En este lado distante del mundo, llamado Buenos Aires, el jueves 17 varias calles céntricas se llenaron de ikurriñas (la tricolor y muy digna bandera vasca que tanto sacrificio costó a su pueblo poder lucirla orgullosamente) y un murmullo fue creciendo hasta convertirse en griterío: «Libertad, libertad, a los presos por luchar», repetía la consigna, […]
En este lado distante del mundo, llamado Buenos Aires, el jueves 17 varias calles céntricas se llenaron de ikurriñas (la tricolor y muy digna bandera vasca que tanto sacrificio costó a su pueblo poder lucirla orgullosamente) y un murmullo fue creciendo hasta convertirse en griterío: «Libertad, libertad, a los presos por luchar», repetía la consigna, mientras bombos y redoblantes convocaban a festejo. No es para menos, un tribunal argentino decidía la suerte de un prisionero político vasco llamado Josu Lariz Iriondo, natural de Altzola, hijo de Catalina y hermano de tantos y tantos luchadores de esa tierra que jamás bajó la cabeza ante uno de los imperios más sangrientos que recuerde, entre otros, la historia de los pueblos originarios de la América india.
El pedido de extradición a cárceles españolas que exigía insistentemente ese monje negro de la causa de los pueblos llamado Baltasar Garzón parecía hecho a medida para que cualquier tribunal de colonia lo concediera sin chistar. Pero sin embargo, por una vez al menos, se hizo justicia. Josu sale libre y no hay extradición que valga ni que pueda acorralar su dignidad. La ovación de la multitud que colmaba la sala del juzgado, los gritos de alegría de los cientos de militantes solidarios que aguardaron durante horas en la calle, fueron el mejor abrazo para quien ya es considerado un hijo más de esta tierra.
Josu respira libertad y su puño en alto y también su cara de niño grandote fue correspondido con expresiones de asombro, más bien de sorpresa, por lo que se estaba escuchando a manera de sentencia, por parte del ocasional juez que le tocó en suerte a este cocinero euskaldún que supo hacer chuparse los dedos a muchos sibaritas uruguayos.
Josu libre, y la incredulidad inicial se transformó en llanto cuando se escucha por primera vez esa palabra tan deseada: excarcelación. Y allí si se produce la lógica catarsis de tener, sobre todo, la satisfacción de que alguna vez se le puede torcer el brazo a los déspotas que creen que todo se gana con dinero. Con esos malditos papeles coloreados con que chantajean a nuestros políticos y compran humanidades dispuestas, obviamente, a venderse.. Esta vez al menos no pudieron salirse con la suya.
Josu libre es como decirles en pleno rostro a sus verdugos: hasta aquí llegaron con su prepotencia. Podrán haberse quedado con nuestro petróleo, con nuestra telefonía y también con varios miles de hectáreas de esos hermosos y prósperos campos llenos de vaquitas argentinas, pero a Josu no se lo llevan. Este vasco-uruguayo y ahora también un poquito argentino, que en su declaración ante el juez explicó claramente para quien quiera entenderlo, de qué se trata el eterno conflicto que vive Euskal Herria con los Estados español y francés, sabe mejor que nadie que a esta batalla la ganó la solidaridad internacionalista en toda su magnitud.
Y por eso, lo primero que hizo este Josu de mano ancha y corazón enorme, es abrazarse con sus abogados y mostrar a todos esos compañeros y amigos que lo saludaban a pie de audiencia, que el mejor refugio que él se ha ganado es el del pueblo argentino.
Josu libre, como homenaje a tantas y tantos presos políticos vascos que a casi quince mil kilómetros de l Río de la Plata resisten: palizas, traslados, dispersión e infinidad de malos tratos, sólo por el hecho de ser rebeldes, independentistas, furiosamente comprometidos con la causa de los no se arrodillan ante reyes, tiranos y gendarmes. Es decir, vascos. Como este Josu Lariz Iriondo, que ahora libre se abraza a su propia esperanza de soñar otro futuro posible. Y ríe este tierno hombretón sólo con pensar en cuantos como él estarán disfrutando su salida a la calle, allá en su Euskal Herria natal, donde doña Catalina habrá puesto doble ración de chorizo y pan en la mesa, a la vez que murmuraba: «gracias pueblo argentino por no dejar que extraditen a mi chaval».
Por un día al menos, en este extraño territorio de tantas contradicciones, hubo justicia.
* Director de Resumen Latinoamericano
La noticia
El juez considera improcedente la extradición de Josu Lariz ·Unas 500 personas mostraron su apoyo al exiliado político vasco Tras un largo proceso lleno de irregularidades judiciales, el exiliado Josu Lariz no será finalmente extraditado por las autoridades argentinas. El juez Claudio Bonadío rechazó su entrega a las autoridades españolas por considerar que la solicitud era «improcedente». Unas 500 personas se manifestaron en Buenos Aires en apoyo a Lariz.
GARA
El juez argentino Claudio Bonadío decidió ayer rechazar la extradición del ciudadano vasco Josu Lariz, preso desde noviembre de 2002 en la Sección de Seguridad de la División de Antiterrorismo de Buenos Aires. A última hora de ayer se conocía la decisión del magistrado, que tras una larga deliberación consideró que la solicitud era «improcedente».
Así lo anunció el magistrado durante la última jornada del juicio oral que comenzó contra Lariz la semana pasada en Argentina. Bonadío afirmó en la sentencia que la solicitud de extradición cursada por el Estado español «está extinguida» por la prescripción para la legislación argentina de los delitos por los que Lariz está acusado.
Después de que el juez Bonadío diera a conocer el fallo y sus fundamentos, el abogado de Lariz, Eduardo Soares, dijo que su cliente «quedará libre en las próximas horas», aunque añadió que «va a tener algunas restricciones y no va a poder salir del país». Soares se mostró «conforme con el fallo» y consideró que el magistrado «falló conforme a derecho». «No había otra solución», añadió.
Josu Lariz no estuvo solo en la jornada de ayer, ya que alrededor de 500 personas se concentraron frente al edifico de los tribunales, para solidarizarse con él. Los congregados allí dieron muestras de júbilo cuando se dio a conocer el fallo. Josu Lariz se abrazó con su abogado antes de ser trasladado a las dependencias de la Policía Federal argentina.
El proceso de extradición contra Lariz, que se inició en Uruguay, ha estado plagado de irregularidades judiciales y resoluciones contradictorias. Lariz, que estuvo preso en Uruguay, fue expulsado del país el 22 de noviembre de 2002 y detenido ese mismo día en el aeropuerto de Buenos Aires.
La Justicia uruguaya ya rechazó en dos ocasiones su extradición al Estado español.