A un mes del artero asesinato de Sergio Hugo Ureiro Castañeda, defensor del medio ambiente, sus familiares, amigos y colonos de San Diego realizaron una marcha donde exigieron justicia.
A las cinco de la tarde empezó la movilización en el lugar conocido como La Mona, donde vivía cerca el defensor. Una lona lucía en lo alto de su casa en forma de un memorial para no olvidar que se trata de una víctima de la violencia que azota en Tlapa. En los carteles que portaban hombres y mujeres se leía: “Justicia para Sergio”, “no más violencia en Tlapa”, “justicia para el ambientalista”, “autoridades asesinas”, “no impunidad”.
Durante el recorrido un señor encargado del perifoneo reclamaba al presidente “indígena”, Gilberto Solano Arreaga, llevar la cabecera municipal al desfiladero de la violencia. Lo peor de todo es que en lugar de proteger a las ciudadanas y ciudadanos los criminaliza cuando exigen sus derechos. Al mismo tiempo que los pasos seguían en el asfalto, las consignas hacían eco en la calle y en las banquetas, “Sergio no murió, el gobierno lo mató”.
Al llegar a la gasolinera donde fue asesinado Sergio Hugo su hermana Verónica rememoró que “a plena luz del día, cuando todavía no se ocultaba el sol, mi hermano estaba siendo asesinado en una zona céntrica de Tlapa, sin que ninguna patrulla estuviera cerca del lugar. No es posible que los criminales ya no se esperen a la noche para cometer sus atroces crímenes porque se sienten seguros. Lo hacen porque están respaldados. Policía municipal, estatal, guardia nacional llegaron a acordonar el área, pero lo que necesitábamos era que buscaran a quien mató a mi hermano”.
Cuando llegaron al ayuntamiento se instaló un breve mitin donde habló Verónica Ureiro, hermana y compañera de lucha de Sergio Hugo. Retrató el escenario de la violencia y señaló que “vivir con el miedo no es vivir. El miedo no nos va a hacer inmunes porque, aunque ustedes no le hagan daño a nadie, les puede tocar. La prueba está en que mi compañero y hermano, lejos de recibir un agradecimiento por lo que hizo, lo que recibió fue la muerte. No puede ser posible que a la gente que hace bien le toque el mal. Lo más cruento es que las autoridades sigan siendo tan ausentes ante el dolor. Para ellos nosotros somos uno más o uno menos en las estadísticas de la violencia”.
Las autoridades deben proteger a los seres humanos sin importar la labor que realizan, pero la realidad es otra porque los defensores son asesinados como si no tuvieran “un valor en este planeta y en este mundo. No es posible que a la gente que le vino a hacer el bien a Tlapa le paguen con la muerte. No es justo. El único delito fue rescatar un espacio público para que lo disfruten sus hijos y sus nietos. Le hicimos un bien a Tlapa, aunque tal vez no está preparado para estos cambios”, reflexionó Verónica.
Los cambios como sociedad no son una ocurrencia de las y los defensores del medio ambiente, sino de una crisis planetaria con el cambio climático. La globalización del capitalismo rapaz da como resultado catástrofes globales que necesariamente nos toca vivir en la Montaña y por supuesto Tlapa. Es la lucha en que se sumergió Sergio Hugo.
“Hoy se cumple un mes del terrible asesinato de mi hermano, el arquitecto Sergio Hugo Ureiro Castañeda. El 6 de enero del 2024 nos sumamos a una lucha por el rescate de la plazuela de Los Cántaros en el barrio de San Diego, porque pensamos que Tlapa necesita más espacios libres. Con sus manos él quitó el concreto que estaba ahogando los árboles de palahuacates. Por eso exijo justicia porque no es justo que le hayan quitado la vida”, denunció Verónica.
Lamentó que nos estamos acostumbrando a que nos maten sin que las autoridades se inmuten. Nos hacen lo que quieren. En ese tenor, invitó a la población en general a reflexionar si queremos seguir viviendo así, con el miedo y asediados por la violencia. “El poder cambiar está en el pueblo, en los ciudadanos de a pie”, porque no se puede permitir que se sigan reeditando estos crímenes deleznables. Es importante alzar la voz para denunciar las tropelías y pelear por los derechos.
Verónica exigió seguridad y que se esclarezca el crimen de su hermano. “A lo mejor nadie se da cuenta o quizá Tlapa es un lugar olvidado por todo mundo. Sin embargo, desde acá hago un llamado al gobierno federal, a la presidenta Claudia Sheinbaum, para que voltee a ver a la Montaña. Sólo vienen en temporadas de campaña a pedir el voto y después se les olvida. Que vengan a ver si es verdad que el municipio vive tan tranquilo como lo pregonan las autoridades locales. Que hagan bien su trabajo con la sociedad que les dio la confianza de gobernarla”.
A pesar de la indiferencia de los gobiernos exigió a los tres niveles de gobierno justicia para su hermano “Sergio Hugo Ureiro Castañeda y seguridad para todos los ciudadanos de Tlapa porque no deben vivir con miedo, no podemos seguir así. ¡Justicia, justicia, justicia para Sergio! ¡Qué queremos, justicia! ¡Sergio no murió, el gobierno lo mató!”
Minutos después del mitin un vehículo entró a la calle donde se realizaba la protesta con la intención de arrollar a los manifestantes, incluyendo niños y niñas que también estaban participando. Las personas se orillaron para evitar ser aplastadas y el vehículo aceleró golpeando la camioneta de perifoneo. La gente indignada sólo pudo vociferar por la agresión.
La protesta terminó cuando encendieron veladoras y junto a una fotografía de Sergio Hugo las fueron colocando en los escalones de la entrada principal del ayuntamiento de Tlapa en su memoria y como esperanza de justicia.
Publicado originalmente en Tlachinollan