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Este artículo pretende dejar claro por qué Kubuntu es lo que es. Es necesario escribirlo porque la gente se confunde continuamente.

Kubuntu no es Ubuntu

Fuentes: Apachelogger’s Log

Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

Entidades

Empezaremos explicando cuál es la relación que hay entre las entidades que rodean a Ubuntu.

Primero y principalmente tenemos el proyecto Ubuntu, ese gran monstruo que incluye el Escritorio Ubuntu Desktop, el Servidor Ubuntu, Kubuntu, Xubuntu, Edubuntu y algunas otras cosas. Se podría pensar que el proyecto Ubuntu es una especie de paraguas que se extiende sobre la mayoría de actividades (semi-)oficiales que rodean a Ubuntu. Empaquetar software con KDE sería una de ellas, de modo que hasta si se es desarrollador de software de Kubuntu se es colaborador de Ubuntu en general.

Esta relación se aprecia incluso públicamente.

En Kubuntu otorgamos una condición especial de miembro a las personas que han demostrado ser colaboradores valiosos de Kubuntu. Cuando se nos otorga esa condición se nos concede una dirección de correo electrónico con el dominio @kubuntu.org y algunas otras cosas guays. Tal vez esa condición de miembro no sea tan vistosa, pero refleja la relación existente entre Kubuntu y Ubuntu. Cuando alguien pasa a tener esa consideración de miembro de Kubuntu, también se convierte en miembro de Ubuntu (técnicamente hablando, los miembros de Kubuntu son un subconjunto del de los miembros de Ubuntu). Esa es la razón por la que un colaborador de Kubuntu es también, en última instancia, un colaborador de Ubuntu (del proyecto en su conjunto, aunque no necesariamente de la distribución Ubuntu).

Ahora ya sabemos que Ubuntu es una gran entidad compuesta por otras (como Kubuntu); pero, al mismo tiempo, Ubuntu es también el nombre de la distribución del entorno de escritorio GNOME producido por el proyecto Ubuntu.

Hasta ahora estaba refiriéndome a Ubuntu como un proyecto y, dicho en pocas palabras, ese proyecto está impulsado por una comunidad. Sin duda, Kubuntu y Ubuntu tienen personas contratadas a tiempo completo, pero hay centenares de personas, o tal vez millares, que dedican a colaborar con Ubuntu su tiempo libre. Y aquí es donde todo este asunto se vuelve un poco lioso de comprender.

Kubuntu está controlado en una proporción de 5 a 1 por la comunidad, y Ubuntu (la distribución del entorno de escritorio) no. Podríamos preguntarnos cómo he llegado a la proporción de 5 a 1. Bueno, el Consejo de Kubuntu (en buena medida, y para casi todos los aspectos, la más alta autoridad dentro de Kubuntu) está compuesto por 6 miembros, de los cuales 5 no trabajan para Canonical.

Canonical, otra instancia más. Canonical es una empresa que trata de ganar dinero con los productos de Ubuntu. Canonical también es la empresa que hace posible Ubuntu, el proyecto en general. Como es lógico, podemos olvidar este detalle con facilidad, pero sin Canonical no existirían páginas web terminadas en «buntu», ni la aplicación web Lanunchpad y, en consecuencia, no existiría demonio de compilación, ni posibilidad de crear imágenes diarias en CD con coherencia… En general, probablemente ni siquiera existiría la infraestructura informática para hacer funcionar todas esas cosas. De modo que, asimismo, los gastos de infraestructura (incluidos los de mantenimiento, etc.) deben ser de una envergadura considerable. Ahora no he sido del todo sincero. Canonical no solo trata de ganar dinero con los productos Ubuntu; en realidad, Canonical está impulsando el desarrollo de casi todos estos productos (al menos, hasta un determinado punto).

Así que el proyecto Ubuntu está impulsado por la comunidad y por Canonical. Algunas partes más por la comunidad, y otras más por Canonical. En el funcionamiento habitual, esto quiere decir que la comunidad puede centrarse en las partes más divertidas, mientras que Canonical rellena los huecos de las demás tareas necesarias para poner en marcha el proyecto creativo de una distribución. Y es una cosa buena en su mayor parte. Casi todos estos colaboradores voluntarios lo hacen porque es divertido, o porque quieren alcanzar un objetivo personal (pongamos por caso, crear un sistema que cargue el sistema en menos de dos segundos); pero, por lo general, no todo el trabajo del proceso de creación de una distribución es divertido. Supongo que no es preciso decir que habría menos colaboradores si tuvieran que dedicar una cantidad importante de su tiempo a asuntos demasiado complicados y tediosos. Pero, como alguien tiene que hacerlo, ¿por qué no alguien que cobre por hacerlo? 😉

Por supuesto, la imagen está simplificada, pero lo que trato de subrayar es que en el seno del proyecto Ubuntu hay cierta simbiosis entre actividades.

Poder y responsabilidad

En el primer cómic de Spiderman vemos escrito que «¡un gran poder conlleva una gran responsabilidad!». Son palabras muy ciertas, y también en el contexto de Ubuntu. Quienes tienen el poder para producir cambios en el desarrollo también deben ser responsables si la dirección era equivocada. Y yo diría incluso que quienes tienen una gran responsabilidad deben merecer el poder de producir cambios en el desarrollo.

¿Qué significa esto en el proyecto Ubuntu?

Canonical escogió GNOME como entorno de escritorio y Debian como distribución, de modo que crearon una nueva distribución basándose en esos dos paquetes de software existentes. Canonical vende contratos de servicio técnico; en realidad, Canonical trata de sobrevivir sólo con esos contratos y con alguna otra actividad asociada y enmarcada en el universo Ubuntu o su órbita. De modo que, en última instancia, para sus clientes y socios son responsables cuando algo funciona mal en el producto. Así que supongamos que el producto es Ubuntu, la distribución, y que lo malo es que GNOME se estropea por completo. El cliente no se quejará ante la comunidad, aun cuando en cierto grado sean responsables de realizar aportaciones al producto. El cliente irá a quejarse al único con el que tiene contrato, que sería Canonical. De modo que Canonical es responsable y, por tanto, debe tener al menos mucho poder para evitar situaciones en las que perdiera una cantidad importante de dinero a causa de problemas derivados del producto. Lo que trato de decir no es que Canonical tenga o deba tener el control absoluto sobre Ubuntu, la distribución o el proyecto, sino que tiene la dosis de control necesaria para asegurarse el negocio y, en consecuencia, asegurar el futuro de Ubuntu en su conjunto.

La imagen de Kubuntu es diferente. Kubuntu nació de un esfuerzo colectivo por llevar el entorno de escritorio KDE a la programa básico de Ubuntu. Canonical decidió utilizar GNOME en su escritorio, y algunos miembros de la comunidad decidieron crear otra versión con que tuviera un entorno de escritorio KDE. Al parecer, Canonical pensó que era buena idea e incorporó a Kubuntu en el proyecto Ubuntu, con lo que proporcionó infraestructura para crear paquetes y ofrecer servicios de alojamiento y almacenamiento de páginas web y creación de imágenes en CD… Pero tenían muy poco interés en explotar el negocio potencial que acompaña a un entorno de escritorio con KDE basado en Ubuntu, aunque había sin duda cierto potencial y, en consecuencia, decidieron asumir una pequeña responsabilidad, a saber: contratar a tiempo completo a uno de los fundadores de Kubuntu. Sin embargo, la comunidad siguió impulsando prácticamente todos los aspectos y, por tanto, tenía también casi todo el poder sobre el rumbo del desarrollo, sencillamente porque eran responsables del producto y su desarrollo.

Kubuntu no es Ubuntu

Esta afirmación podría parecer increíblemente obvia y, sin embargo, de vez en cuando alguien no comprende exactamente en cuántos niveles tiene validez.

Sin duda, desde el plano técnico, Kubuntu no es Ubuntu porque utiliza un entorno de escritorio KDE, que a su vez utiliza el núcleo del programa básico de Ubuntu… Pero algunos otros ámbitos de aplicación de la afirmación anterior revisten aún más relevancia. Kubuntu no es un gran proyecto como Ubuntu; forma parte del proyecto Ubuntu y, por consiguiente, debe cumplir hasta cierto punto con su normativa y regulación. Esto, por ejemplo, quiere decir que no podemos añadir sin más en nuestros CD algún software no gratuito escogido al azar. También significa que Kubuntu no es la marca que escogió Canonical, sino que es Ubuntu, razón por la cual el proyecto se llama Ubuntu, la distribución se llama Ubuntu y los productos asociados guardan algún tipo de relación con Ubuntu; posiblemente reutilizando incluso la marca original (por ejemplo, Ubuntu One).

Otra diferencia importante es que casi todos los cambios de Kubuntu no provienen de Canonical. O bien se originan en KDE, o bien en el seno de la comunidad de desarrollo de Ubuntu (y, de ella, también hay sólo dos personas que trabajan para Canonical… imagínense). Uno de los ejemplos más curiosos de suposiciones erróneas en este ámbito, que me afectan, fue que, al parecer, el instalador de Mozilla Firefox, que está disponible en la versión de Kubuntu 9.10 y posteriores, fue creado por Canonical. Al menos, varias reseñas así lo afirmaban; bueno, en realidad, fui yo quien lo creé, y no soy empleado de Canonical, ni Canonical es propietaria del código.

En general, se podría decir que las cosas que pasan en Kubuntu no tienen nada que ver en su mayoría con Canonical y que, en los casos en que tienen que ver, están aprobadas o toleradas por la comunidad de Kubuntu. A partir de mi afirmación de que quienes tienen poder deben ser responsables y quienes son responsables deben tener poder, me gustaría dejar claro lo siguiente: la comunidad de Kubuntu tiene casi todo el poder y casi toda la responsabilidad. Atribuir responsabilidad a Canonical de los problemas de Kubuntu que, como en cualquier proyecto de software, hay infinidad, es sencillamente falso. Porque, aun cuando hubiera conducta inapropiada por su parte, la comunidad todavía no ha hecho nada al respecto.

Consecuencias

La afirmación que da título a este articulo también implica algunas cosas. Lo primero y más importante es que Kubuntu no necesita recibir la misma atención de Canonical que recibe Ubuntu, la distribución. Tampoco tiene mayor sentido. Ni desde la perspectiva de Kubuntu, ni desde la de Canonical.

Desde el punto de vista empresarial, Canonical tendría que invertir suficientes recursos para convertir a Kubuntu en una oportunidad de negocio viable, que luego competiría directamente con su otro sistema, Ubuntu, que es en todo caso la principal portadora de la marca. Así que sería un pequeño problema, puesto que desde el punto de vista de la percepción pública, Kubuntu es una marca diferente de Ubuntu (aun cuando pudiera estar asociada de uno u otro modo). Por supuesto, eso no es precisamente bueno para ninguna de las dos marcas, porque acaban compartiendo el volumen de atención pública en lugar de tratar de atraerla específicamente hacia una de ellas en particular.

Y, al mismo tiempo, eso significaría que Canonical adquiere más responsabilidad (y, por tanto, necesita más poder; véase más arriba). Así que, en última instancia, eso convertiría a Kubuntu no tanto en una comunidad de esfuerzos como en una comunidad semejante a Canonical (podríamos suponer que aproximadamente en el mismo grado que sucede ahora con Ubuntu). Todo esto desembocaría entonces en que habría que buscar los orígenes de Kubuntu mucho más lejos del entorno de escritorio KDE porque, evidentemente, una empresa querría por todos los medios diferenciar su producto del de sus competidores, y eso comporta decisiones de marca contundentes, prestaciones especiales, etcétera.

Conclusión

De manera que, como Canonical no explota actualmente todo el potencial de negocio procedente de Kubuntu, la comunidad será seguramente responsable durante bastante tiempo.

En última instancia, significa que la comunidad aplicará las reglas y el criterio de lo que considera que es lo mejor que hay. Como la comunidad está compuesta en su mayoría por personas que colaboran en su tiempo libre, el recurso del tiempo de las personas está bastante limitado y, por tanto, se deben escoger las batallas con cuidado. En consecuencia, también significa que algunas cosas sencillamente no se pueden hacer. Como, pongamos por caso, la integración con Ubuntu One, que claro que estaría muy bien, pero en la actualidad hay cosas mucho más importantes en las que trabajar. Eso mismo se puede decir para la portabilidad de Software Center. Por último, también significa que la comunidad tiene que decidir cuánta construcción de marca se compromete a hacer, y en la actualidad la opinión es limitarse a la del entorno de escritorio KDE. No sólo su diseño gráfico es de una calidad increíblemente alta, sino que también es quien más aporta al entorno de escritorio de Kubuntu, de modo que merece el máximo reconocimiento.

Sobre este último comentario también me gustaría señalar que el objetivo de Kubuntu era realizar la mejor distribución del entorno de escritorio KDE, no obtener algo con aroma a Ubuntu, por lo que aferrarse al diseño gráfico y el esquema de colores del entorno de escritorio KDE no sólo entraría en conflicto con el hecho de que la paleta de colores de Kubuntu es casi idéntica, sino también con lo que Kubuntu está tratando de conseguir.

En resumen: Kubuntu no es Ubuntu. De vez en cuando, algunos blogs, reportajes y comentarios sobre errores de sistema presuponen que Canonical es responsable de cosas que no es. En general, los demás desarrolladores de Kubuntu y yo somos responsables de Kubuntu; por favor, recuérdenlo cuando protesten o nos elogien.

Gracias.

Fuente: http://apachelog.wordpress.com/2010/03/17/kubuntu_is_not_ubuntu/