la ANP no representa ni a los periodistas ni a los ciudadanos bolivianos, es una organización empresarial sin responsabilidad social, nada más.

Dice la ANP que el inciso citado puede ser usado «irresponsablemente por alguna autoridad para procesar judicialmente a cualquier ciudadano»… Qué caraduras. Por lo menos (si se aprueba) los medios de difusión chatarra van a cuidarse un poquito de no difundir informaciones falsas, rumores, calumnias, como hacen actualmente. ¿Por qué no se preocupa la ANP de hacer respetar la ética periodística?

Cuánto daño le hacen y le han hecho al país esos medios de difusión que manipulan la información y vulneran el derecho ciudadano a una información veraz, honesta, y equilibrada. No aspiramos los ciudadanos a una información objetiva, porque sabemos que eso no existe. Somos conscientes de que detrás de cada diario, radio o canal afiliado a la ANP, hay intereses económicos y políticos que determinan su línea editorial, y eso es legítimo, como en todas partes del mundo. Pero lo que no se puede tolerar es el amarillismo, la calumnia y la mentira mordaz con las que se abusa de la buena fe de los lectores.

El sector de los medios de difusión es el único que no admite regulación, lo cual es una barbaridad. Todos los sectores en la vida económica y social de un país, se rigen por derechos y obligaciones. Pero el sector de los medios se cree por encima de la ley, y no acepta ningún tipo de reglamento que proteja a los ciudadanos y garantice la transparencia y la veracidad de la información.

Los periodistas honestos debemos manifestarnos en contra de la ANP porque no nos representa, solamente representa a los patrones de los medios, a los dueños, a los que manipulan la información en función de sus intereses económicos y políticos.

Como ciudadanos tenemos derecho a artículos en la Constitución Política del Estado que nos permitan defendernos de la calumnia, de la mentira, de la desinformación que es tan frecuente. En todos los países civilizados del planeta, existen regulaciones sobre la responsabilidad social de los medios, menos en nuestro país, donde hacen lo que les viene en gana.

Un ejemplo claro de la manipulación de la información es precisamente esta «denuncia» de la ANP ante la OEA, porque distorsiona el espíritu del Inciso II del Artículo 108 y alude a los «riesgos que corre la libertad de expresión»… Pura bobería malintencionada de quienes quieren quedar impunes por los delitos de desinformación que cometen todos los días con la basura que difunden.