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La CIA y la oligarquía en contubernio contra Bolivia

Fuentes: CEPRID

El imperio yanqui con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la USAID, el Instituto Republicano Internacional (IRI), el National Democratic Institute (NDI) y otras instituciones norteamericanos especializadas en subversión, desestabilización de gobiernos y acciones separatistas conviven en contubernio público con las oligarquías bolivianas y sus organizaciones de la derecha fascista como el Comité Cívico y […]

El imperio yanqui con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la USAID, el Instituto Republicano Internacional (IRI), el National Democratic Institute (NDI) y otras instituciones norteamericanos especializadas en subversión, desestabilización de gobiernos y acciones separatistas conviven en contubernio público con las oligarquías bolivianas y sus organizaciones de la derecha fascista como el Comité Cívico y la Unión Juvenil Cruceñita, para derrocar al Gobierno de Evo Morales y crear pequeñas repúblicas in-dependientes para servir a las clases dominantes y a los intereses geopolíticos de Estados Unidos y las transnacionales que saquearon los recursos naturales de los Departamentos de Santa Cruz de la Sierra, Beni, Pando, Tarija y Cochabamba.

La tétrica Agencia Central de Inteligencia -CIA- encuentra en las oligarquías antipatria y en las grandes empresas de comunicación social, a sus aliadas naturales para derrocar gobiernos progresistas y democráticos que se transforman en peligrosos para los fines de dominación imperial. En Bolivia, la CIA ha entrado a la etapa final de la «Operación Media Luna» que tiene como objetivo final concretar los planes separatistas que terminarían ahogando al gobierno de Evo Morales.

Los planes de la CIA y demás entidades estadounidenses se ejecutan bajo la supervisión directa del Embajador Philip Goldberg en La Paz, que se especializó en asuntos desestabilizadores y que acumuló una larga y extraordinaria experiencia en la separación y desmembración de Yugoslavia y en la proclamación de Kosovo como un nuevo Estado que se ha convertido en una inmensa base militar y política de Estados Unidos, en la conflictiva y estratégica área de los Balcanes. Goldberg por su «trabajo» en Bolivia ha sido propuesto para galardonarlo con el premio «Diplomacia por la Libertad» que ofrece el Departamento de Estado a los funcionarios que han cumplido exitosamente los proyectos diseñados por la Casa Blanca, la Secretaría de Seguridad Nacional, el Pentágono y la CIA.

La «Operación Media Luna» pretende derrocar a Evo Morales, primer Presidente indígena de Bolivia, conforme con una denuncia de Pablo Estefanía fundamentada en declaraciones de una persona «desencantada» de la oposición y de los planes desestabilizadores de la CIA contra Bolivia. Informa que la CIA ha recurrido a establecer alianzas económicas y políticas con las oligarquías y la oposición radicada en las derechas, algunas de las cuales son, en esencia, de corte fascista. A la CIA le tiene sin cuidado que en el proceso ocurran acciones violentas y que inclusive puedan causar la muerte de cientos de bolivianos que si son indios, la muerte carece de importancia, porque el separatismo liderado por los «blancos» tiene hondas raíces en la discriminación racial que ha incentivado el odio patológico a todo lo que suene o huela a indio.

La CIA comenzó sus actividades desestabilizadoras y separatistas con un estudio pormenorizado, amplio y profundo de la situación política boliviana y se infiltró en los partidos y movimientos sociales que apoyan a Evo Morales, y luego se concentró en las oligarquías y partidos políticos de oposición. En la primera fase recurrió, también, a los medios de comunicación social para plasmar una guerra mediática en contra del Gobierno legítimamente constituido. A través de las empresas de comunicación en manos de los sectores dominantes, con técnicas de guerra sicológica, ejecutó una guerra sucia al difundir toda clase de rumores, mentiras, exageraciones y desaguisados mediante la manipulación, tergiversación y desinformación. Así pretendió confundir a la población indígena y blanco-mestiza que apoya a Evo Morales.

En la segunda etapa, la CIA se concentró profundamente en los sectores de oposición y en las oligarquías y estableció fuertes vínculos con cada sector a fin de incrementar el odio al indio Presidente, y soliviantar a las clases dominantes que fueron persuadidas de que a ellas y sólo a ellas les corresponde gobernar a Bolivia. En esta fase, la CIA recurrió a la USAID y a otras instituciones estadounidenses como el IRI y el NDI a fin de que con sus programas coadyuven a los planes separatistas y desestabilizadores, en los que poseen una elevada especialización. En esta etapa, la USAID financió el viaje de los Prefectos de Santa Cruz, Tarija, Cochabamba y Beni a Estados Unidos. A través de las instituciones estadounidenses, en especial la USAID, la CIA concedió todo tipo de apoyo y, particularmente, financiero, a los procesos de autonomía separatista de los Departamentos a cuyos prefectos los llevó a una gira con todos los gastos pagados.

La injerencia del imperio en los asuntos internos de Bolivia llega al cinismo y al mayor de los descaros. Con la colaboración de la gran prensa y sus agencias internacionales uncidas al capital transnacional promueven el movimiento separatista y a menudo recurren a otras organizaciones extranjeras como es el caso de la «colonia croata en Bolivia» que representa un sector blanco-elitesco de marcada tendencia fascista y, consecuentemente, de las políticas de ultraderecha que se expresan en rabiosa oposición a Morales. El grupo croata está integrado, entre otros, por los separatistas Marincovich, Radich, Culhis, Tadich, Acaminivich, Matcovich, Petrachevich, Sitich. Estos sectores croatas fueron expulsados de Yugoslavia y reclutados por la CIA que ayudó a que sean insertados en Bolivia, mediante resoluciones de los dictadores bolivianos al servicio de Washington.

 

La «nación camba»

Los croatas, junto a inmigrantes españoles, alemanes y hasta libaneses conforman la denominada «nación camba» que es un paraíso de las derechas extremistas y de los fascistas blancos. Los dictadores protegieron a criminales nazis que llegaron a Bolivia e inclusive a la mafia italiana, cuyos descendientes son, ahora, líderes del separatismo que, de triunfar, les dejaría inmensas fortunas, acaparamiento de tierras y ricos negocios hidrocarburíferos. El senador venezolano Carlos Wimmer afirmó que estos sectores son lo que «nutren de armamentos a esos grupos fascistas, como la llamada Unión Juvenil de Santa Cruz, coordinada por grupos nazis y que se constituyen en paramilitares»

La gran prensa boliviana, estadounidense e internacional, como un homenaje a la libertad de expresión del pensamiento y el derecho de los pueblos a la información, callan y ocultan la presencia de efectivos militares separatistas que cuentan con la asesoría, entrenamiento y apoyo directo de militares profesionales de Brasil y Colombia. Así, el separatista Comité Cívico de Santa Cruz, dirigido por el croata Branco Marincovich cuenta con el apoyo del imperio de Bush, la CIA, los neonazis, los mafiosos y las transnacionales entre las que se destacan: Repsol, Chaco, Andina, Transredes.

La CIA tuvo especial cuidado en el momento de establecer vínculos con la juventud oligárquica de Santa Cruz y de los demás Departamentos separatistas. Con la USAID de por medio brindó ayuda y colaboración a un Centro de la Universidad San Xavier, programado para dirigir el manejo de tierras y recursos naturales, financió y dirigió el adiestramiento y formación de los grupos juveniles de Santa Cruz que crearon la Unión Juvenil Cruceñita, grupo paramilitar fascista que el 4 de mayo, día del referéndum separatista, organizó varios enfrentamientos violentos con los sectores populares como el Plan Tres Mil de Santa Cruz., opuestos al proceso oligárquico. Ese grupo de la Unión Juvenil utiliza símbolos y colores de la Alemania fascista de Hitler y ha sido entrenado en estrategias y tácticas militares. El imperio y la CIA, al parecer, no tendrán ningún reparo ético para acabar con el gobierno socialista de Evo Morales.

La CIA apura sus tareas encubiertas. En la siguiente fase de la «Operación Media Luna» trabajó intensamente en una serie de operaciones sicológicas encaminadas a saturar de propaganda negra al país, ejecutar la guerra mediática para exacerbar los sentimientos separatistas fundamentados en el más aberrante odio racial. Llegó al colmo del cinismo al reclutar a un estudiante de la Fundación Fullbright para que localice a cubanos y venezolanos en Bolivia. El joven denunció ese hecho y el Embajador Goldberg tuvo que pedir disculpas al gobierno de Evo Morales. La CIA entrará en la fase final al reclutar a oficiales de las Fuerzas Armadas y de la Policía de Bolivia, para que encabecen un levantamiento armado que deponga a Evo Morales.

La CIA coordina las actividades opositoras a Evo Morales al interior de Bolivia y en el extranjero. Así, la Cámara Boliviana-Americana de Comercio que tiene su sede en New York financia una parte de los proyectos separatistas de los Prefectos de Santa Cruz, Beni, Pando, Cochabamba y Tarija. La «Operación Media Luna» debe concluir exitosamente en el mes de junio de este año, pero podría extenderse hasta agosto, mes en el que se efectuará el referendo revocatorio. En este proceso continuará la guerra mediática con el uso intensivo de todas las estrategias y técnicas de la guerra sicológica de la que la CIA es especialista y a la que suele recurrir, a menudo, en diferentes partes del mundo. La otra estrategia que utiliza la CIA en sus operaciones encubiertas es la de «dividir para reinar». En la actualidad se esmera en crear divisionismos entre las Fuerzas Armadas y Policiales leales al Gobierno de Evo Morales.

En el sector civil, a más de los referendos, la CIA prepara el terreno para provocar el descontento popular si alcanza éxito en sus planes de desestabilización económica, que crearían el caos y provocarían la parálisis del país con la ayuda de huelgas, paros, manifestaciones de protesta y de apoyo, marchas, tomas de carreteras y de tierras por indígenas pobres. Todo el plan está financiado por las oligarquías y la Embajada de Estados Unidos en Bolivia, tanto que no esconde la participación de la ciudadana yanqui Ammy Webber que se convirtió en asesora de la oposición de Santa Cruz de la Sierra. La cabeza visible de la oposición separatistas está integrada por Manuel Jesús Suárez Ávila que fue secretario particular de Sánchez de Lozada, el fatídico Goni, Juan Manuel Arias, representante de la oligarquía cruceña, el Presidente del Senado de mayoría opositora Oscar Ortiz y nada menos que por otro Estadounidense: James Carville, famoso publicista.

La CIA está completa y se pasea por Bolivia a pesar de Evo Morales que denunció públicamente que desmanteló en el año 2006, una oficina que mantenía la CIA en el propio Palacio de Gobierno. El Presidente Evo Morales dijo: «Después de dos o tres meses (de haber asumido la Presidencia) nos damos cuenta de que en Palacio, había una oficina de la CIA que estaba a cargo de un ex general de Policía». La CIA es audaz y la CIA no perdona, de allí su desesperado esfuerzo para acabar con el Presidente Morales, sólo que esta vez, los planes de la CIA están condenados al fracaso porque Bolivia y Morales cuentan con el apoyo de la mayoría del pueblo boliviano y con la solidaridad combativa de la inmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos.

La conjura oligárquica

La secesión, separatismo, autonomía merecen sólo repudio por parte de todos los pueblos libres y democráticos de nuestra Patria Grande: América Latina. En el documento Bolivia: La conjura oligárquica, distribuido por Rebelión y Red Voltaire se afirma: «Bajo el signo de la ilegalidad de origen, y mediante recursos fraudulentos y antidemocráticos, las autoridades oligárquicas de la provincia de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, realizaron un referendo para hacer aprobar un «estatuto autonómico» aberrante, que trasladaría facultades irrenunciables del gobierno central a la administración local: entre las 44 competencias que pretenden arrogarse los gobernantes cruceños destacan la administración de los recursos naturales, el manejo fiscal, el reparto agrario, el control del transporte carretero, ferrocarrilero, aéreo y fluvial, el mando de telecomunicaciones y hasta la vigilancia aérea mediante radares, así como la salvaguardia del orden público, que en el orden constitucional boliviano corresponde al gobierno central. Para decirlo en forma breve, el proyecto de los oligarcas de Santa Cruz no es autonómico sino secesionista, e implica un proceso de desintegración nacional, como no lo planea ningún otro estatuto autonómico en el mundo, salvo tal vez los obtenidos por las regiones iraquíes kurda y chiita bajo la ocupación militar estadounidense».

 

El presidente Evo Morales ha rechazado altivamente el referendo oligárquico santacruceño y ha sido enfático al sostener que es el gobierno estadounidense el que encabeza la conspiración, habida cuenta que desde Washington se ha venido alentando el pretendido estatuto autonómico cruceño, a fin de negociar con la oligarquía local el acceso a los yacimientos de petróleo y gas y los recursos hídricos de la región.

 

Emir Sader, por su parte sostiene: «Una de las nuevas modalidades que asume el racismo hoy día es el separatismo, formas de intentar delimitar territorios de la raza blanca, apropiándose privadamente de riquezas que pertenecen a la nación y a su pueblo. Ya conocíamos esos intentos bajo la forma de barrios ricos que buscaban definirse como alcaldías propias, para que los impuestos que son obligados a pagar por una parte de sus inmensas riquezas, se queden para aumentar los beneficios de sus barrios atrincherados, detrás de los cuales buscaban aislar y defender con seguridad privada, desde luego, sus formas privilegiadas de vida» Sader denuncia que el referendo separatista es expresión oligárquica, racista y económica porque quieren seguir usufructuando de las riquezas de Santa Cruz para su propio beneficio y porque los oligarcas quieren, además, impedir que el gobierno de Evo Morales continúe con el proceso de reforma agraria y que se extienda por todo el país. La oligarquía terrateniente, busca reservarse el derecho a disponer de la concentración de tierras en sus provincias, para seguir exportando soya transgénica y acumulando riquezas para ellos y no para el país y el pueblo bolivianos. Sostiene que el proyecto autonómico es racista porque su prensa oligopólica no esconde sus prejuicios contra los indígenas, contra Evo Morales. No deja de contraponer su raza blanca a la de la gran mayoría del pueblo boliviano, a la que secularmente ha explotado, discriminado, oprimido, humillado.

 

Se calcula que entre el 55% y el 60% de la población de Bolivia es indígena: quechuas y aymarás son mayoría en un conglomerado donde habitan otros grupos como chiquitanos, guaraníes, ayoreos, guarayos, pausernas, chiriguanos y otras minorías étnicas. A pesar de la mayoría indígena, durante 500 años han dominado los blancos y blanco-mestizos a los que, naturalmente, no les gusta que un indígena sea Presidente de la República y mucho menos que sea un indígena el que haya comenzado a arrebatarles privilegios atávicos. En esta realidad está el génesis del odio blanco-mestizo al indígena Presidente y en la situación económica que cambia radicalmente con la nacionalización de los hidrocarburos y los recursos naturales. Las oligarquías bolivianas, fieles a los negocios con las transnacionales quieren repúblicas propias para ellas, a fin de que los ricos recursos hidrocarburíferos, madereros y metalúrgicos sean propiedad privada de ellas y no del pueblo boliviano en su conjunto

 

Al respecto, Fernando Bossi, alto dirigente del Movimiento Bolivariano de los Pueblos sostiene: «Primero la plata, luego el estaño, más tarde el gas y el petróleo, siempre los recursos naturales, fueron, durante más de 500 años saqueados por la oligarquía en complicidad con los imperios de turno (España, Inglaterra y Estados Unidos). Bolivia así, en ese camino de explotación y atropello perdió su salida al mar ante la feroz embestida de la oligarquía chilena. Luego se desangró en una guerra contra Paraguay inventada por las petroleras Stándar Oil (la actual Exxon de Estados Unidos) y la Shell (Inglaterra). Más de 200 mil muertos entre paraguayos y bolivianos, regaron con su sangre el inhóspito territorio del Chaco, donde las empresas imperialistas pensaban que había petróleo».

 

Siempre el petróleo como causa primigenia del imperio y las oligarquías. Por eso escogieron a Santa Cruz como su base de operaciones contra el gobierno de Evo Morales. Santa Cruz de la Sierra con los departamentos de Tarija, Pando y Beni forman la Media Luna que colinda con Paraguay. Es el nombre que escogió la CIA para el desarrollo de su operación desestabilizadora y separatista porque esa Media Luna concentra toda la riqueza del país: hidrocarburos, ganadería, agricultura y madera. El 44% del PIB de toda Bolivia lo aporta esa región, según Bossi.

 

«El pretexto para derrocar al gobierno de Evo, entonces, es el tema de las autonomías, que quiere decir: no dejarse gobernar por los indios de occidente. Si el país ya no es más de nosotros -analizan- nos separamos y constituimos nuestro propio país; para los indios el occidente, el altiplano pobre; para nosotros el oriente rico y pujante. Esta idea es apuntalada permanentemente desde la Embajada de los Estados Unidos y la Confederación Internacional por la Autonomía Regional, CONFILAR, suerte de internacional latinoamericana que nuclea los máximos exponentes de las oligarquías zuliana en Venezuela, guayaquileña en Ecuador y santacruceña en Bolivia» informa Fernando Bossi en su ensayo sobre la situación autonómica de Santa Cruz.

 

El presidente Evo Morales en sus valientes denuncias expresaba que el Embajador de Estados Unidos ante la OEA es el defensor de la separación de los departamentos bolivianos. Estados Unidos encabeza la conspiración, el Embajador ante la OEA celebró la división de Bolivia. Celebró conductas anticonstitucionales y apoyó a grupos de poder que no quieren la igualdad para nuestros pueblos, dijo.

 

El Presidente de la República de Bolivia, Evo Morales, expresó con paciencia y sabiduría: «Hablemos de autonomía, no para la oligarquía, sino para los pueblos que permanentemente luchamos. Estos grupos (separatistas) eternamente han estado en el Palacio y que perdieron sus privilegios, han gobernado y permitieron que se saqueara nuestro país, nuestros recursos naturales, así como la privatización de empresas, incluidos recursos básicos y ahora plantean este sistema que demuestra su verdadero interés: el control económico».

 

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Centro de Estudios Políticos para las Relaciones Internacionales y el Desarrollo (www.nodo50.org/ceprid)