Mario Hernandez (MH): Buenos días, es una forma habitual de saludarnos pero me imagino tu dolor por quien fuera un gran amigo tuyo, el poeta Juan Gelman. Guillermo Almeyra (GA): Efectivamente. Estuvimos muchos años en el exilio juntos, hicimos muchas cosas contra la dictadura y en solidaridad con sus víctimas en Italia, en Francia. […]
Mario Hernandez (MH): Buenos días, es una forma habitual de saludarnos pero me imagino tu dolor por quien fuera un gran amigo tuyo, el poeta Juan Gelman.
Guillermo Almeyra (GA): Efectivamente. Estuvimos muchos años en el exilio juntos, hicimos muchas cosas contra la dictadura y en solidaridad con sus víctimas en Italia, en Francia. También tomamos unos cuantos vasos de vino juntos. Trabajábamos juntos y todos los días a la mañana en mi máquina de escribir me aparecía un papelito firmado por Pasquino con una poesía satírica y yo le respondía esa misma tarde con otro papelito firmado Arum Al Rachid y así nos intercambiábamos bromas.
El recuerdo de Juan es el de un luchador, de un hombre que a pesar de sus avatares políticos, siempre estuvo del lado de los trabajadores y del socialismo. De una enorme sensibilidad como poeta y como persona.
MH: Recuerdo que cuando te entrevisté a raíz de la publicación de tu libro Militante Crítico destaqué el espacio que dedicabas a Juan Gelman. Me comentaste que le escribiste una poesía y me voy a tomar el atrevimiento de darla a conocer
A Juan Gelman
¿Cómo se te ocurrió morirte, hermano?
¿De dónde sacaste esa idea sogrenuda?
¿Por qué decidiste buleversarnos a todos y dejar al mundo triste, tan sin Juan, tan sin Gelman?
Atlanta y Villa Crespo están de luto y los bandoneones rantes sollozan más que nunca
¿Qué nos hiciste, Troesma?
La estatua de Danton no escuchará más tus confidencias parisinas
Y nos faltará siempre tu palabra pudorosa, grave, apasionadamente calma.
¿Por qué te fuiste antes, contra toda lógica, faltándole el respeto a tus mayores?
El día que el triunfo alcancemos, ni esclavos ni pobres habrá, cantábamos con algún gotán.
¿Por qué te fuiste, eternamente joven, cuando todavía hay tiempo para hacer algo, gran Cronopio?
Ni modo, Juan. Saludame por lo menos a Carlitos y al cholo Vallejos que te están esperando pa’abrazarte…
El próximo viernes en «Ciudad Cultural» retomaremos a Juan Gelman como gran poeta, traductor y periodista, distinguido con una cantidad de premios: el Nacional de poesía, el Juan Rulfo, el Iberoamericano de poesía Ramón López Velarde, el Pablo Neruda y el Reina Sofía de poesía y en 2007 el Cervantes.
Ahora vamos al tema que teníamos previsto. Habíamos dejado pendiente el miércoles pasado el tratamiento de la sublevación zapatista, de la cual se han cumplido veinte años el pasado 1º de enero aunque la formación del EZLN es anterior.
GA: Diez años anterior.
MH: Había mencionado que dedicaste dos libros muy importantes al tema. Uno en coautoría con Alberto D’Angelo, La rebelión zapatista en Chiapas de 1994 y diez años después con Emiliano Thibaut, El Zapatismo, un mundo en construcción. ¿Cuál es tu balance sobre esta experiencia?
GA: El zapatismo es muy importante aunque irrepetible por las condiciones. Es importante porque expresa lo que está latente en el mundo indígena y campesino mexicano que es una rebelión permanente en defensa de las conquistas de la revolución mexicana que ahora están siendo liquidadas unas tras otras, pero también en la lucha por una nueva sociedad, principalmente campesina.
Los indígenas de Chiapas primero fueron organizados por la diócesis de San Cristóbal con el Obispo Samuel Ruiz de la Teología de la Liberación a la cabeza, durante casi veinte años. Los indígenas de esa diócesis, porque en Chiapas están divididos en tres y en las otras dos no pasó nada, encontraron en el EZLN, que era un pequeño grupito de derrotados en 1976 en el norte de México que se refugiaron en la selva, a luchadores y un proyecto laicos que coincidieron con sus tradiciones de resistencia, incluso guerreras. Los tojolabales fueron un pueblo guerrero maya desde siempre, entonces se levantaron con una gran energía en 1994, construyendo las bases para una autonomía municipal, regional, en una zona de unos 200.000 habitantes con un pequeño ejército muy mal armado de unos 2000 efectivos.
Ellos resistieron a la inmediata ofensiva de una fuerza aplastante de 30.000 hombres, apoyados por aviación, sobre todo porque se movilizó la sociedad mexicana e impuso el cese de la represión y la negociación, es decir, encontraron el apoyo de los trabajadores de México.
Desde entonces están encerrados y ahí entra el otro aspecto que es analizar al EZLN como organización política que al principio intentó unificar a todas las luchas y luchadores y después abandonó ese intento debido a que parte de la gente a la que se habían dirigido solo pensaba en sus propios intereses y no en los generales y mucho menos en los de los indígenas en particular; los abandonaron y desde entonces quedaron en las comunidades tratando de construir ahí, como hace 500 años, un mundo aparte con el grave problema que no lo es porque la tierra no da para comer sino 3 o 4 meses y el resto hay que conseguirse el dinero trabajando como peón de albañil o las mujeres vendiendo artesanías en los mercados para turistas, es decir, en el mundo exterior. Y hay que producir café para tener algo para vender en vez de alimentos porque hay que comprar ropas. Están integrados de un modo u otro en un capitalismo que penetra en la comunidad aunque han podido evitar muchos de sus vicios. Ahí no hay drogas ni prostitución ni borrachos, lo que es muy importante en las comunidades indígenas donde éstas últimas son endémicas.
No pudieron pesar en escala interna por la política, a mi juicio errónea, del EZLN de aislarlos del resto de los problemas, de la lucha por el petróleo, por la democracia, de las luchas internacionales de otros pueblos indígenas como en Ecuador o Bolivia. Esto les impidió a los indígenas de Chiapas hacer una experiencia más rica y privó al resto de la población mexicana de un punto de apoyo político muy importante como eran los que resistían armas en mano en un pequeño rincón de Chiapas.
Desgraciadamente, el caso de los zapatistas en el exterior ha sido convertido en un mito, fue muy mistificado, inventaron un mito en vez de ver la realidad con lo cual no pueden ayudar mucho a los indígenas chiapanecos. Pero en México el EZLN sigue siendo una fuerza, regional en primer lugar, que puede participar a escala nacional de las luchas de reorganización.
Lo más importante que se está produciendo en México no está en Chiapas sino en Michoacán, en Guerrero, en Oaxaca y son los grupos de autodefensa.
Los grupos de autodefensa surgen de las asambleas comunitarias
MH: Precisamente te quería preguntar al respecto porque hay mucho ruido en estos últimos días en torno a los grupos de autodefensa de Michoacán que han tomado la población de Nueva Italia, una ciudad de 32.500 habitantes, en un enfrentamiento contra el cartel de Los Caballeros Templarios. Me gustaría que nos explicaras esa situación porque la entiendo como una manifestación más de la desaparición del monopolio de la violencia por parte del Estado mexicano.
GA: Exactamente. Una de las características que le atribuía Max Weber al Estado era el monopolio de la violencia legítima. El gobierno del Estado mexicano no es legítimo y el Estado como tal no tiene el monopolio de la violencia legítima ni siquiera de la violencia en general porque los narcos por un lado y los grupos de autodefensa por otro y el EZLN, se lo han hecho perder.
Los grupos de autodefensa surgen de las asambleas comunitarias de campesinos mestizos o comunidades indígenas. ¿Cómo surgen? La asamblea elige al jefe de policía y lo revoca, a los policías, les da de comer y a sus familias durante todo el tiempo que prestan servicios que por otra parte son rotativos, de un año generalmente. Se ha desarrollado un movimiento muy importante que realmente es autónomo frente al gobierno y que en parte respalda la autogestión y la reconstrucción del territorio local sobre la base de la resistencia a los abusos y los crímenes cometidos por el gobierno y su policía en alianza con los narcotraficantes.
Lo primero fue limpiar de narcotraficantes, de ladrones de ganado, de violadores, de asesinos las zonas campesinas, después se federaron y ahora resulta que se desplazan en convoyes de 150 vehículos cargados de hombres armados que ocupan ciudades importantes como Nueva Italia y ahora estaban por ocupar Apatzingán, bastión de Los Caballeros Templarios para acabar con ellos.
El Estado en vez de ayudarlos, como está unido con los narcos a través de los jefes de la supuesta lucha contra el narcotráfico porque ganan mucho más que como generales u oficiales de policía, quiere desarmar a los grupos de autodefensa. Si lo logra los expondrá a la muerte inmediata por parte de los narcos y sus sicarios, entonces no se van a desarmar, van a resistir.
Se puede llegar a enfrentamientos no solo contra los narcos como hasta ahora sino también contra la policía y el ejército, es decir, puede estallar un proceso muy importante en pleno corazón de México, porque tanto Michoacán, como Guerrero y Oaxaca, son los estados campesinos que están en el centro del país rodeando la ciudad de México.
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