La Asamblea Constituyente de Bolivia está a un paso de reventar, tras que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), del presidente Evo Morales, optara por imponer su mayoría y dejara sin efecto un pacto que otorgaba un poder de veto a la oposición petrolatifundista. Dejando atrás los acuerdos previos con la oposición, los congresistas del […]
La Asamblea Constituyente de Bolivia está a un paso de reventar, tras que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), del presidente Evo Morales, optara por imponer su mayoría y dejara sin efecto un pacto que otorgaba un poder de veto a la oposición petrolatifundista.
Dejando atrás los acuerdos previos con la oposición, los congresistas del MAS aprobaron en solitario la madrugada de este viernes una norma que les permite definir por sí solos la nueva Constitución Política del Estado y dar poderes absolutos a la Asamblea, en medio de incidentes violentos que dejaron como saldo el retiro de los opositores y una caída fortuita que dejó en estado de coma al jefe de bancada del MAS.
El reglamento aprobado en su primera instancia, y que aún debe ser aprobado en detalle, faculta a la mayoritaria bancada de asambleístas del MAS a redactar todos los artículos de la nueva Constitución, sin necesidad de negociar con la oposición ni alcanzar los dos tercios de los votos, tal como inicialmente había sido acordado en la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente.
Este reglamento define que sólo el texto final de la nueva Constitución tendría que obtener el apoyo de dos tercios para su aprobación, aunque deja establecido que si en tres votaciones consecutivas no se logra este nivel de adhesión, la nueva ley sería puesta a consideración del pueblo a través de un referéndum.
Con esta acción, el MAS intenta recuperar la libertad de acción en la Constituyente, aunque los opositores creen que ya no tendrían ni el derecho al pataleo, por lo que adelantaron su retiro.
Asamblea sin oposición
El asambleísta José Arequipa, uno de los voceros de la ultraderechista y neoliberal agrupación Podemos del ex presidente Jorge Quiroga, advirtió que la aprobación del reglamento era «un golpe institucional que se encamina a un régimen cuasi dictatorial», y dijo que en las próximas horas podrían abandonar oficialmente la Asamblea, demandarla de nulidad ante Tribunal Constitucional y emprender una campaña de denuncia internacional ante la OEA y otras.
Arequipa acusó al vicepresidente Alvaro García Linera de ser el responsable de la aprobación de este reglamento y de romper el acuerdo, ideado por el propio García Linera, para que todos los artículos y el texto final de la nueva constitución sean aprobados por dos tercios de los votos, a los que no alcanza el oficialismo.
Conspiración
En respuesta, el vicepresidente acusó a los opositores de intentar anular la acción de la Asamblea y de tratar de imponer un veto inadmisible para las minorías, a través del voto de los dos tercios que obligaba a lograr acuerdos entre la mayoría de asambleístas del MAS y los representantes del poder petrolatifundista, aglutinados en torno a Podemos y otros partidos de derecha minoritarios.
El propio presidente Morales acusó esta mañana a los opositores de Podemos, a los dirigentes cívicos y autoridades de Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca de intentar «empantanar y conspirar contra la Asamblea Constituyente», tal como lo hicieron con la «nacionalización» de los hidrocarburos, que no plantea ni la expropiación ni confiscación de las petroleras, pero sí la legalización de sus inconstitucionales contratos en mejores condiciones económicas para el Estado.
Cambio de discurso
Sin embargo, la nueva posición de García Linera sobre la Constituyente contrasta abiertamente con lo que sostenía hasta hace poco. ‘Este diseño electoral (de la Asamblea Constituyente) ha impedido la presencia de mayorías abrumadoras. Por el propio diseño, que fue resultado de un acuerdo entre la oposición y el Gobierno, nadie, nadie podía obtener más del 65 por ciento de la votación. Se privilegió, se respetó la presencia de minorías políticas, y encima, en la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, se colocó un candado: la obligatoriedad de los constituyentes a tener dos tercios del voto para aprobar sus decisiones. Por lo tanto, la obligatoriedad de alianzas, de acuerdos, de consensos, todo eso está en la misma Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, fruto de un acuerdo de oposición y de Gobierno’, decía García Linera durante su reciente visita a Estados Unidos.
Pero poco después, en la inauguración de la Asamblea, el 6 de agosto, ese acuerdo de los dos tercios, es señalado como contrarrevolucionario y pro neoliberal por el presidente Evo Morales, a pesar de que éste también avaló y firmó la ley de la Constituyente y el candado de los dos tercios.
Principio del fin
La decisión de imponer a rajatabla la mayoría simple, sin respetar los dos tercios, ha generado sin embargo resistencias y muchas dudas entre los propios asambleístas del MAS. Uno de los más influyentes, Raúl Prada, llegó incluso a advertir que la falta de acuerdos podría ser «el principio del fin de la Asamblea» y del propio gobierno de Evo Morales.
«Es fundamental que la Asamblea no pierda legitimidad», dijo al advertir que los operadores del oficialismo habían perdido el «olfato político».
Prada, presidente de la comisión redactora del Reglamento Interno de la Asamblea Constituyente, admitió que su partido no tuvo la capacidad política para sellar los acuerdos con los partidos y organizaciones minoritarias.
«Todo se cayó, creo que por la falta de un olfato político (…) Yo creo que la aprobación del reglamento por dos tercios y la revisión del reglamento, además del texto final del documento por dos tercios no nos hubiera traído mayores problemas», lamentó después de que fuera desautorizado por el MAS para lograr acuerdos con los opositores.
Un lunes crucial
La sesión para definir si se ratifica en detalle la propuesta del MAS y si se oficializa o no el retiro de los opositores está prevista para el lunes. Desde ya, Prada convoca a «no perder el control de los acontecimientos» ni a dejar «sin legitimidad a la Asamblea». El mismo vicepresidente García Linera convocó a los opositores a «recapacitar» y volver a las deliberaciones, prometiendo que la mayoría de asambleístas acogerá sus sugerencias y propuestas en la elaboración de la nueva Constitución.
A media tarde de este viernes, muchos de los asambleístas estaban en ascuas sobre la suerte de la Asamblea y seguían con preocupación la suerte del jefe de bancada del MAS, el líder campesino y ex senador Román Loayza, que aún se debatía entre la vida y la muerte.
Loayza llegó esta madrugada al borde de la muerte, al Hospital Gastroenterológico de Sucre, después de una caída sufrida en el hemiciclo del Teatro Gran Mariscal donde se desarrollan las sesiones de la Asamblea Constituyente.
Según los médicos, el diagnóstico de Román Loayza es un traumatismo encéfalo craneal severo que ha provocado un edema cerebral y una inflamación de la masa encefálica. Por el momento, la junta médica descartó una intervención quirúrgica puesto que no se ha detectado hemorragia y la prioridad es bajar la inflamación cerebral que permita al paciente recuperar la conciencia y salir del estado de coma. En esa misma situación crítica se encuentra la Asamblea.