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Jeanine Añez asalta el poder en Bolivia

Fuentes: Rebelión

Después de la legítima victoria de Evo Morales en las elecciones de Bolivia, el 20 de octubre del año en curso, se ha puesto en marcha, desde la oposición y con ayuda internacional, una enorme campaña para desacreditar al Gobierno del MAS. Y han inventado un «supuesto fraude» electoral. Con tal motivo, la autoproclamada, Jeanine […]

Después de la legítima victoria de Evo Morales en las elecciones de Bolivia, el 20 de octubre del año en curso, se ha puesto en marcha, desde la oposición y con ayuda internacional, una enorme campaña para desacreditar al Gobierno del MAS. Y han inventado un «supuesto fraude» electoral. Con tal motivo, la autoproclamada, Jeanine Añez Chávez, y su gabinete han violado la Constitución Política del Estado. Y, en consecuencia, los enfrentamientos y las protestas no han cesado. Hasta ahora hay 33 muertos de bala, 400 heridos y más de 1000 detenidos. Además, se ha generado descomunales pérdidas económicas.

Para comprender lo que está pasando en Bolivia, es necesario hacer un breve repaso histórico. Bolivia nació a la vida republicana el 6 de agosto de 1825 con un extenso territorio, y con 400 kilómetros lineales de costa. Los inmensos yacimientos de salitre en el Litoral boliviano eran muy codiciados por Inglaterra, y la materia prima se vendía como fertilizante. Precisamente esos yacimientos fueron la causa, para que el Ejército chileno invada el puerto boliviano de Antofagasta, el 14 de febrero de 1879. Y así estalló, la mal llamada Guerra del Pacífico. En este conflicto Bolivia perdió su Litoral, el cobre de la mina Chuquicamata y muchos otros minerales ubicados en el desierto de Atacama. Durante la colonia saquearon la plata del Cerro Rico de Potosí, y España se convirtió en un Imperio. Después de la plata, el estaño fue, por más de un siglo, el pilar fundamental de la economía boliviana.

Desde la fundación de la República de Bolivia, el país fue eternamente humillado, amenazado y saqueado. Fue pisoteada su dignidad y soberanía. Extranjeros y las élites criollas bolivianas, atornilladas al poder, ultrajaban al pueblo y se llenaban los bolsillos con las arcas del Estado. Los pueblos originarios eran discriminados, explotados, escupidos en la cara y sin ningún derecho. Jamás tuvieron protagonismo en la política, en el Gobierno o en sectores importantes de la sociedad. Los partidos políticos de derecha, amantes del neoliberalismo, empobrecieron a campesinos, a mineros y a fabriles. Nunca se preocuparon de sacar a Bolivia de la pobreza. Obedecían fielmente al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Eran sumisos y cariñosos con el imperio del Norte. Y la Embajada de Estados Unidos, en La Paz, dictaba las directrices que tenían que seguir el Estado, el Banco Nacional y el Ejército. En otras palabras, Bolivia se gobernaba desde Washington. Los partidos de izquierda han tratado de cambiar las estructuras políticas, económicas y sociales del país. Pero esta fuerza liberadora, en muchos casos, ha sido frenada brutalmente por las dictaduras militares, y en otros casos; no lograron cambios sustanciales en la sociedad. Bolivia, a pesar de sus gigantescas riquezas naturales, era el «trasero del mundo».

Finalmente un indígena aymara llegó a la Presidencia. Evo Morales Ayma, oriundo de Orinoca (Oruro), se puso la banda presidencial el 22 de enero de 2006. Y desde entonces Bolivia empezó a cambiar radicalmente. En casi trece años de Gobierno, se realizaron impresionantes conquistas sociales, jamás vistas desde 1825. Se llevó a cabo una Revolución social, económica y cultural. Bolivia se refundó con el nombre de Estado Plurinacional de Bolivia. Y los logros durante el Gobierno de Morales, a pesar de muchos errores y adversidades, forman una cadena con eslabones de oro:

Estabilidad económica, política y social, nacionalización de los recursos naturales, construcción de cientos de unidades educativas, crecimiento económico durante su gestión y un 4,3% para este año (según la CEPAL), baja inflación, crecimiento del salario mínimo de 440 bolivianos a 2060 bolivianos, reducción de la extrema pobreza de un 38% al 17% entre 2006 y 2017, crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) con un 327%, llegando así a 44884 millones de dólares en 2018, reducción de la tasa de analfabetismo de 15% a 2,4% en 12 años, instalaciones de gas a domicilio a más de 8000 familias, reducción del desempleo de 8,1% a 4,2%, construcción de más de 34 hospitales de segundo nivel, crecimiento del presupuesto de sanidad en un 173% entre 2007 y 2014; según la Organización Mundial de Salud, inclusión social, aumento en la esperanza de vida; de 64 a 71 años, reconocimiento a las 36 etnias por parte del Estado Plurinacional de Bolivia, etc. El modelo económico aplicado por el Gobierno de Morales, permitió ingresos medios al 62% de la población.

Viendo estos resultados, uno se pregunta: ¿Qué pasa en Bolivia? ¿A dónde apuntan los golpistas? ¿Qué desea el fascismo boliviano? Las respuestas están relacionadas con lo siguiente: el territorio boliviano es prodigioso y digno de admiración. Después de siglos de saqueo; aún guarda, en sus entrañas, enormes yacimientos de minerales codiciados por los países industrializados. Da la impresión que la naturaleza boliviana tiene un sistema de rotación. Es decir, da una vuelta y termina así alguno de sus recursos naturales. Luego empieza otra vuelta, y otro recurso comienza a brillar. Solo por citar algunos recursos. Bolivia tiene diferentes tipos de maderas, agua del Silala, gas, petróleo, agua dulce, estaño, zinc, indio, plata, oro, hierro, litio etc.

¿Quiénes están detrás del golpe de Estado? ¿Por qué derrocaron a Evo Morales?

Fácil de responder: detrás del golpe de Estado está, principalmente, Estados Unidos con hambre de apoderarse los recursos naturales: oro, hierro, gas, petróleo, agua dulce y LITIO.

Evo Morales desde que asumió al poder se declaró antiimperialista. Fundó la primera Escuela Militar Antiimperialista, y para la inauguración llegaron a Bolivia representantes de Venezuela, Nicaragua y Ecuador. En la apertura del acto dijo: «Si el imperio enseña desde sus escuelas militares a dominar el mundo, nosotros desde esta escuela aprenderemos a liberarnos de la opresión imperial. Será una escuela para la defensa del pueblo y no del imperio». Fue precisamente Morales quien, en el Consejo de Seguridad de la ONU en septiembre de 2018, arremetió contra la potencia del Norte, nada más y nada menos, ante la presencia de Donald Trump. Con todos estos antecedentes, Morales estaba bajo la mira del imperio desde hace mucho tiempo.

Las evaluaciones hechas por el Departamento de Estados Unidos sobre las elecciones de Bolivia, del 20 de octubre, indicaban claramente que Evo Morales sería el ganador. Y llegaron a la siguiente conclusión: «se debe colocar en su lugar (o sea de Evo M.) un Gobierno de transición cívico-militar. Este nuevo Gobierno no reconocería la victoria electoral de Evo, y alegaría fraude durante las elecciones«. Para lograr esta meta, comenzaron a montar una maquinaria enorme contra Morales y su Gobierno. Y sus tentáculos se movían para crear sabotajes, desestabilización, campañas de descrédito y desinformación. El canal televisivo estadounidense, CNN en español con Fernando del Rincón, ha hecho un periodismo totalmente parcial. Y las redes sociales han sido invadidas con noticias falsas. Mientras el imperio, esperaba el momento justo y necesario para dar el zarpazo golpista.

Hay varias pruebas que sustentan la injerencia norteamericana en Bolivia.

Behind back doors

El portal estadounidense «Behind back doors» (Detrás de las puertas traseras), que ya borró toda su información, reveló mucho antes del golpe detalles importantes del proceso de derrocamiento contra Morales. Haré un corto resumen del contenido que se expuso en esa página digital. El procedimiento que se utilizó para destituir a Morales comprende tres etapas: fase preparatoria, etapa intensiva (entró en vigencia en julio de este año) y fase final.

Los delincuentes y prófugos de la justicia boliviana, que viven en Estados Unidos, Manfred Reyes Villa, Mario Cossio, Gonzalo Sánchez de Lozada y el genocida, Carlos Sánchez Berzain (tiene las manos machadas con la sangre de 60 muertos en la masacre de «Octubre Negro») son los que coordinan con Luis Fernando Camacho, Jaime Antonio Alarcón Daza, Marco Pumari, Waldo Albarracín, Carlos Mesa, Óscar Ortiz, Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga y militares retirados. Su misión es manipular a personas, a médicos, a estudiantes y a jóvenes. Pero también crear violencia, caos, crisis y terror en la población; para luego atacar la Constitución Política del Estado. Además, ocasionar la división del Ejército y de la Policía en contra del pueblo y de Evo Morales. Para este propósito, han hecho llegar cuantiosas sumas de dinero mediante «ciertas Embajadas» y la Iglesia Evangélica. Parte de ese monto ha sido destinado para contratar criminales y grupos vandálicos.

De acuerdo con el portal norteamericano, la «Unión de Militares Retirados de Santa Cruz» y la «Unión Juvenil Cruceñista», fueron los encargados de llevar a cabo acciones sangrientas después de la publicación de los resultados finales de las elecciones. Otros responsables de actos violentos y forajidos son Luis Fernando Camacho y Juan Martín Delgado, quienes reciben órdenes de Rolf A. Olsson, funcionario del Gobierno de Estados Unidos. En este sentido, los dirigentes cívicos de Santa Cruz, de La Paz, de Cochabamba y de Potosí gritaban a voz en cuello, en los cabildos, con sus rostros hitlerianos sedientos de odio y de violencia. Así difundían locuras y mentiras a sus seguidores. Todos ellos, malhechores en las manifestaciones, al igual que los «motoqueros», andaban armados con palos, cadenas y con el rostro cubierto con una pañoleta. Fueron ellos los que salieron a las calles y quemaron sindicatos, edificios de cortes electorales, ánforas, documentos, actas de escrutinio, computadoras, muebles y la Whipala. Ellos ultrajaron a mujeres indefensas de pollera. Les hacían arrodillar para que pidan perdón, como si hubiesen cometido grandes delitos. Ellos torturaron a la Alcaldesa de Vinto, Patricia Arce Guzmán, cortándole el pelo, echándole pintura roja al rostro y a todo el cuerpo. Y, por si fuera poco, le hicieron caminar descalza cinco kilómetros hasta llegar al puente Huayculi, en donde fue insultada, humillada y finalmente rescatada por la Policía. Ellos incendiaron y saquearon casas de políticos afines al MAS. Los amenazaban de muerte, incluso a familiares. Y les decían: «Si no hablas mal de Evo y de tu partido, quemo a tu esposa, a tu hija, a tu hermano o a ti. Y después quemo tu casa». Ellos son, en resumidas cuentas, la parte del «pueblo enfermo» de Bolivia.

Raúl Reyes Rivero es el encargado de difundir noticias falsas en las redes sociales. Y Jorge Quiroga es el agente para buscar apoyo, en algunos países vecinos como también en la OEA y en la Unión Europea. El objetivo es deslegitimar la victoria electoral de Evo Morales. El Presidente del Comité Cívico de Cochabamba, Juan Flores, es el contacto con Manfred Reyes Villa y Carlos Sánchez Berzain para asesorarles y, al mismo tiempo, recibir instrucciones. El principal objetivo de estas personas es realizar manifestaciones violentas y pacíficas, hacer huelgas, barricadas, fragmentar las instituciones militares, movilizar a gente del movimiento 21F, a médicos, a estudiantes y a personas civiles. En otras palabras, crear un espantoso desorden social camuflado de violencia, sangre y de manipulación.

El Comité Cívico de La Paz, según «Behind back doors», ha pagado 50 dólares por persona para que voten por Carlos Mesa. Erick Foronda Prieto, boliviano y periodista de profesión, ex jefe de redacción de los periódicos ultra derechistas «Última Hora» y «La Razón», es quien filtra información a la Embajada de EE.UU. en La Paz. Y la Embajada, a su vez, se ha concentrado en hacer seguimientos al Tribunal Supremo Electoral (TSE), para detectar «supuestas irregularidades». Y, por consiguiente, denunciar el fraude electoral. Foronda Prieto, por encargo de Estados Unidos, fue el responsable de organizar la campaña por el «NO» contra Morales en el Referéndum Constitucional de 2016. El periodista, Carlos Valverde, también está implicado en esta patraña. Inventaron «un supuesto hijo» entre Gabriela Zapata y Evo Morales. Infame noticia que hicieron circular por la prensa boliviana.

También se hace hincapié al momento en el que se debía violar la Constitución Política del Estado: «… prestando atención a la desestabilización social, se autoproclamará un Gobierno paralelo, alentado por una fracción del Ejército, que supervisará un Gobierno militar cívico, dirigido por Waldo Albarracín». Lo extraño y sospecho es que se habla de un Gobierno en paralelo: «La sede de los Gobiernos de transición se establecerá en Santa Cruz, para consolidar los planes de dividir el país en dos frentes (este y oeste), lo que podría generar el caos suficiente para que estalle la guerra civil». Para esta finalidad han salido barcos, con el más alto secreto, desde Miami hasta el Puerto de Iquique en Chile, cargados con armamento. Juan Carlos Rejas Rivero, de nacionalidad boliviana, es la persona indicada para comprar las armas, y hacer llegar a la «Coordinadora Nacional Militar». En julio de este año, se realizó una reunión secreta entre Jaime Antonio Alarcón Daza, Luis Fernando Camacho, Iván Arias y otros miembros de los comités cívicos. En donde acordaron que después del derrocamiento de Evo Morales, se comprarían máquinas para el conteo rápido de votos en las próximas elecciones. El costo total de estas máquinas es de 300 mil dólares. La Embajada de Estados Unidos y la Unión Europea son los indicados de financiar la compra. Y las máquinas serían entregadas a Bolivia mediante la «Fundación Jubileo» y la Iglesia Evangélica. A decir verdad, esas máquinas pretenden armar una colosal trampa para desorientar a los pueblos originarios. Y, por ende, manipular los resultados electorales.

En la fase final del documento dice textualmente: «Proclamación de fraude electoral e imposición de un gobierno paralelo. Se percibe que se lleva a cabo una vez que finalizan las elecciones presidenciales».

16 audios revelan conspiración contra Morales

Otra prueba fehaciente de la injerencia norteamericana son los 16 audios que revelan la conspiración contra Morales. En donde se escuchan voces, nombres, apellidos, planificaciones de ataques a militantes del MAS y a la Embajada de Cuba. En las conversaciones se habla de crear odio hacia los cubanos que viven en Bolivia, con el objetivo de que abandonen el país. Se menciona un plan secreto contra Morales. Y el ex coronel boliviano Teovaldo Cardoso toma la palabra y dice: «Todo está preparado, hay un gran número de miembros militantes antiguos y activos listos para emprender la guerra». La oposición, conforme a uno de los audios, recibió ayuda del Gobierno brasileño y de la Iglesia Evangélica. Los involucrados en esta confabulación terrorista son, entre otros, los senadores estadounidenses Ted Cruz, Marco Rubio, Bob Menéndez, líderes de la oposición y los criminales prófugos de la justicia boliviana. Existe una gran similitud, en el contenido, entre estos audios y el documento publicado por «Behind back doors».

Auditoría de elecciones en Bolivia por parte de la OEA

El informe de la auditoria que realizó la OEA, compuesto por trece páginas, indica una serie de irregularidades que en muchos puntos causa dudas y serias interrogantes. En la parte de las conclusiones dice por ejemplo: «Teniendo en cuenta las proyecciones estadísticas, resulta posible que el candidato Morales haya quedado en primer lugar y el candidato Mesa en segundo. Sin embargo, resulta improbable estadísticamente que Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta. El equipo auditor no puede validar los resultados de la presente elección, por lo que recomienda otro proceso electoral». Como se puede observar es un informe ambiguo. Sin embargo, el Presidente Morales llamó a nuevas elecciones, con nuevos magistrados en el Tribunal Supremo Electoral, e indicaba que Álvaro García Linera y él; no se presentarían en las nuevas elecciones. Pero el veneno del Norte ya había cundido en la parte del «pueblo enfermo» de Bolivia. Y se rechazó este nuevo llamado. Todo señala que la OEA, junto al ilustre canalla, Luis Almagro, como secretario general, ha redactado un informe político bajo la presión del Gobierno de Trump. En realidad, fue un chantaje con muchos «trapos sucios» por debajo. No olvidemos que Estados Unidos aporta el 60% del presupuesto de la OEA.

Centro de Investigación Económica y Política

El Centro de Investigación Económica y Política (Center for Economic and Policy Reasearch) ha hecho un estudio sobre el recuento de votos de las elecciones de Bolvia, y sobre el papel que jugó la OEA como misión observadora. Es un trabajo realizado, en Washington, por David Rosnick, Cavan Kharrazian, Por Guillaume Long y Kevin Cashman. Este documento es mucho más equilibrado que el informe de la OEA, y contiene serias críticas a dicha Organización. La OEA, en su intento de engañar a todo el mundo, lo único que ha conseguido es sangre, caos y enfrentamientos. Y claro, la oposición se valió de esta estafa. Gracias a esta investigación, se puede demostrar con objetividad la victoria del Presidente Morales. Inmediatamente después de haberse llevado a cabo las elecciones, la OEA criticaba severamente «los cambios en la tendencia del TREP» ( Transmisión de Resultados Electorales Preliminares ). Decían que era difícil de comprender. Los autores de este trabajo indican que la OEA no presentó evidencias para su «duda» sobre los cambios de tendencia. Y responden de la siguiente manera (transcribo exactamente del documento):

· Los resultados del conteo rápido para el primer 83.85% del conteo de votos son consistentes con una proyección del resultado final que señala como inmediato ganador a Morales con una victoria de más de 10 puntos porcentuales.

· Ni la misión de la OEA ni ningún otro partido han demostrado que hubo irregularidades generalizadas o sistemáticas en las elecciones del 20 de octubre de 2019.

· Ni el conteo rápido ni el conteo oficial exhiben cambios significativos en las tendencias de votación respecto a los resultados finales; más bien, la misma tendencia ya conocida, explicable por diferencias en las preferencias de los votantes en diferentes áreas geográficas, se hace evidente en ambos conteos.

· El recuento legalmente vinculante – el recuento oficial – no se detuvo durante ningún período de tiempo significativo.

· No está claro cómo las objeciones de la misión de la OEA con respecto al conteo rápido afectarían al conteo oficial.

En la parte de las conclusiones se hace prevalecer que Morales tenía amplia ventaja frente a Carlos Mesa, y que las proyecciones estadísticas eran consistentes con los resultados oficiales del conteo electoral. El hecho de que el recuento oficial vinculante no se detuvo en ningún momento significativo, revela que la tendencia en los resultados en el recuento oficial es muy similar a la tendencia en los resultados del conteo rápido. Las tendencias en ambos recuentos, contrariamente a las afirmaciones de la OEA, no cambiaron sustancialmente conforme se fueron contabilizando más actas. Lo que muestra la «victoria absoluta» de Evo Morales con un margen de 10.5 puntos porcentuales. Otro tema que se menciona y que vale la pena señalar son las dudas, sin fundamento, que emitió la OEA. Y que tuvieron gran cobertura en los medios de comunicación.

Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, no cabe la menor duda que en el pensamiento colectivo del fascismo boliviano, uno de los más recalcitrantes de América Latina, se fue incubando cuatro palabras: Fraude, racismo, discriminación y derrocamiento. Está claro que el golpe contra Morales tiene una estructura verticalista que comprende varios niveles:

Nivel 1: Estados Unidos con los senadores estadounidenses Ted Cruz, Marco Rubio y Bob Menéndez a la cabeza. Mariane Scott y Rolf A. Olsson, funcionarios del Gobierno estadounidense. CNN en español con Fernando del Rincón. La OEA y su mezquino secretario Luis Almagro. Países implícitamente involucrados en el golpe, según Mariane Scott: Israel, Colombia, Brasil, Ecuador, Reino Unido, Chile y la Argentina de Mauricio Macri.

Nivel 2: Los jinetes del Apocalipsis perseguidos por la justicia boliviana. Manfred Reyes Villa, Mario Cossio, Gonzalo Sánchez de Lozada, Branko Marinkovic y el genocida Carlos Sánchez Berzain con su «chapa» de hampón; «el chulupi». Todos ellos operando desde el país del Norte.

Nivel 3: Iglesia Evangélica, «ciertas Embajadas», prensa boliviana ultra derechista, oposición venezolana. El Ejército al mando del militar golpista Williams Kaliman, y la Policía con su cabecilla golpista Juri Calderón. Ambos han renunciado a su cargo, y ya se especula que recibieron cada uno un millón de dólares de Estados Unidos.

Nivel 4: Comités cívicos con sus respectivos dirigentes, Carlos Mesa, Óscar Ortiz, Jorge Quiroga, Waldo Albarracín, Carlos Valverde, Erick Foronda Prieto, Raúl Reyes Rivero, Juan Martín Delgado, grupos vandálicos, militares y policías en servicio, «Unión de Militares Retirados de Santa Cruz,», «Unión Juvenil Cruceñista», «Coordinadora Nacional Militar», «Fundación Jubileo», etc. Todos ellos, pertenecen a la parte del «pueblo enfermo» boliviano. Son los sirvientes del imperio, abusivos y transgresores del orden social en Bolivia.

Nivel 5: La clase media boliviana se caracteriza por ser ambigua y se puede estirar a diferentes segmentos de la sociedad. Esta clase social resentida, conservadora y con claras tendencias racistas, ha salido a las calles para atacar a los que creen en el proceso de cambio. A través de su conducta y sus «colectivos cívicos», han demostrado tener odio y fobia contra los pueblos originarios, contra la Whipala y contra todo lo que tiene que ver con el Movimiento al Socialismo (MAS). En lugar del diálogo, han utilizado un lenguaje de doble moral. Por un lado, hablan de Jesús, de cristianismo y comulgan los domingos en la Iglesia. Por otro lado, sus actos, sus gritos y sus estribillos, en las manifestaciones, están impregnados con la esencia de los pensamientos paramilitares del Oriente y Occidente del país. No pueden ver a un Mamani, a un Choquehuanca, a un Pary, a un Quispe o a un Huanaconi en el poder. Y pelean con sus monstruosas garras manchándose con sangre para recuperar, lo que ellos consideran, «espacios sociales perdidos».

A este nivel se suman también médicos, estudiantes, cívicos, campesinos y clase obrera desclasada. Los ultra derechistas, la prensa y otros actores sociales desgraciadamente han adoctrinado a las nuevas generaciones. Y los jóvenes, a pesar de su inteligencia, han sido utilizados como «tontos útiles». No se puede pasar por alto a periodistas, disidentes del MAS, ex izquierdistas, y algunos que han manejado ONGs en nombre de los campesinos y de la clase obrera. Esos que se llenaban la boca hablando del movimiento campesino y del movimiento obrero, mientras atiborraban sus bolsillos con dólares que venían desde Estados Unidos o euros enviados desde Europa.

¡Generación de cobardes!

Hay que ver como atacaron, con embustes, al Gobierno de Morales. Hoy en día siguen atacando al MAS, desde la retaguardia y con mentiras en grado superlativo, en una prensa indolente, socapadora y ciega de la realidad boliviana, donde solamente ellos tienen derecho a escribir. Pero todos estos sujetos, sin duda, pasarán a la historia como «sicarios de la información» de este «Noviembre Negro». Y me pregunto; todas esas personas mayores que gritaban en las calles, y cometían actos de violencia, pegaban e insultaban a las mujeres de pollera: ¿Por qué no salieron a las calles para protestar contra Hugo Banzer o contra Luis García Meza? Seguramente porque sabían que esos dictadores, al igual que Jeanine Añez, les hubieran metido balas en el pecho. Pero como se vivía en plena democracia con Evo Morales, pues tomaron las calles sin ningún problema. ¡Generación de cobardes!

Y así llegó el día del golpe. Día apocalíptico para Bolivia y para los pueblos originarios. El ex comandante de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, el supuesto antiimperialista y defensor del proceso de cambio, ahora convertido en el «Pinochet boliviano», apuñaló cobardemente a Evo Morales por la espalda. Juri Calderón, ex comandante de la Policía, es otro de los traicioneros que andaba con un filudo puñal en la mano derecha.

El golpe se consumó con la autoproclamación de la señora Jeanine Añez Chávez, sin quórum legislativo, ante 12 personas y a media noche, «como delincuentes», fueron las palabras de un manifestante en La Paz. Añez, senadora de la ultra derecha y conocida por insultar, discriminar y faltar al respeto a los pueblos originarios, solía escribir mensajes racistas en sus «tuis», como por ejemplo: «Sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas, la ciudad no es para los indios que se vayan al altiplano o al chaco». O este otro: «Aferrado al poder el pobre indio». Lo cierto es que Añez y sus secuaces violaron la Constitución Política del Estado para instalar el terror de una dictadura sangrienta. La usurpación del poder por un grupo de fascistas, ha desencadenado una opresión de carácter político-cultural. Los pueblos originarios están siendo aplastados por la Policía y tropas militares. Y para llevar a cabo más ultrajes envueltos por la ley, Jeanina Añez, dictó el Decreto Supremo No. 4078, el cual concede inmunidad al Ejército. Esto quiere decir que la institución castrense tiene luz verde para matar, torturar y hacer desaparecer gente a su regalado gusto.

Después del golpe de Estado, el país se ha convertido en un campo de batalla. El Ejército ametralla, desde helicópteros, a la indefensa clase obrera como se ha visto en las masacres de Senkata en la ciudad de El Alto y de Sacaba en Cochabamba. El gabinete fascista de Añez ha infundido el odio contra ciertos grupos de extranjeros. Y han utilizado a venezolanos y cubanos como «conejillos de indias»; como si ellos fueran los culpables del gran descontento de los pueblos originarios. Nada de eso señores, Bolivia está sumida en las tinieblas con manifestaciones cada día, hostilidad, represión, inestabilidad, enfrentamientos, gasificaciones, amenazas, atropellos a los Derechos Humanos, persecución, detenciones, escases de alimentos y de gasolina, falta de libertad de expresión, ataques a periodistas, conminaciones a Defensores del Pueblo, falsas acusaciones de sedición y con desmedidas pérdidas económicas.

No creo que Evo Morales y su Gobierno hayan sido perfectos. Obviamente ha habido muchos errores como en todos los Gobiernos del mundo, pero al menos el MAS ha hecho conquistas sociales espectaculares, en tan corto tiempo, nuca visto antes en la historia de Bolivia, ni de ningún otro país del mundo. Bolivia fue un país ejemplar. El modelo de gobernar impuesto por el Gobierno de Morales fue, es y, sin duda, seguirá siendo materia de estudio en la carrera de sociología de muchas universidades del mundo.

No pongo en tela de juicio la participación de los partidos de derecha en el proceso electoral. No cuestiono el derecho que tienen los cívicos y, la población en general, a protestar contra un Gobierno que no representa su ideología. No discuto la inteligencia de la juventud boliviana. No cuestiono el derecho de las mujeres para defender su palabra. Porque todo eso es parte de la democracia de un país. Y Bolivia vivía en plena democracia. Lo que pongo en tela de juicio es el odio, el racismo, el rencor y la discriminación contra los pueblos originarios. Lo que discuto son las acciones de la derecha, conformada por grupos paramilitares que han quemado casas, edificios electorales, ánforas, etc. Además, han ultrajado a mujeres de pollera, han humillado y torturado a los más débiles. Y, con la ayuda del Ejército y la Policía (así cualquiera), ilegalmente han tomado las cuatro esquinas de la Plaza Murillo, para dar paso a un Gobierno extremadamente fascista. Lo que reprocho es la manipulación a los jóvenes a través de la prensa y de las redes sociales. A esos jóvenes les digo que lean la historia de Bolivia, que se enteren de su pasado, cuando el país fue saqueado de sus recursos naturales. Cuando las dictaduras militares y el fascismo exactamente como, Jeanina Añez, mataban al pueblo y pisoteaban la Constitución Política del Estado. Cuestiono, la complicidad con el sanguinario imperio del Norte para derrocar a Evo Morales, con el único de someter, nuevamente, a los pueblos originarios. Y entregar los recursos de Bolivia a ese país vampiro de riquezas naturales a bajo precio.

Por último, condeno tajantemente, la autoproclamación de un Gobierno golpista, dictador y genocida.

  • Este trabajo fue fruto de una meticulosa investigación basada en valiosos documentos, alguno de ellos desclasificado por una página digital de Estados Unidos. Nada es invento mío. Todos los nombres, apellidos, instalaciones de grupos terroristas, pagos a delincuentes, citas de grupos paramilitares y demás detalles fueron sacados de esos documentos. Creo que el mundo debe conocer el trasfondo del golpe de Estado contra el Gobierno de Evo Morales. Después de haber leído este trabajo, saque su propia conclusión.
Javier Claure C. es sociólogo

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.