La proclamación de una candidata presidencial indígena por Concejo de Gobierno Indígena representa un gran paso adelante y como tal debe ser saludado y apoyado. María del Jesús Patricio Martínez, nahua, elegida candidata independiente a las elecciones presidenciales sin lazo alguno con el Estado, sus instituciones y los partidos capitalistas, seguramente logrará al cabo de […]
La proclamación de una candidata presidencial indígena por Concejo de Gobierno Indígena representa un gran paso adelante y como tal debe ser saludado y apoyado. María del Jesús Patricio Martínez, nahua, elegida candidata independiente a las elecciones presidenciales sin lazo alguno con el Estado, sus instituciones y los partidos capitalistas, seguramente logrará al cabo de una breve pero intensa campaña reunir los requisitos legales necesarios para que su nombre llegue a las boletas electorales a tiempo.
Falta aún lo esencial -el programa anticapitalista, los puntos y medidas concretas que servirán para elevar la conciencia y organización de millones de mexicanos que, con sus luchas más que con sus votos, son necesarios para cambiar la relación de fuerzas en el país.
Porque el hecho de que una mujer indígena sea candidata a la Presidencia es sobre todo un fuerte símbolo de que la campaña pretende llegar a los más oprimidos de los oprimidos, a los más discriminados y explotados, a las que pueden ser asesinadas por el hecho de ser mujeres jóvenes o pueden ser víctimas de los abusos del poder estatal racista y opresor. Pero la etnia o el sexo de una persona no son por sí mismos decisivos. Como en todas las etnias, entre los indígenas hay asesinos, ladrones, sicarios, sumisos, militantes del PRI o el PAN así como hay héroes colectivos. Porfirio Díaz era indígena. El fascista Netanyahu es tan judío como Marx, Trotsky, Rosa Luxemburgo. Golda Meier, Margareth Tathcher, Angela Merkel no honran precisamente a las mujeres. No faltan en Estados Unidos y en África negros asesinos y represores de los negros…
Lo esencial es el programa, qué piensa imponer en las luchas no institucionales y en las instituciones una candidata que declara ser anticapitalista. ¿Se limitará a luchar por los derechos inalienables y las reivindicaciones legítimas de los indígenas y por los derechos generales de las mujeres o incorporará a la lucha en pie de igualdad a las organizaciones y tendencias revolucionarias anticapitalistas no indígenas y combatirá junto a las mujeres no indígenas contra el patriarcalismo y sus efectos letales?
México necesita transformaciones democráticas radicales, como la igualdad ante la ley y el fin de la discriminación a mujeres e indígenas, pero sobre todo necesita construir una fuerza independiente anticapitalista de masas, con indígenas, mestizos, afros y blancos, que vaya más allá del EZLN y del CNI, que son revolucionarios pero minoritarios entre la población e incluso en la vasta izquierda anticapitalista que ha crecido en el país desde Ayotzinapa.
Aseguremos que Marichuy Patricios consiga las firmas y avales necesarios pero, particularmente, que el CNI evite los peligros del sectarismo, que pueden resultar mortales para una candidatura basa en el combate a la discriminación.
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