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¿Washington abre otro frente?

La Administración de Bush parece iniciar el acoso al gobierno del presidente Evo Morales

Fuentes: Granma Internacional

Incluso antes de que ganara las elecciones presidenciales bolivianas del 18 de diciembre del 2005 y de que tomara posesión el pasado 22 de enero, el Gobierno de Evo Morales entró en una de las excluyentes listas de Washington, en este caso la del « populismo «, un epíteto que sirve a la Casa Blanca […]

Incluso antes de que ganara las elecciones presidenciales bolivianas del 18 de diciembre del 2005 y de que tomara posesión el pasado 22 de enero, el Gobierno de Evo Morales entró en una de las excluyentes listas de Washington, en este caso la del « populismo «, un epíteto que sirve a la Casa Blanca y a su Departamento de Estado, encargado de hacer las advertencias, para señalar al que no les gusta o conviene.

Entonces se oye hablar de situación desfavorable para las inversiones, problemas económicos a la vista, nacionalismo y antiamericanismo, ataques a la democracia, amenazas a la seguridad nacional estadounidense, relaciones no aconsejables, y otros avisos de una probable ecuación nada favorable para los intereses de EE.UU.

No parece halagüeño para el Norte, el hecho de que el primer presidente indígena, de un país de mayoritaria población indígena, haya llegado a la casa ejecutiva con el apoyo de quienes quieren y precisan una Constitución nueva y distinta, que reconozca derechos, necesidad de desarrollo para todos, mejor distribución de los bienes, soberanía e independencia, que refunde al país; tampoco le satisface el reclamo justo de nacionalizar las riquezas que fueron privatizadas a costa de una mayor pobreza para los desfavorecidos por la fortuna (ya se habla de asumir control accionario de 10 empresas que manejan sectores estratégicos como telecomunicaciones, petróleo, ferrocarriles, electricidad y la aerolínea nacional); ni les agrada la mirada acompañante de los bolivianos hacia sus iguales en Latinoamérica, en busca de relaciones que incluyen como componente esencial la solidaridad, otra palabra vituperada en Washington.

Así que los ataques no se han hecho esperar para, desde afuera, aportar mucha sal a la pimienta que sectores oligárquicos en el interior también van esparciendo sobre una Revolución que ven venir.

A finales de febrero, comenzaron a marcar cuando le retiraron la visa de ingreso a Estados Unidos a la senadora Leonilda Zurita , del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido del presidente Evo Morales y ella misma indígena y una de sus más cercanas colaboradoras, con el absurdo argumento de que está involucrada en actos de terrorismo. Leonilda Zurita hubiera participado en una conferencia por invitación de una universidad norteamericana. El hecho fue calificado por muchos como represalia y discriminación que afecta la dignidad del pueblo boliviano.

Luego vino la descertificación del Ejército de Estados Unidos a la Fuerza Contra Terrorista Conjunta ( FCTC ), por el relevo de su comandante y la no aceptación del nombrado por Bolivia, lo que hizo afirmar al presidente Morales que rechazaban «chantaje, amedrentamiento o intimidación»… «no aceptamos el veto»… Bolivia es digna y «ningún Comandante va a ser cambiado a pedido de las Fuerzas Armadas estadounidenses».

Y lo más reciente, entre la noche del martes y la madrugada del miércoles 23 de marzo, dos potentes explosiones en sendos y modestos hoteles de La Paz, provocaron la muerte de dos personas y heridas a 11. El atentado fue cometido por un ciudadano estadounidense, Claudius Lestat D’Orleans, y la uruguaya Aida Ribeiro Acosta.

De inmediato, el presidente Evo Morales declaró: «No es posible que cuando estamos en esa transformación, una revolución democrática y cultural para vivir bien, haya esa clase de atentados», atribuyó la criminal acción a grupos oligárquicos y externos. « Hay lucha contra el terrorismo del Gobierno de Estados Unidos y nos manda norteamericanos para hacer terrorismo en Bolivia «, dijo en Santa Cruz.

Por su parte, el canciller David Choquehuanca ratificó el carácter político de la agresión, de la que culpó a grupos económicos dispuestos a crear un ambiente de inestabilidad democrática.

Coincidentemente, unos días antes de las explosiones, el Mandatario boliviano había dicho: «Jamás vamos a negociar el TLC con Estados Unidos» y propuso como alternativa el TCP (Tratado de Comercio de los Pueblos), alegando justa y razonablemente que era inaceptable que las empresas de algunos países invadan con sus productos subsidiados a los países latinoamericanos, lo que añadió está «totalmente descartado» para Bolivia.

Actualmente, Bolivia puede exportar sin aranceles a Estados Unidos textiles, productos de madera y joyas, mediante la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga, que vence en diciembre de este año y Washington pretende reemplazarla solamente con el llamado Tratado de Libre Comercio.

Se añade a estas circunstancias y avalan las declaraciones hechas por las más altas autoridades de la nación andina, que los ataques con explosivos coinciden con la fase preparatoria de la Asamblea Constituyente, cuando partidos políticos y organizaciones sociales participan de una intensa actividad con vistas a decidir a quiénes postularán como sus representantes en el órgano que determinará la nueva Constitución, la que refunde una República de mayores oportunidades socioeconómicas y que dé a quienes trabajan, y son el basamento de la nación, el acceso a la tierra, servicios básicos, que son derechos humanos inalienables, y representación gubernamental. Esas elecciones están programadas para el domingo 2 de julio.

Por demás, la Policía afirmó que la pareja tenía planificado otro atentado contra oficinas del Consulado chileno en La Paz , lo que habría hecho estallar un conflicto diplomático con el país vecino, cuando otra de las intenciones del Gobierno de Evo Morales es lograr un acuerdo definitivo de salida al mar, que rompa el enclaustramiento impuesto por la Guerra del Pacífico (1879-1883).

Si la mano de la CIA, la tenebrosa agencia del espionaje y la guerra sucia estadounidense, o de otra institución de seguridad del poderoso imperio está detrás del atentado, es un asunto a tener en cuenta, cuando ya se ve el doble juego de la presión y el requiebro para tratar de sacar a Evo Morales de la presidencia o, al menos, de neutralizarlo.

Al respecto, concordamos con esta descripción del analista Jorge Luis Ubartelli , en un artículo publicado en Rebelión , Washington se propone tres objetivos: aislar a Bolivia de Venezuela y Cuba, como elementos principales de un eje antimperialista ; obligarla a negociar en condiciones de desigualdad con EE.UU. acuerdos integrales de sometimiento, el TLC en este caso inmediato ; y preparar condiciones para desestabilizar al Gobierno boliviano si no logra los dos anteriores .

No hay duda de que el frente boliviano está en los planes estratégicos estadounidenses para este hemisferio y no vacilarán en utilizar todos los medios para lograr mantenerlo en el redil.