A propósito de semana santa es preciso recordar los inicios del partido político del, ahora, gobierno federal. Si bien el Acción Nacional (PAN) nació con orígenes religiosos, «precisamente como una confederación de organizaciones católicas»; los dos órganos, uno espiritual y el otro político deben, por ley, evitar inmiscuirse el uno con el otro. Y quien […]
A propósito de semana santa es preciso recordar los inicios del partido político del, ahora, gobierno federal. Si bien el Acción Nacional (PAN) nació con orígenes religiosos, «precisamente como una confederación de organizaciones católicas»; los dos órganos, uno espiritual y el otro político deben, por ley, evitar inmiscuirse el uno con el otro. Y quien pretenda lo contrario viola dicho precepto constitucional, afirman estudiosos e investigadores del tema. Esto es lo que ha llevado a distintos personajes políticos a arremeter contra la jerarquía católica en el país; pues la iglesia «aprovecha su órgano informativo –Desde la fe– para inmiscuirse en asuntos de gobierno, de Estado y de política partidaria», así lo afirmó el senador perredista, José Suárez del Real, quien también calificó a los representantes del clero como «voceros del gobierno federal».
La cuestión refiere a declaraciones pasadas, unas de ellas han sido a través del medio informativo -Desde la Fe- editada por la Arquidiócesis Primada de México, y, entre otras, el decálogo de «pecados electorales» presentado por el obispo de Cuernavaca. En el primer caso el clero se ha expresado en materia «que no le incumbe», la más reciente, alude a las reformas que propuso el ejecutivo federal respecto al narcomenudeo y a la aprobación de la Ley de de Extinción de Dominio sobre las propiedades del narcotráfico. La editorial titulada «La batalla de fondo» llamaba a castigar con el sufragio aquellos partidos que se opusieran a las iniciativas que propuestas por el gobierno federal: «Han sido las voces de los distintos grupos políticos (PANISTAS) que actúan en el Congreso las que señalan a sus contrapartes del PRI como obstáculo para dar pasos más firmes en el combate a los cárteles de la droga», denunció el órgano católico, y propuso que «El único freno que tienen los mexicanos sobre los partidos políticos es el voto, por lo que habrá que saberlo usar, no para favorecer una ideología, sino al bienestar de las futuras generaciones y del país en general». La otra declaración desde las sotanas fue la del Décimo obispo de Cuernavaca que presentó los mandatos de Dios respecto a los «pecados electorales», donde sentenciaba que era contra la patria y contra la iglesia no ir a votar, además decretó pecaminoso el voto a favor de los partidos que promuevan el matrimonio entre homosexuales o que favorezcan al aborto. Las críticas no se hicieron esperar y el prelado se defendió en declaraciones posteriores: «solo pretendo ayudar a los fieles a clarificar y madurar su conciencia» y subió de tono, «los pongo a ustedes de jueces, es delito decir eso, -preguntó-; no!, -fue la respuesta-; «ahí está, nada más que a veces no tenemos dos cositas como para decir las cosas muy claro… verdad!».
Teniendo claro la interrelación de estas instituciones a fines no sorprende a muchos que el clero católico «le haga faena al PAN», a quien han acusado algunos políticos de estar «neurótico» por verse debajo del PRI en las encuestas de preferencias en las elecciones del 5 de julio donde se decidirá si Felipe Calderón dejará de tener mayoría en el congreso. Las proclamas por un estado laico se han generalizado en la oposición, a diferencia del partido del gobierno federal; donde incluso se han promovido iniciativas que modifique el artículo 130 donde establece la separación del estado y del clero; nos referimos a los empujes del senador de Jalisco, Héctor Pérez, que propuso la reforma para que ministros de culto puedan ocupar cargos legislativos y ejecutivos. Cómo olvidar que en ese mismo estado el actual gobernador, Emilio González Márquez, le andaban solicitando juicio político por haber donado 30 millones, de 90 que pretendía, para la construcción de un templo católico; o que todos los miércoles se reúnen en el palacio de gobierno él y el arzobispado jalisciense para consagrar cursos bíblicos a sus secretarios y a sus esposas. O la participación de Felipe Calderón en el Encuentro Mundial de las Familias de la Iglesia. O bien, lo que muchos pensaban que era una broma, pero que es tan serio como las propuestas panistas sobre el tema: el proceso en vigencia de la beatificación del ex secretario foxista Carlos Abascal (propuesta hecha por Serrano Limón, presidente del Grupo Provida).
El senador Cesar Camacho asegura que alguien de la iglesia se ha estado quitando «la sotana para apoyar al PAN o alguien dentro del PAN se puso una sotana para declarar a nombre de la Iglesia».